Agronomía 23-2. 2005.pdf Resumen: Este documento relaciona algunos de los aspectos principales sobre los que reflexiona la econo- mía de la información con respecto al funcionamiento del mercado. Además, ofrece una breve introducción sobre temas aplicados del enfoque de información, so- bre la señalización en el mercado de trabajo y el mode- lo de selección adversa. Emplea luego este marco con- ceptual para hacer consideraciones sobre un modelo sugerido de ‘chantaje’, aplicado al proceso de negocia- ción que realiza un agente abstracto denominado ’pe- queño productor campesino’, y concluye sobre algunas variables que pueden explicar el proceso de decisión que asume este supuesto productor cuando decide con- tratarse en otras actividades o mantener su cultivo. Palabras claves adicionales: selección adversa, asimetría de información, productor campesino Abstract: This document presents some reflections regarding the main variables of market performan- ce using the economics of information approach. It also offers a brief introduction to related topics, such as labour market signalling and the adverse se- lection model. It uses this conceptual framework to offer considerations regarding a model of suggested ‘blackmail’, applied to understand the transactions of a hypothetical agent called the ‘small-scale farmer’. Some variables are suggested which could explain the decision-making process which such supposed produ- cers become engaged in when they decide to be hired in other activities or look after their crops. Additional key words: adverse selection, informa- tion asymmetry, small farmers Reflexiones sobre la actuación económica de pequeños productores campesinos, a partir de un modelo de ‘chantaje’1 Reflections on small farmers’ economic performance using a ‘blackmail’ model Iván A. Montoya2 y Luz A. Montoya3 Fecha de recepción: 29 de agosto de 2005 Aceptado para publicación: 21 de noviembre de 2005 1 Este documento es un artículo de reflexión y hace parte del trabajo de investigación desarrollado dentro del grupo interdisciplinario de investigación Biogestión, 2005. 2 Profesor asistente, Facultad de Agronomía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. e-mail: iamontoyar@unal.edu.co 3 Profesora asistente, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. e-mail: lamontoyar@unal.edu.co Introducción ESTE DOCUMENTO SE REFIERE A LA COMPRENSIÓN de la conducta de negociación, desde una perspectiva eco- nómica, de un supuesto agente denominado ‘pequeño productor’ ante las opciones de trabajar como asalaria- do o como productor en su unidad productiva. Usual- mente se parte de la conjetura de que el productor cam- pesino pequeño tiene comportamientos precapitalistas o irracionales al tomar decisiones, en relación con los objetivos de maximización del beneficio y acumulación de riqueza. La economía de la información puede con- tribuir a elaborar explicaciones que apuntan a demos- trar si resultan racionales las decisiones que toma este agente, cuya dotación inicial supone una combinación de factores de producción que le permitiría realizar un proceso productivo, al menos, de subsistencia y mante- nerse viable en el tiempo. Además, este documento tiene como objetivo deli- near parte del proceso de negociación de las cosechas de los pequeños productores a través de un modelo de ‘chantaje’, descrito con las herramientas de economía de la información (selección adversa), para encontrar las posibilidades de desarrollo de este tipo de actividad económica dentro de las suposiciones que se asumen. Algunos aportes de la economía de la información y el funcionamiento del mercado Las imperfecciones de la información pueden condu- cir a la ausencia de ciertos mercados y a la emergencia Agronomía Colombiana 23(2): 351-360, 2005 352 Vol. 23 · No. 2Agronomía Colombiana y/o persistencia de instituciones disfuncionales (Stiglitz, 2001). De acuerdo con esto, la investigación en el cam- po de la economía de la información realiza esfuerzos orientados a capturar los aspectos informacionales de la estructura de los mercados para estudiar las formas como los mercados se adaptan y las consecuencias de la falta de información (informational gaps) sobre el desem- peño de los mercados (Spence, 2001). Las imperfecciones de información pueden favore- cer a algunos