Agronomía Colombiana. 1988. Volumen V: 86 - 96 Prácticas Agrícolas y Consecuencias Genéticas que permitieron una Mejor Adaptación de los Indígenas a la Amazonía Colombiana HELlODORO ARGUELLO ARIASl Resuman. Se revisa en este trabajo la domes- ticación de plantas por parte de las comuni- dades indígenas Andoque, Puinave y Ticu- nas; incluidos dentro de los más conocidos de los numerosos grupos etno-lingü ísticos de la Amazon ía Colombiana. Las selecciones realizadas por los. ind (genas en tuberosas, cereales y frutos; basados en prácticas y creencias, tuvieron como consecuencias ge- néticas la producción de cerca a 400 culti- vares. Se destaca en esta revisión la inciden- cia de este proceso en yuca (Manihot escu- lenta), piña (Ananas sp.}, chontaduro (Bac- tris gasipaes), ñame (Dioscorea sp.) y se dis- cuten las consecuencias en términos de las adaptaciones de las comunidades indígenas que les ha permitido desarrollar y mantener su cultura en la selva. AGRICULTURAL PRACTICES ANO INOIGENOUS TRIBES AOAPTATION TO THE COLOMBIAN AMAZONIA Summsrv, This work is mainly concern about the procedure developed by some amazonian-indigenous tribes (Andoque, Pui- nave and Tikunas) for selection of crops. Based on believes and ceremonies, these tribes have selected near of 400 varieties of tubers, cereals, and fruits; cassava (Manihot esculenta), pineapple (Ananas sp.), pejibaye (Bactris gasipaes), and yam (Dioscorea sp.) are among the more important varieties obtained by this procedure. On the other hand, this fact has had a notorious influence on the local adaptation of this communities and has helped them to develop and preserve their own culture. 1 Profesor Asistente. Facultad de Agronom(a, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. 86 INTROOUCCION Mediante las prácticas agrícolas que du- rante cientos de años vienen real izando los indígenas de la Amazonía, se han domestica- do algunas plantas de importancia para la alimentación en las. zonas tropicales; entre ellas se destacan algunas tuberosas como la yuca (Manihot esculente), el ñame (Dios- corea so.) y frutales como el caimo (Pouteria caimito), la uva caimarona (Pouroma cecro- piaefolia) , sapota (Quararibea cordata), Pe- jibaye o Chontaduro (Bactris gasipaes) y piña (Ananas sp.I. Todas estas especies apa- recen entre las comunidades ind ígenas de la región amazónica Colombiana, con un alto número de cultivares, cada una adapta- da a las condiciones del sitio en donde están plantadas. La explicación del logro de este número alto de especies está en la influencia de la horticultura, que lleva consigo una dinámica de domesticación, y que involucra el manejo de la propagación vegetativa en las tuberosas y la piña, y una cuidadosa selección de carac- teres deseados en los otros frutales que se propagan por semilla. Los datos sobre estas prácticas se refieren principalmente a las comunidades indígenas de los andoques, Puinaves y Ticunas, habitantes de la Amazo- n (a Colombiana. El conocimiento científico, relacionado con las plantas de importancia económica, tradicionalmente ha sido reconocido sola- mente por los técnicos e investigadores de altos grados académicos. Sin embargo, es invaluable el conocimiento de numerosas plantas que tienen los ind ígenas precolombi- nos. Este conocimiento abarca tanto el me- dio propicio para desarrollarse, como de las 'rácticas agrícolas que posibiliten buenos rendimientos (de acuerdo a la potencialidad de las tierras), y aún adaptaciones genéticas. Desafortundamente los técnicos muy poco han hecho por aprovechar estos cono- cimientos involucrándolos en planes de in- vestigación. Hasta ahora ese papel ha sido limitado a las ciencias sociales, especialmente por antropólogos. El objetivo de este traba- jo es recopilar parte de la información exis- tente al respecto, resaltando aquellos aspec- tos que puedan interesar a los técnicos. ASPECTOS HISTORICOS La domesticación de plantas americanas parece ser un proceso de tal antigüedad, que a la llegada de los europeos ya hab ían las principales plantas alimenticias, como maíz, fríjoles, yuca, batata, zapallos y otras (Pati- ño, 1958). Se encontraban ecotipos y micro- tipos aptos para cada terreno. Según Triana (1985), el hecho de si la Amazonía fue habi- tada por grupos de recolectores y cazadores en las épocas tempranas, o si este estadía de la cultura de la selva tropical se derivó de poblaciones- más densas, es motivo de con- troversia entre los antropólogos. Los grupos de cazadores parece ser que entraron en Su, ramérica antes del año 15.000 A.C., alcan- zando su expansión hasta el estrecho de Magallanes en el año 9.000 A.C., Triana (1985) agrega que la revisión del sitio del Pleistoceno tard ío y del Post-pleistoceno temprano, indica con la evidencia disponible, que las primeras ocupaciones estuvieron con- finadas a las áreas de vegetación relativamen- te abierta: praderas altas, praderas estaciona- les y selva abierta. Para estos grupos con una tscnoloq ía y sistema social bien adaptados a la caza cooperativa en las praderas, la selva tropical pudo no haber sido un ambiente atractivo para una ocupación permanente y una intensa utilización, Sin embargo, no existe una evidencia directa arqueológica de cuando ocurrió esta penetración. La primera penetración demostrable de la selva tropical de la cuenca amazónica estuvo orientada a alcanzar la riqueza de los recursos acuáticos, Según Triana (1985), ésto además es refren- dado por estudiosos de la selva tropical, tales como Sauer, Lowie, Steward y Goldman quienes han observado que la cultura de la selva tropical es menos una adaptación a la selva como tal y más una adaptación al am- biente ribereño, ya que los asentamientos se dieron principalmente en las áreas accesibles por rutas acuáticas. Las ventajas del ambien- te acuático sobre las zonas elevadas interibe- reñas incluyen no solo una mayor disponibi- lidad de proteína animal sino también un mayor potencial agrícola. Las congruencias entre la distribución de los estilos cerámicos, la distribución de fami- lias y subfamilias lingüísticas y las evidencias arqueológicas, apoyan la explicación de que existieron intensas y continuas presiones de población que empujaron a los grupos a dis- pensarse por el área. Considerando que este proceso fue continuo desde cerca del año 2000 A.C. hasta el tiempo del contacto. Simoes, citado por Kerr y Clements (1980), relata algunos análisis de C14 para cerámica de la Amazon (a, revelando que las más antiguas van de 1500 años atrás casi en los límites de Brasil con Perú y Colombia, 1550 en Manacapuru, 1400 en Manaus, Y 3000 en Marajó. Tales cerámicas son indi- cadoras de que los ind ígenas ya habían do- mesticado algunas plantas, puesto que se supone su uso para cocer algunos productos vegetales. LOS INDIGENAS DE LA AMAZONIA COLOMBIANA Mendoza (1983) describe la población in- dígena que habita las regiones selváticas de la Amazonía como muy diferenciada. En la actualidad hay comunidades que apenas han ten ido contacto con la población "blanca". mientras que otras mantienen un contacto cultural permanente con ella hasta presentar avanzada etapa de aculturación e índices de lo que se llama "deculturación", Paralela- mente se pueden observar las mezclas étni- cas. Hay grupos de ind ígenas compuestos por miembros de una sola tribu; otros cuyas familias, tienen dos o más vínculos tribales. Donde avanza la aculturación, tarde o tem- prano se presenta el fenómeno de mezclas étnicas entre colonos e indígenas entre los diferentes grupos humanos. Es difícil definir cuáles siguen siendo indígenas y cuáles ya pasaron a la condición de campesinos, en 87 todo parecido a los colonos. Si un grupo conoce y habla todavía su idioma propio, conserva por lo menos algunas de sus creen- cias y costumbres, se supone que sus miem- bros aún se consideran ind ígenas. En cam- bio, si ya no hay nadie que recuerde el idio- ma original, sí se han perdido todas las ca- racterísticas culturales en una comunidad, se cuentan sus miembros entre la población "blanca" . "Las poblaciones" mayores de 25 habi- tantes, siempre están situadas a orillas de ríos, caños y quebradas. En la actualidad se estima la población aborigen de la Amazo- n ía Colombiana en 57.320 personas. Regio- nes predominantemente ind ígenas son la Co- misaría del Vaupés con 83 por ciento de indígenas la Comisaría de Guainía con 62 por ciento y .Ia Comisaría del Amazonas con 60 por ciento. Según Mendoza (1983) en la Amazonía Colombiana existen 54 gru- pos étnicos, distribuidos en 14 grupos lin- güísticos; entre estos están los siguientes: Los Andoque. Se encuentran sobre los ríos Caquetá y Puturnavo, en