agentes, de forma que les permite ganar poder de mercado, generándose así una competencia imperfecta, con el posible resultado de que las firmas tengan un incentivo para cargar precios en exceso al costo marginal. Esta situación implica a la larga que las decisiones y las acciones de los agentes, que conllevan información, afecten los comportamientos de éstos en el mercado (Stiglitz, 2001). La magnitud de estas asime- trías y la importancia de sus consecuencias dependen de la manera como los mercados están estructurados y del reconocimiento de la afectación de la información al comportamiento del mercado (Stiglitz, 2001). Los problemas de información no sólo tienen que ver con su escasez, pues pueden señalarse también múltiples complicaciones relacionadas con precios y calidades de objetos en el mercado (Stiglitz, 2001), además de los problemas de exceso o deformación, que pueden resultar en oportunidades (externalidades) para ciertos agentes. Según Stiglitz, en un escenario de información incompleta (y con implicaciones en los costos para adquirirla), no puede sostenerse la idea de realizar pagos por cantidades muy pequeñas de infor- mación, lo que se traduce en inconvenientes en las su- posiciones de convexidad. La ausencia o estrechez de mercados observada por Akerlof (1970), con respecto a la no diferenciación entre precios y calidades, se ve aumentada por la dificultad de sustitución entre éstas últimas y por el hecho de que existen múltiples ca- lidades diferenciales imperfectamente detectables, de forma que la alineación de incentivos es típicamente imperfecta. Es en esta situación en la que surgen las ‘señales’ por parte de agentes con alta calidad en su desempeño, quienes estarán dispuestos a señalizar su comportamiento menos arriesgado. La señalización en el mercado de trabajo Como ejemplo del problema de señalización, se muestra brevemente la situación de señalización en el mercado de trabajo, de acuerdo con Spence (1973), quien sugie- re que la contratación es un proceso de inversión bajo incertidumbre, en el que contratar a un empleado con- siste en la compra de una lotería, en sentido microeco- nómico. En su opinión el mercado de trabajo genera un bucle informacional de aprendizaje (diagrama 1): Diagrama 1. Retroalimentación informacional en el mer- cado de trabajo. Tomado de Spence (1973, p. 359). La oferta de salarios de acuerdo a diversos niveles de educación lleva a inversiones en educación por parte de los individuos. Así, un equilibrio en este proceso es mejor entendido como un conjunto de creencias que son confirmadas y, al menos, no son contradichas por los nuevos datos, ya que las creencias son persistentes en el tiempo (Spence, 1973). En algunas ocasiones, la ela- boración de contratos como incentivos para cautivar a los agentes (más o menos atractivos para la negociación) ha mostrado que sólo aquellos agentes con las calidades más bajas ‘ofrecen’ sus servicios en el mercado laboral, lo que en el análisis de la economía informacional ha llevado al estudio del modelo de ‘selección adversa’. El modelo de selección adversa Akerlof (1970) proporciona el primer modelo formal de selección adversa, en opinión de Riley (2001). En él se muestra la importancia de la información asimétrica en los equilibrios de mercado, a través del caso de los vehículos usados para la venta. La conclusión esencial del análisis consiste en señalar que los vendedores de los vehículos usados en mejores condiciones optarán por estar fuera del mercado, de forma que sólo serán comercializados los peores carros. Esto sucede porque existe información asimétrica sobre la calidad, lo que implica sugerir un contrato de negociación tanto para quienes tienen vehículos en buen estado como para quienes los tienen en mal estado. Al ofrecerse el mismo Montoya y Montoya: Reflexiones sobre la actuación económica... 3532005 contrato, los propietarios de los mejores vehículos pre- ferirán excluirse del mercado. Este tipo de contrato no diferenciador genera un equilibrio pooling o unificador, que no resulta estable (Stiglitz, 2001). Riley (2001) ilustra un caso de selección adversa a través de un modelo de seguros: en él, un contrato de seguros X = (r, m) es un acuerdo ofrecido por el asegura- dor en el que, en pago por recibir un premio m, propor- cionaría una cobertura r en el evento de una pérdida L. Si se considera una probabilidad de pérdida para cada individuo PT y unas dotaciones iniciales de riqueza W, es posible construir una función de utilidad estrictamente cóncava del tipo Von Neumann - Morgenstern: Ut (X) = Ut (r, m) = (1 - Pt) V (W - m) + Pt V (W-m - L + r) De esta función de utilidad es posible construir curvas de indiferencia y señalizar el área de beneficios renta- bles para la empresa de seguros . En la figura 1, el beneficio esperado para la compañía aseguradora (X) es positivo en el interior de la región sombreada y 0, sobre la línea m = p r. La curva de in- diferencia del grupo de bajo riesgo es suficientemente aplanada (figura 2), de forma que este grupo puede ele- gir no asegurarse, dejando solamente en el mercado a los del grupo de alto riesgo (Riley, 2001). Un análisis más completo requiere considerar varios tipos de contrato que ofrezcan coberturas variadas. Al excluirse a los de bajo riesgo, se presenta una situación inestable, ya que todos los tomadores de seguros van a ser de alto riesgo y la aseguradora se encontrará, a la larga, en una situación de quiebra si no ofrece otros tipos de contrato, pues el equilibrio se establece final- mente entre los que se aseguran y los que no toman el seguro. Si la compañía aseguradora logra que un tipo de contrato de seguro sea atractivo para personas de bajo riesgo (lo que incide en la racionalidad de los agen- tes del grupo de bajo riesgo), si logra además que ese contrato no sea atractivo para el grupo de alto riesgo (condición de compatibilidad de los contratos diferentes para los grupos) y que, como resulta obvio, sea rentable, podría tenerse un equilibrio separador. Esta actividad de búsqueda de incentivos para reconocer a los agentes de bajo riesgo se conoce como screening (tamización). Spence (1973) argumentó que estos pares de contratos son contratos que proporcionan equilibrios informacio- nalmente consistentes. La conclusión de Spence es que existe un continuo de equilibrios informacionalmente consistentes (rentables, compatibles y racionales), como los que aparecen en el área sombreada en la figura 3. En algunas críticas realizadas por Riley (1975) y Ro- thschild y Stiglitz (1976), se señala que no se explica cómo se produce la competencia en la dimensión del proceso de screening y, además, no se hace un recuento de cómo se produce el proceso en el que suceden las acciones. Finalmente, se menciona que los conjuntos de información de los agentes no están completamente especificados (Riley, 1976; Rothschild y Stiglitz, 1976, citados en Riley, 2001) y quedan inquietudes sobre la unicidad del equilibrio. Figura 1. Selección adversa y tipos de grupos de riesgo alto y bajo. Tomado de Riley (2001, p. 435). Figura 2. Selección adversa con dos tipos de contrato. To- mado de Riley (2001, p. 436). 354 Vol. 23 · No. 2Agronomía Colombiana Las situaciones de ‘chantaje’: el proceso general A partir de este marco conceptual presentado, es po- sible plantear algunas reflexiones para modelar situa- ciones de ‘chantaje’. El término chantaje proviene del francés chantage, de chanter, que a la vez viene del latín cantare, que significa cantar (Valín, 2004). De acuer- do con el diccionario Merriam-Webster’s, el chanta- je (blackmail) correspondió inicialmente a un tributo pagado en la antigüedad en la frontera escocesa por los jefes de navío para evitar el pillaje o para adquirir inmunidad frente a él. En la actualidad se le entiende como la extorsión o la coerción por amenazas, impli- cando situaciones de exposición pública o prosecución delictiva (Merriam-Webster’s, 2005). Para Valín, la definición no debe confundirse con ex- torsión. Según este autor, la extorsión implica el uso de la fuerza física, mientras que el chantaje es una transacción inmoral del libre mercado en la que se intercambia un derecho o ‘beneficio’, tal como la posibilidad de expre- sión de un agente (chantajista) para divulgar un secreto por el dinero del otro (agente chantajeado) (Valín, 2004). En el caso presente se entenderá ‘chantaje’ como una situación en la que uno de los agentes (agente 1) espera recibir un ‘beneficio’ (que suele ser evadir o eliminar la posibilidad de una amenaza o perjuicio) causado por otro agente, que, por simplicidad, se denominará agente 2. La situación de este