la comisaría del Amazonas. En el departamento del Caquetá, están asentados sobre el río Vario En total los Andoque suman unas 620 personas. Al principio de este siglo eran mucho más nu- merosos. Fueron víctimas de las prácticas genocidas en la Casa Arana durante la época cauchera. Los Puinave. Son originarios de los r íos Ne- gro y Atabapo, están distribuidos amplia- mente allá y sobre los ríos Guainía, Inírida y el Bajo Guaviare, dentro de la Comisaría del Guainía. En total los Puinave son unas 4.000 personas. Los Ticuna. Originarios del río Amazonas, se encuentran sobre el mismo Amazonas, sus afl uentes menores y el río Calderón dentro del Trapecio, y además sobre los ríos Pupuña y Cotué, afluentes del Putumayo. Es una tribu grande de unas 5.500 personas concen- tradas en su territorio origi nal. LA HORTICULTURA y LA DOMESTICACION Existen dos efectos a los cuales se les pue- de atribuir consecuencias de índole adapta- tiva y genética, gracias a la magnitud amplia 88 del tiempo en que se vienen usando. Uno de ellos es la escogencia de terrenos y enclaves y el otro, la adaptación hort ícola. En cuanto al primero, Patiño (1958) señala que no se ha encontrado ninguna referencia sobre los principios que guiaron a los indígenas ecua- toriales en la escogencia de los lugares más favorables y de las tierras aptas para cada cultivo. En algunos lugares se pudo tener en cuenta la presencia de árboles o plantas in- dicadoras. Según Clements2 este efecto ge- neraría cambios en la expresión genética, ya que en el medio natural con restricciones, algunos genes no pueden expresarse, debido al enmascaramiento del ambiente. Sin em- bargo, estos mismos genes pueden aparecer con su real dominancia, en condiciones don-: de el ambiente les es más propicio. Respecto a la adaptación hortícola, según Patiño (1958) se conocen dos grandes siste- mas de cultivo en las regiones de América intertropical donde las lluvias son suficientes para asegurar las cosechas. En uno de ellos, por imposiciones climáticas (lluvias excesi- vas), se siembra sin quemar. En el otro, es requisito indispensable la quema de árboles y arbustos derribados con anterioridad. Am- bos tienen de común que el terreno se puede ocupar consecutivamente por mucho tiem- po, y ambos aplican la restauración de la capa superficial del terreno mediante un re- poso', durante el cual crece la vegetación secundaria (rastrojo) hasta el punto de po- derse cortar nuevamente. La horticultura es una técnica que deman- da un gran conocimiento especializado del ambiente, pues deben conocerse con preci- sión los períodos exactos en los cuales se roza, tala y tumba; cuando se quema para evitar que los vientos produzcan incendios forestales; tipos de suelos y clases de culti- vos para cada tipo, así como la topografía de los sitios en que se va a sembrar. Fuera del conocimiento básico del movimento de los astros y del auxilio que prestan los diver- sos métodos de registrar el tiempo, señales indicadoras de la proximidad de las épocas propicias para las siembras, se obren ían me- diante la observación de fenómenos natura- 2 Comunicación Personal, Universidad de Costa Rica, 1985. les periódicos o estacionales. Entre los Andoques, según Pineda (1982) el calendario tradicional se in icia con el "sol del gusano" (agosto y mitad de septiembre), prosigue con el "sol del calmo" (septiembre y octubre), el "sol, de la piña" (finales de oc- tubre, -noviernbre y primeros días de diciem- bre), el "sol de chontaduro " (diciembre y enero) y el "sol de uva del monte" (febrero a abril); termina en la "creciente del quacu- re" (finales de abril hasta julio inclusive). La creciente ocurre cuando la "boa-colorada" abandona su gran maloca, situada en el fon- do de los r íos. La tumba del bosque se efec- túa durante el "sol del chontaduro" o en la "creciente del guacure". En' ambos per íodos se suspende la recolección y extracción de las gomas, de tal forma que pueden dedicar- se a cuidar sus cultivos. Idealmente, en cada "sol del caimo " se abandona un huerto, el cual es sustituido por la chacra sembrada en el "sol de chontaduro" anterior; este será, a . la vez reemplazado por un cultivo plantado en aquella época del calendario. Para la siembra se selecciona preferencial- mente un lugar de vegetación primaria, de suelo arenoso y permanentemente seco. Se