último agente 2 resulta muy fa- vorable porque se constituye como proveedor monopó- lico del ‘beneficio’ y exige, a cambio de sus servicios de protección o provisión del beneficio, un pago que ‘com- pense’ o remunere su esfuerzo. También es conveniente decir que la percepción del beneficio crece en la misma dirección que el grado de la amenaza, que el agente 2 buscará poner convenientemente bajo su control. Estas situaciones se presentan en diversas negociacio- nes, en las que se destacan los siguientes elementos: • Existen brechas (gaps) informacionales que afectan el desempeño de mercado. • La falta de información sobre calidades diferenciales suele representar un importante volumen de la infor- mación no compartida. • Las imperfecciones de mercado conducen a que agen- tes (agentes 2) adquieran poder de mercado, haciendo que los precios sean bastante superiores al costo mar- ginal, como lo sugiere Stiglitz (2001). • Se presenta el fenómeno de ausencia de mercados, que es alimentado por los agentes con poder de mer- cado para adquirir mayor poder de negociación en sus transacciones y constituirse eventualmente en pro- veedores monopolistas. • Pueden darse cambios en la forma del contrato, como se discutirá a continuación. Reflexiones de un modelo de ‘chantaje’ para el pequeño productor campesino Se proponen, a partir del caso del supuesto agente ‘pe- queño productor’ y con el fin de hacer una generaliza- ción, las siguientes etapas que conducen a la situación de chantaje: 1. Los poderes de negociación de los agentes son dife- rentes. 2. El pequeño productor campesino tiene interés en vender su cosecha a buen precio, de manera que su producción sea rentable. El agente comerciali- zador4 es quien está en capacidad de suministrarle Figura 3. Área de contratos informacionalmente consistentes. Tomado de Riley (2001, p. 437). 4 Se ha denominado ‘agente comercializador’ por motivos explicativos, ya que en el proceso de negociación existe un tipo de agente que compra a productores con bajos volúmenes, para luego ofrecer mayores cantidades en diferentes mercados. Los autores no quieren desconocer aquí la importancia del papel que juegan los comercializadores ni su papel en la agregación de valor, y solamente utilizan este nombre para designar a uno de los jugadores, justamente el de mayor poder de negociación. Montoya y Montoya: Reflexiones sobre la actuación económica... 3552005 tal posibilidad, que para el productor implica ate- nuar el riesgo. 3. Adicional a la cesión de derechos de propiedad en las transacciones que realizan entre sí el productor y el comercializador, se desarrolla otro tipo de transac- ción, que corresponde a la situación de ‘chantaje’. 4. Esta nueva transacción tiene como particularidad que, en la medida en que el interés de uno de los agentes se señale y se aumente, o pueda ser acre- centado por comportamientos de su contraparte, el pequeño productor tendrá un estímulo para ofrecer un descuento, en unidades monetarias o en especie, y con este pago ‘comprará’ la posibilidad de recibir del comercializador un beneficio específico: garan- tizar la compra oportuna de su cosecha, de manera que su producto perecedero no se malogre antes de llegar a los mercados. Esta transacción opera como lo haría la compra de una opción financiera en el mercado de valores. 5. El comercializador, que ostenta la posibilidad de otorgar el goce del beneficio por origen deliberado o emergente, puede considerar razonable el ‘pago’ o descuento que le ofrece el productor y mantener- lo en cierto nivel de incertidumbre –o certidumbre de que le comprará o asegurará la compra de su cosecha–, para así perpetuar, periodo a periodo, el descuento que éste le ofrece. Esta sería la condición para un equilibrio estable. 6. La consideración de un descuento razonable puede no corresponder en el comercializador a una racio- nalidad maximizadora, pues con la debida presión en el corto plazo el comercializador puede con- seguir descuentos mayores. Con el fin de ampliar el ‘pago’ o descuento u obsequio que recibe del productor, el comercializador tiene la motivación para aumentarle al productor en cada periodo, y de periodo a periodo, el nivel de incertidumbre so- bre la compra de su cosecha. Así, este comerciali- zador podrá estimular en el pequeño productor un esfuerzo mayor (como descuento). 7. Este mecanismo hace que el productor campesi- no perciba un incremento en el riesgo de no poder vender de manera rentable su cosecha, pues sien- te amenazada su posibilidad real de venderla y se orientará hacia dar un mayor descuento, bien sea por indicación o no del comercializador, con el que, no sólo compra la opción de venta, sino que paga el incremento del riesgo, adquiriendo una porción apreciada artificialmente en un valor mayor (benefi- cio artificial) por parte del agente comercializador. 8. El productor campesino podría decidir retirarse al valorar el costo que ahora debe asumir, pero tam- bién puede decidir continuar asumiendo el costo, pues piensa que estaría perdiendo todo el esfuerzo empeñado en adquirir la opción de tener asegura- da la venta de su producción. 9. Puede llegarse al punto en que el valor del pago, o la suma de los descuentos, exceda la disponibilidad en dotaciones iniciales que el productor tiene para pagar la opción de tener asegurada la venta de su cosecha. O sea, que se ha llegado a una situación de agotamiento del presupuesto considerado por el productor como el más alto para este fin. Un proceso como éste puede suceder cuando se reali- zan ventas a pérdida y los insumos de avance para reiniciar el proceso productivo deben provenir del presupuesto familiar o de los bienes del productor, pues no se han generado excedentes para constituir un capital de trabajo. 10. El agente comercializador desarrolla una posición de privilegio como comprador único para el pe- queño productor. 11. Si el agente comercializador posee información sufi- ciente sobre la precariedad del productor para ofrecer descuentos o ‘pagos’ o para iniciar de nuevo el proce- so productivo, así tenga disponibilidad para hacerlo, ello conduce a una modificación del contrato. 12. Si el pequeño productor no puede ‘pagar’, esto es, si carece de solvencia para realizar las inversiones necesarias para producir, en el proceso de venta, además de los descuentos que ofrezca al cosechar, existen también motivos para hacer una modifica- ción del contrato. 13. La modificación del contrato se hace por el acre- centado poder de negociación del agente comer- cializador. En principio, esta modificación puede ser la finalización del contrato mismo por parte de alguno de los agentes. 14. La modificación del contrato también puede im- plicar que el productor compre a deuda sobre los 356 Vol. 23 · No. 2Agronomía Colombiana excedentes monetarios, o en especie, de la cosecha futura, pues el presupuesto previsto se ha agotado (la opción de disponer del beneficio que le repre- senta el aseguramiento de la totalidad de la venta de su cosecha), con la consecuencia de que la deuda se adquiere normalmente con el comercializador, en particular, en los casos de pago en especie. Una forma corriente de deuda consiste en un avance de dinero para realizar el cultivo y, en especial, para comprar la semilla o preparar el suelo. 15. Otra alternativa del productor consiste en la liqui- dación de bienes de su propiedad, de su tiempo de ocio o de otros activos para cubrir pagos, posibilitar el reinicio del proceso productivo, u ofrecer rega- los, agasajos o cortesías. 16. El agente comercializador se encuentra en po- sibilidad de condonar total o parcialmente la deuda, a cambio de exigir en contrapartida otros beneficios tales como dominación, obediencia, lealtad o subordinación jerárquica del agente productor. También puede exigir en pago otro tipo de bienes o servicios. 17. Este nuevo tipo de contrato puede llevar a una si- tuación de usufructo elevado por parte del agente comercializador, a expensas del pequeño produc- tor, que puede aumentarse con los intereses que ocasione la deuda. Un nuevo contrato puede im- plicar que el productor incluya en su negocio una participación para el comercializador, de forma que ambos producen en compañía y el productor logra reducir el riesgo, pero pierde la posibilidad de tomar decisiones autónomas. 18. La circunstancia de que el pequeño productor deba aumentar el pago no se da de manera esta- ble, de forma que el productor aumentará su pago en los momentos de mayor presión (asociada con la pérdida de su producción), y la curva que des- cribe su comportamiento será más vertical. En momentos de menor presión, pasará a una curva más horizontal, tal como sucede en los modelos de selección adversa entre grupos de alto riesgo y bajo riesgo. El comportamiento del agente oscila- rá entre estas conductas, tal como sugiere Spence en la alternancia de los equilibrios. 