evita los parajes habitados por el' bejuco, YODI, de olor desagradable, cuya presencia se toma como indicio de un terreno estéril; al mencionado bejuco se le atribuye el empo- brecimiento del suelo y el exterminio de las otras plantas. Para' sembrar la chagra, la que- ma se realiza durante el "sol de chontadu- ro"; a veces el "sol de calmo". La selva aba- tida .en julio se quema, en algunas ocasiones, en el "sol de chontaduro" siguiente. Se espe- ra para proceder a ello, la inminencia de las lluvias. La yuca, la piña, el ñame, etc, son plantados en pocos días. La siembra se hace poco a poco; no existe un período fijo para ello. El ciclo de plantación puede resumirse de la siguiente manera: yuca -otros tubércu- los - piña - chontaduro - plátano - coca-taba- co - frutales (Pineda, 1982). El campo semeja una maraña dominada por la yuca, la piña, la coca, el ñame, el achiote, etc, y la vegetación secundaria, entre ella los yarumos (Cecropia sp.). Esta disposición de plantas, no es arbitraria, sino cuidadosamente adaptada al ambiente. Se evita al máximo la competencia por nutri- mentas semejantes y las especies domésticas se protegen contra el acecho de plagas. Para los Puinaves (Prance, Campbell y Neison, 1977), la apertura de una nueva se- mentera o "conuco" está estrictamente rela- cionada con los ciclos climáticos (Estación seca, estación lluviosa), y otra serie de fenó- menos naturales; los Puinaves diferencian varios tipos de suelo. La tierra-nities de varias clases: "Nitishao " tierra pedregosa especial para la yuca; "Nitipi" tierra negra de mejor calidad para cultivar caña, yuca y frutales; "Nitijut " tierra amarilla utilizada para piso y paredes de las casas; "Jure" tie- rra arenosa blanca que solo es útil para el cultivo de la piña, lulo silvestre y marañón. Para escoger la tierra, los ind ígenas pre- fieren las zonas con declives suaves y por lo tanto con una superficie bien drenada, en la elección del sitio para desmonte, el color, la textura del suelo y las características de la vegetación adyacente son indicativos de la baja o relativa fertilidad del suelo. Zonas de moricha les no son aptas para sus cultivos por ser anegables y esto lo reconoce el indí- gena gracias a la presencia del moriche re- balsero (Mauritia flexuosa) y la abundancia de helechos (Asplenium sp.l. En cambio los suelos negruzcos de frutales y partes no inundables, caracterizadas por la presencia del seje (Jessenia policarpa), moriche alto (Mauritia casona) y chontaduro (Bactris gasipaes) son los elegidos. Entre los cubeos vecinos a la Amazon ía Colombiana, el hombre provee la porción de proteínas y la mujer la porción de carbohi- dratos; siendo la pesca el más importante alimento. Para sembrar la yuca, el hombre se encarga de hacer los aclareos, pero la mujer se encarga del resto. En la cosecha, la mujer luego de arrancar la planta corta los tubércu- los con el machete. Cada planta rinde en promedia seis tubérculos, dos de los cuales son grandes, 2 pequeños y 2 medianos (Gold- rnan, 1963). La hija de la mujer Cubea es su asistente y aprendiz. Ella separa cada tubérculo lo limpia de la tierra y lo coloca en un cesto: cuando el cesto está lleno reúne todos los tallos de la planta, poda sus hojas y amonto- na las estacas limpias. Ella quema las hojas para adicionar las cenizas al suelo, no reptan- 89 ta los esquejes inmediatamente, sino que los deja reposar por algunos días. Después la mujer ded ica una mañana a replantar. Para el replante, la mujer Cubea remueve el suelo en los segmentos que se han cosechado y forma pequeños montículos, sobre cada uno de los cuales coloca un número determinado de esquejes formando un ángulo agudo. Ge- neralmente plantan sobre 25 yardas cuadra- das. Despoués del replante, la cosecha podría esperar de medio a un año, pero para la total madurez toma dos años. Cada 25 yardas cuadradas rinden de 25 a 60 libras de yuca, o una carga (Goldman 1963). DINAMICA DE LA DOMESTICACION Kerr y Clements (1980) anotan que los ind ígenas sudamericanos domesticaron un gran número de plantas (comestibles) en los últimos 10 a 20 mil años de ocupación de este continente .. La yuca, es una de las más antiguas, solamente superada por el ma íz, en virtud a que el ma íz es capaz de ocupar casi todos los pisos térmicos. Anotan ade- más, que las selecciones hechas por