19. Si el agente productor es fácilmente sustituible, el agente comercializador ejercerá presión sin im- portarle que aquél se retire. En caso de que no sea sustituible, se darán equilibrios inestables de manera cíclica. 20. La competencia en el modelo es evitada cuando el comercializador se constituye en proveedor de un beneficio (el aseguramiento de la venta de la tota- lidad de la cosecha) de tipo monopolista. Sólo se vuelve a dar la competencia cuando hay termina- ción del contrato. 21. Puede darse la situación de que productores cam- pesinos con intereses en el beneficio que provee el agente comercializador posibiliten el comporta- miento de ‘chantaje’, que induce al productor a aumentar su pago. 22. Aunque no se diera una competencia explícita en- tre varios agentes para constituirse en la negocia- ción en lo que se ha denominado como ‘pequeño productor’, la sola percepción es suficiente para generar el comportamiento de ‘chantaje’ sugerido en el punto anterior. 23. Al parecer, en las situaciones del mercado actual la percepción es suficiente para transformar el mundo de los bienes físicos, y los comportamien- tos de los agentes solamente requieren cierta percepción para verse modificados. Es decir, los agentes deciden con base en percepciones, no necesariamente reales. 24. Puede emplearse una variante del modelo de se- lección adversa para modelar la transacción aso- ciada de tipo ‘chantaje’ que se ha introducido en la negociación. El caso del modelo de ‘chantaje’ con pequeños productores Inicialmente se considerarán las situaciones de alto y bajo riesgo contempladas en los modelos de selección adversa (figura 4): La función de utilidad Von Neumann - Morgenstern para el pequeño productor campesino (diagrama 2) re- presenta la transacción adicional asociada a la cesión de derechos de propiedad, propia de la negociación básica. Esta negociación básica –ingreso por cosecha– se su- pondrá, por razones explicativas, de tal naturaleza que intercambia la remuneración con el equivalente exacto a su productividad marginal. Montoya y Montoya: Reflexiones sobre la actuación económica... 3572005 Con C 1 (P) como el costo de aumentar la probabilidad de la pérdida para el pequeño productor en el tiempo 2. Tiempo 3 = + ∆ - Pß - C2(P) Con ∆ como el valor incrementado en el pago por el pequeño productor, como consecuencia del aumento del riesgo en el periodo anterior. Tiempo 4 = + ∆’ - (P+∆P) ß - C3(P) Con ∆’ como el valor incrementado por el productor en el pago, que puede ser mayor o menor al ∆ del mo- mento 3, como consecuencia del aumento del riesgo en el periodo anterior. La probabilidad de ocurrencia de la pérdida también puede verse aumentada inicialmente, por el empeño que podría poner el agente comercializador en ello para aumentarle el riesgo al pequeño productor. De igual manera, para el productor campesino hay va- rios momentos en el tiempo que desarrollan únicamente la parte adicional correspondiente a la negociación: Pequeño productor Tiempo 1 U (X) = PV (W - – L + ß) + (1 - P) V (W - ) Tiempo 2 U (X) = PV (W - - ∆ - L + ß) + (1 - P) V (W - - ∆ ) Tiempo 3 U (X) = PV (W - - ∆’ - L ß) + (1 - P) V (W - - ∆’ ) Si +∆’ = W, se tiene: U (X) = PV (ß - L); ó también, U (X) = (P + ∆P) V (ß - L) Dada esta circunstancia, pueden presentarse los siguientes casos: i) si ß = 0, entonces U (X) = - PV (L), lo que claramente es una situación de desutilidad para el pequeño productor; ii) si ß = L, entonces U (X) = 0; iii) Si ß < L, entonces U (X) es negativa y es una situación de desutilidad y iv) si W - - ∆’ = - j, entonces: Figura 4. Curvas del agente 1 (productor) cuando es ‘nuevo’ o cuando se ha acostumbrado al riesgo. Convenciones : valor monetario del pago adicional (o descuento sobre el valor de la producción) que realiza un productor campesino, con que compra la posibilidad de adquirir o preservar un beneficio (asegurar la venta de la cosecha). ß: beneficio que puede recibir el pequeño productor. Se compra como una opción financiera. W: dotación inicial disponible del pequeño productor. L: pérdida económica (por la venta de la cosecha) que puede sufrir el pequeño productor. P: probabilidad asociada a que el pequeño productor tenga pérdida. Diagrama 2. Función de utilidad del pequeño productor. Basado en Riley (2001). La situación de beneficio adicional para el agente co- mercializador en diferentes momentos de tiempo es la siguiente: Agente comercializador Tiempo 1 = - Pß Tiempo 2 = - Pß - C1(P) 358 Vol. 23 · No. 2Agronomía Colombiana U (X) = PV (ß - L - j) + (1 - P) V (- j) Si se tiene que ß = L, entonces: U (X) = PV (- j) + (1 - P) V (- j) U (X) = V (- j) Implicaciones en las opciones de ingreso para los pequeños productores Del razonamiento en la sección anterior puede con- cluirse que agentes como los supuestos (productores agrícolas pequeños bajo las condiciones señaladas) de- jan usualmente de mejorar sus dotaciones y evitan el ahorro, de forma que no terminen siendo expropiados en el proceso descrito, exhibiendo un proceso de racio- nalidad más complejo que el evidente. Para la siguiente fase de análisis es entonces plausible pensar que el pequeño productor campesino procura- rá mantener su productividad constante, de forma que el sector de productores semejantes a él crecería con menor rapidez que otro sector en que puedan incorpo- rarse procesos e inversiones para el mejoramiento de la productividad. Además puede suponerse que para estos dos sectores (pequeña producción campesina y sector en crecimiento) existe una ventaja comparativa inicial en la pequeña producción. Varios autores han destacado este punto, entre ellos Forero (2005) y Schejt- man (1994), señalando la ventaja competitiva de la pro- ducción campesina y las alternativas en escenarios de apertura (Balcázar et al., 1998), con base en los costos reducidos de mano de obra familiar. Para explorar las opciones de empleo de la fuerza la- boral de las pequeñas unidades campesinas, se supondrá que cada agente ‘pequeño productor’ puede elegir en una región entre emplear su fuerza laboral en su propia ac- tividad (su propia unidad productiva) o emplearse como asalariado en otro sector. Para analizar este caso, se em- pleará metodológicamente el modelo de dos sectores con un único factor de producción, presentado por Kugler (2005) en su investigación sobre apertura y crecimiento. Supuestos 1. Existen dos sectores –el sector de pequeños pro- ductores campesinos y un sector con mejoras en la productividad– que incorporan en sus funciones de producción un único factor, que es la fuerza laboral disponible en una región. 2. La elasticidad del producto con respecto al trabajo es constante, tanto en el sector agrícola industrializa- do como en el sector alternativo. 3. La productividad en el sector de la pequeña produc- ción agrícola es constante, mientras que el sector al- ternativo podrá incorporar efectos de mejoramiento o desmejoramiento de la productividad en el tiempo. 4. Podría asumirse una ventaja comparativa inicial en el sector de la pequeña producción agrícola, pero para efectos de análisis se supondrán los mismos precios para ambos sectores en la región, sin hacerse referencia a los costos de producción. En la parte final se explorarán las consecuencias de la existencia de un precio mayor. 5. De acuerdo con Ménard (1997), entre más grande sea la incertidumbre en el mercado, más grande será la ventaja que puede tener la constitución de una or- ganización sobre el mercado, como asignadora efi- ciente de recursos. De esta suposición se desprende que para el sector alternativo (que podría correspon- der a un sector industrializado) existen incentivos en la configuración de empresas legalmente constitui- das, a causa de la abundancia de incertidumbre en el negocio agrícola en general. Aspectos del modelo 1. Presentación del modelo Las funciones de producción de los dos sectores son las siguientes: a. Función de producción Xt del sector alternativo (in- dustrializado) xt = Mt Wt b. Función de producción Yt del sector de pequeña producción campesina Yt = A (1- Wt) donde, representa la elasticidad del producto con respecto al trabajo; A, la productividad (constante) en el sector campesino; Mt, la productividad en el sector agroindustrial; Wt (variable normalizada), la fuerza la- boral empleada en el sector agrícola industrializado y (1-Wt), la fuerza laboral empleada en el sector agrícola de pequeña producción campesina. Montoya y Montoya: Reflexiones sobre la actuación económica... 