los indí- genas en tuberosas, cereales y frutos, se basan en prácticas y creencias que tuvieron como consecuencia genética la producción de decenas de especies con un total de cerca de 400 cultivares. Refiriéndose a la manutención de la hete- regeneidad genética en la naturaleza, indican que las plantas de la Amazon ía poseen alta frecuencia en especies de fecundación cru- zada obl igatoria; indicando gran importancia al producirse una enorme cantidad de geno- tipos para ocupar, en competencia intra e interespecífica, un número grande de nichos ecológicos. Este mecanismo es una de las causas por las cuales la selva amazónica y en general el bosque tropical húmedo, sea espe- cialmente rico en especies. Por ejemplo, Klinge y Rodríguez (1971) encontraron en un área de 0,2 ha 505 especies de plantas superiores a 1,5 m de altura, pertenecientes a 59 familias diferentes. Esta enorme diver- sidad biológica, según Odum (1976) no deja duda al afirmar que en algunas pocas hectá- reas de la selva tropical, pueden existir más especies de plantas e insectos que toda la flora y fauna de Europa. 90 Al lado de este mecanismo diversificador e innovador existe otro altamente conserva- dor: la propagación vegetativa asexual, por medio de rizomas, brotamiento de tallos, brotes de raíces, bulbos, etc. Este mecanis- mo permite a las plantas un máximo de pre- servación de la especie (Kerr y Clements, 1980). Harían (1975) señala que mediante la propagación vegetativa de plantas, la selec- ción es absoluta y el efecto inmediato. Para el caso de la yuca los clones encontrados y 'probados para determinar baja o mayor toxicidad, mayor o menor productividad, etc, pueden ser propagados' y los cultivares desarrollados inmediatamente. Hartan (1975) indica que en el caso del ñame y la yuca, algunos clones tienen bajo poder de reproducción sexual, ellos pueden no florecer en su totalidad, o las flores apa- recen deformadas y estériles. Estos clones han sido completamente domesticados y en- teramente dependientes del hombre para su supervivencia. En yuca esto parece ocurrir más frecuentemente con los tipos más tóxi- cos, sugiriendo que el hombre ha hecho se- lección para incrementar el contenido de ácido cian ídrico. En los trópicos húmedos especialmente, esto proporciona algún grado de protección contra insectos y algunos rna- m íferos. Los métodos de detoxificación son laboriosos, pero los indígenas tienen un per- fecto dominio de ellos. Por ejemplo la cultu- ra de los ind ígenas de la Amazon ía, está ín- timamente ligada con la utilización de la fariña como parte esencial de su alimenta- ción; aquí, el volumen de su producción dobla a la del maíz, llegando a constituir prácticamente dos tercios de la al imentación básica de la población. Para la preparación de la fariña (harina de yuca), los indígenas inventaron el tipití,. que permite una rápida separación del jugo y de la masa que pasa luego a ser secada y al mismo tiempo liberar- se del ácido cianh ídrico (Maravalhas, 1964). Según Kerr y Clements (1980), de esta manera la yuca debe tener más de 4.000 años de cultivo mientras que especies como el ñame (Dioscorea sp.l, sapota (Quararibea cordata), la uvilla (Pouroma cecropiaefolia) y algunas especies de fríjol (Phaseolus sp.l, que son apenas conocidas en algunas tribus, deben haber sido domesticadas más reciente- mente (1.000 a 2.000 años); otras especies serían medianamente antiguas como el chon- taduro, el cacao, el banano, etc. (2.000 - 4.000 años). Las plantas más antiguas de los indios sudamericanos posiblemente son: maíz, yuca y zapa 110 (Cucurbita sp.). Las tres son mo- noicas y los indios tienen un enorme número de cultivares de ellas. (Kerr y Clements, 1980). Según la ligeratura revisada por Good- man y Smith y citados por Kerr y Clement (1980), sobre ma íz, hay relatos de haberse encontrado polen de 60.000 años. Los zapa- los como cidra cayote, calabaza, melón, han sido asociados con el hombre en las Améri- cas por lo menos desde hace 10.000 años (Whitaker, 1976). Galvao citado por Albu- querque (1969) y Jennings (1976) señalan que la yuca es una de las primeras plantas domesticadas por los indios en la Amazon ía, tal vez hace 4 a 5.000 años atrás. La domesticación es un proceso evoluti- vo que opera bajo la influencia de las activi- dades humanas. Puesto que es evolucionante, se espera un relativo cambio y gradual pro- gresión del estado selvático silvestre a un estado de domesticación incipiente, es decir a formas que difieren más y más de sus pro- genitores. En el caso de la selección natural, se visual iza la domesticación de cereales empezando con la cosecha de semillas. gra- míneas silvestres; se ha observado que estas semillas fueron comunes a lo largo de generaciones. En tan larga actividad hu- mana confi nada a cosechar, cualquier efecto genético sobre las poblaciones silvestres es probablemente sin importancia. Son las se- millas que escapan de la cosecha las que producen la próxima generación, de tal for- ma que la presión selectiva podría ser en favor de algunos caracteres de tipo silvestre perjudiciales, como crecimiento indetermina- do con un largo período de maduración, dor- mancia de semillas, etc. Pero tan pronto como el hombre comienza a plantar lo que él ha cosechado, la situación cambia drástica- mente (Harlan, 1975). De acuerdo con Nassar (1978) la yuca no crece en forma silvestre. La gran variación de los cultivares de yuca se debe al manteni- miento de su reproducción vegetativa por cientos de años. Esto hace' pensar que los caracteres de esta especie no aparecen por selección natural. Híbridos entre algunas especies silvestres pudieron haber sido do- mesticados y mantenidos mucho tiempo después a través de la reproducción vegeta- tiva. Esta afirmación es confirmada por algu- nos cruzamientos experimentales y observa- ciones hechas sobre frecuente hibridación de cultivares de Manihot esculenta y especies locales silvestres; observándose que en este género el sistema de barrera genética y cito- lógica no está todav ía bien establecido. Otra confirmación proviene de Smidf, citado por Nassar (1978) quien manifiesta acerca de la respuesta muy rápida de selección en dife- rentes especies silvestres para incrementar el contenido de almidón en tuberosas a través de un bajo número de generaciones; obser- vándose que algunas especies silvestres tienen .potencial idad para incrementar la formación de tubérculos y su contenido en almidón. Vavilov citado por Rogers (1965) consi- dera al nordeste de Brasil como el más posi- ble punto de origen de los cultivares de Ma- nihot esculenta. Vavilov llega a esta consi- deración basado en el hecho de que un alto número de cultivares fueron encontrados en esta área. LA VARIABILIDAD GENETICA y SU RELACION CON LA VARIABILIDAD ECOLOGICA Kerr y Clements (1980) mediante obser- vaciones directas e informaciones de indíge- nas sobre el número de cultivares de yuca cultivados por los indios Desana y Ticuna en la selva Amazónica, demuestran al cons- tatar que los primeros manejan 40 cultivares y los segundos 13, que aprovechándose de la variabilidad genética, los indios amazónicos consiguieron vencer y usar la variabilidad ecológica, es decir consiguierdñ' cultivares que se adaptan a medios ecológicos diferen- tes como tierra firme, varzea, tiempos de sequía relativa, tiempos lluviosos, con mu- cha luz, con sombra, etc. Estas observaciones han sido hechas por otros investigadores en el área amazónica. Prance et al. (1977) narran que entre los in- dios Paumari en la Amazonía Central, en- contraron como hecho sorprendente que 91 cultivaban en sus chagras 14 diferentes variedades de yuca; cantidad no esperada para una tribu nómada. Este alto número indica que ellos habían sido cultivadores de yuca por un largo tiempo. Según Triana (1985) los Puinaves, en la Amazonía Colombiana conocen y distinguen 28 variedades de yuca cuyos nombres están asociados a las características físicas de la planta, o tienen nombres de animales o plantas (Cuadro 1). Cuadro 1. Nombres de 28 variedades de yuca conocidas y distinguidas por los Puinave, asociados con características morfológicas de la planta, o con animales u otras plantas. (Fuente: Triana, 1985). Nombres en Puinave Nombres en Español Tirn-uoan-Kadi Aowogre Timjurot Timpi-o t Acre Wuankerot Ipairoót Tai -pundiot Timbogotot Tirn-arn-ot Tim-uik Kut-de-ot Kut-duc Buro Yoiro Shire Yov-Tirn-de-ot Det-tim-ot Tu-Tim-ot Wot-rrot Buri-rot . Wou-tim-ot Masocarrot Cauna irrot Bonande-ot Tondé-ot Coc-pi-ro-ot Utpire-ot Yuca roja Yuca amarilla Yuca negra Yuca azul Yuca morada Yuca morada . Yuca bajita Yuca blanca Yuca verde Yuca de estrella Yuca de cafuche