3592005 El sector alternativo (industrializado) presenta una productividad variable en el tiempo, interpretada en la ecuación: Mt = Xt donde es la variable explicativa del crecimiento de la productividad en el tiempo para el sector industrializado. Finalmente, en cuanto a la suposición sobre precios relativos, se asume que son iguales en los dos sectores: P = PX = PY 2. Cálculo de las productividades marginales y la optimización Se encuentran las productividades marginales del trabajo en ambos sectores y se igualan para reconocer, en una situación óptima, las variables que inciden en el porcentaje de fuerza laboral de una región que se desti- nará al sector alternativo (industrializado): PMTX = PMTY Al derivar se tiene: (PX Mt Wt ) = (P Y A(1-Wt) )_________ __________ Wt Wt Al derivarse se tiene: PX Mt Wt -1 = PY A(1-Wt) -1 Luego puede incluirse la relación entre los precios: (PX/PY) Mt Wt -1 = A (1-Wt) -1 con (PX/PY) = 1 Al despejar Wt se tiene: Wt = 1 [A/(PX/PY)Mt]1/1- + 1 Si A se incrementara, entonces Wt se disminuiría y si Mt se aumentara, entonces Wt se aumentaría. De esta relación se puede afirmar que el sector alter- nativo (industrializado) va a atraer más mano de obra, en tanto –como se propuso en las suposiciones– sea el sector con mayor aumento de la productividad, con las elasticidades idénticas en ambos sectores. En el caso de que las productividades en los dos sec- tores fueran iguales (A = Mt), con iguales elasticidades del producto con respecto al trabajo, sería necesario examinar la relación de precios del mismo bien o ca- nasta de bienes en la región para los dos sectores. Si el precio es comparativamente más alto en el sector alternativo (industrializado), podría esperarse un ma- yor destino de la fuerza laboral hacia ese renglón. Los motivos de un precio mayor son diversos, y además es necesario considerar en ellos su permanencia, volati- lidad y signo. Conclusiones Las asimetrías de mercado pueden implicar incenti- vos suficientes para que agentes procuren internalizar acciones en contratos para su propio provecho. Estos beneficios son capturados a través de remuneraciones o pagos en exceso al costo marginal o a la productividad marginal de un factor. El caso de ‘chantaje’ aquí presentado sugiere que los agentes ‘pequeño productor’ y ‘comercializador’ difieren en sus poderes de negociación y que la regla general parece ser la desigualdad entre éstos. La insos- tenibilidad de esta situación en el largo plazo los invita a pasar de equilibrios únicos a equilibrios separadores, de manera cíclica y en forma de bucle, para no agotar la fuente de sus rentas. De esto se desprende que los equilibrios únicos tam- bién parecen ser un caso particular en la problemática de modelos con equilibrios cíclicos múltiples, en un pro- ceso de síntesis autoorganizativa y presión por selección entre las variantes de posibles de equilibrios. A causa del comportamiento de ‘chantaje’, los pe- queños productores agrícolas tendrían motivaciones racionales para no mejorar sus dotaciones y no invertir o mejorar la productividad de su negocio, con el fin de no terminar siendo expropiados en el proceso descrito, privilegiando su consumo presente en detrimento de sus posibilidades de ahorro y/o inversión. Si este es el caso, podría esperarse que las pequeñas producciones campesinas, incluso con los mismos precios que el otro sector y en competencia con actividades industrializa- das o alternativas que ofrecen mejoramiento de su pro- ductividad en el tiempo, trasladaran más recursos de fuerza laboral de su actividad al sector industrializado o alternativo, con una elasticidad del producto respecto al trabajo idéntica en ambos sectores. 360 Vol. 23 · No. 2Agronomía Colombiana Agradecimientos Los autores desean expresar sus agradecimientos al pro- fesor David Cuéllar, quien revisó y realizó anotaciones muy importantes a la versión final del texto. Literatura citada Akerlof, G.A. 1970. The market for ‘lemons’: quality uncertainty and the market mechanism. Quarterly J. Econ. 84(3), 488-500. Balcázar, A., A. Vargas y M. Orozco. (1998). Del proteccionismo a la apertura. En: Misión rural. Vol. 1. IICA – Tercer Mundo Editores, Bogotá. Forero, J. 2005. 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