Yuca de cafuche Yuca de mico Yuca de pescado Yuca diente de guache Yuca diente de perro Yuca de lapa Yuca de guaiacoco Yuca de garza Yuca de maicero mico Yuca de babilla Yuca de mañoco Yuca de paounagua (río) (Cupirraco) Yuca de almidón Yuca de viejita Yuca de mata de aj í negro Yuca de mata de hueso espina de pescado 92 La Rotta (1983), indica que los Ando- ques, quienes viven cerca de Araracuara sobre el río Caquetá, cultivan 10 cultivares de Manihot esculenta, además de la especie Manihot dulcis (Cuadro 2). Pineda (1982) en la misma comunidad encontró otras cinco diferentes a las citadas por La Rotta. Entre la gran cantidad de frutas útiles a la alimentación humana, ha habido impre- sionantes selecciones, entre ellas están: En Pouteria caimito; la variedad silvestre posee frutos que llegan a pesar 30 gramos. En el alto Solimoes en la frontera entre Colombia y Brasil, los indios Ticunas seleccionaron variedades que alcanzan hasta 1800 g por fruto (Kerr y Clements 1980). Pouruma cecropiaefolia tiene infrutescen- cias parecidas a un racimo de uva. Kerr y Clernents (1980) encontraron cerca a Ma- naus y Aripuaná variedades silvestres poco productivas. Los indios tikuna mejoraron considerablemente esa especie encon- trándose los mejores cultivares en los alrede- dores de Leticia en Colombia, como fruto de esa selección. Quararibea cordata (Humb y Bonpl) Vischer -una Bombacaeae- en su estado silvestre produce frutos apenas de 9 a 12 cm de largo por 3-5 cm de diámetro. Las selec- ciones de los indios Ticuna en los alrededo- res de Leticia, llevaron a árboles que produ- cen de 3000 a 8000 frutos, casi esféricos, de 10 a 15 cm de diámetro, pesando 400 a 1300 g. Siendo de cáscara dura, de 7 a 13 cm de grosor, aguantan bien el transporte para su comercialización (Kerr y Clements, 1980)_ Bactris gasipaes HBK es una planta tan útil como la yuca para muchas tribus de la Amazon ía; pero no es de igual importancia pues apenas produce durante 3-4 meses del año, mientras la yuca se produce todo el ~iem- po. Sin embargo, según Patiño (1958), su importancia se acentúa en las tradiciones, mitos y creencias religiosas, de las que los viajeros y naturalistas que han estado en los afluentes del Orinoco y del Amazonas y han convivido con los indios el tiempo suficiente para apreciar sus costumbres, saben que las fiestas de cosecha del pejibay o chontaduro se suceden hasta nuestros d ías. También usan el tronco (macana) para arcos y flechas, Cuadro 2. Algunas diferencias entre las diversas clases de yuca reconocidas por los Ando- que (Fuente: La Rotta Cuéllar, 1983). Nombre Nombre Científico Andoque Significado Características del tubérculo Manihot dulcis Jokó Yuca del blanco Blanco, blando (Introducida). M. esculenta Aapá Yuca de borugo Blanco, cáscara rosada. M. esculenta Dudapá Yuca del trueno Cáscara morada. M. esculenta Fonipá Yuca lavada Al descortezarla queda limpia. M. esculenta Jaihopó Yuca de paloma Amarilla, porosa sin almidón. M. esculenta Kokopá Yuca de sapo koko Amarilla. M. esculenta Pana Yuca del brasil Introducida por los brasileros, color amarillo, muy duro. M. esculente Pantaapá Yuca de asaí Blanco, con mucho almidón, hoja semejante a la de la pal- ma asaí. M. esculenta Paepá Yuca blanca Blanco, poroso, sin almidón. M. esculenta Siajepá Yuca de tintín Blanco, cáscara amarilla. M. esculenta Yesipá Yuca de palo podrido Blanco. además de otros utensil ios. La madurez de ciertos frutos comestibles ha servido también como punto de referen- cia para el cómputo del tiempo, especial- mente entre las tribus del área amazónica. Se ha destacado la importancia de las fiestas de cosecha que coinciden con la madurez de frutos y principalmente con Bactris gasi- paes (Patiño, 1963). Según Schultes, citado por Patiño (1958), y quien viajó mucho tiempo por la Amazo- nía Colombiana, los indios Yucunas del río Mirití-Paraná, afluente del Caquetá, celebran anualmente tres importantes danzas en rela- ción con la maduración de algunos frutos entre ellos Bactris gasipaes. Son muchos los usos relacionados con esta planta; Galváo, citado por Kerr V Cle- ments (1980) indica que el chontaduro goza de tal reputación entre los Baniwa, que éstos la consideran como "Palmera Sagrada"; antes de la construcción de una casa, en una nueva aldea, los indios colocan varias mudas de chontaduro. La selección de esta especie de acuerdo con el uso dado por los ind íge- nas, se puede presumir en tres formas (Patí- ñO,1958): (1) Solo util izaban como madera los estipes de palmas muertas por accidentes o enemi- gos naturales, o por haber completado su ciclo vital (Ejemplares decrépitos de escasa producción). (2) Exist ía una técnica de cul- tivo que limitaba a un número determinado los estipes por cepa, raleando o entresacando de tiempo en tiempo los sobrantes. (3) Una selección que elimina, no astiles aislados sino cepas enteras productoras de frutos de baja cal idad, con mucha fibra en el sarcocarpo. Según Pineda (1982) dentro de la cornu- nidad Andoque, la multiplicidad de varieda- des de piñas sugiere la importancia de las mismas, pero no todas se consumen de igual forma, la piña "foei", se cocina previamente para eliminar su superficie carrasposa. Pro- 93 Cuadro 3. Algunas diferencias entre las diversas clases de piñas reconocidas por los Ando- que. (Fuente: La Rotta Cuéllar, 1983). Nombre Andoque SignificadoCaracterísticas del fruto Adudi Piña de guacamayo. Batudí Chefad í Fitiodí Foeidí Jetsobad í Kekekad í Poñeidí Popaydí Tamadí El color del epicarpio es rojo como las plumas de esta ave. El color del epicarpio va cambiando en el transcurso de su maduración, verde, azul, negro como el fruto de esta palma. El epicarpio tiene rayas como la cola de este mico. El epicarpio es cenizoso como el color de esta hormiga. La consistencia al comer es carrasposa como este bejuco. Su forma se parece a la trampa para peces. Piña que en el tiempo místico pertenecía a la rana. La consistencia fibrosa del mesocarpio se asemeja a las fibras del cumare. El mesocarpio blanco como la flor del popav. El epicarpio se parece a la piel de la babilla. Piña de milpeso Piña del mico cosumbe. Piña de la hormiga fifio. Piña del bejuco Foei. Piña de la trampa jet- sobé. Piña de rana Kekebad í Piañ de cumare. Piña del popav, Piña de babilla. bablemente con la "piña de cumare" se ela- boraban fibras para fabricar hamacas. Las mujeres cultivan su colino, con excepción de la "piña popai ". Otras variedades de piña cultivados por este grupo de ind ígenas cita- das por Pineda son: "Piña babilla", "Piña mico cojumbe", "Piña guacamayo", "Piña panguanito"), "Piña hormiga", "Piña ranita kekecan", "Piña mil pesos", "Piña trampa". Algunas diferencias entre las piñas cultivadas por los Andoque se anotan en el Cuadro 3. El Cuadro 4 resume el conocimiento de las especies citadas y de otras comunes entre los indios Ticuna. Finalmente, vale la pena destacar que la actividad de domesticación de plantas impor- tantes ya sea para consumo alimenticio o como símbolos religiosos o señaladoras de 94 los calendarios, comenzó desde hace más de 4.000 años en la Amazonía. Las selecciones fueron logradas con base en el dominio ad- quirido especialmente en la propagación ve- getativa para las plantas tuberosas, y en una cuidadosa selección de caracteres para las frutales propagados por semilla. Todas estas selecciones tenían como base asociada creen- cias que se transmitían de generación en ge- neración. Los nativos "aprovecharon" la va- riabil idad genética de estas especies para vencer y usar la variabil idad ecológica del medio amazónico .. Ante el peligro de la pér- dida de la identidad étnica por el proceso de aculturación que tienen las comunidades in- d ígenas se hace necesario conocer más de cerca las prácticas agrícolas que ellos utili- zan, puesto que son productos de la acumu- Cuadro 4. Conocimiento de varios alimentos por los indios Tikuna, residentes en Arauca, Amazonas, Colombia (adaptado de Kerr y Clements, 1980). Especies Número de cultivares Nombre Tikúná Persea americana Ananas comosus Pouteria caimito Euterpe oleracea Psidium guajava Gynerium sp, Oenocsrpus bacaba Rheddia benthamiana Rheddia macrophyl/a Musa acuminata Ipomea batatas Rollinia deliciosa Mauritia flexuosa Theobroma cacau Anecsrdium occidentale Dioscorea amazonum Berthol/etia excelsa Cocos mucifera Theobroms grandiflorum Artocarpus comunis Myrciaria floribunda Anona muricata Inga cinnamomea Inga edulis Artocarpus heterophyllus Swartzia ulei Manihot dulcis Manihot esculenta Pouroma cecropiaefolia Zea mays Jessenia bataua Bactris gasipaes Quararibea cordata Colocasia esculenta Spondias mombin 2g 2 2 3f Goumá Tiená Taú Uaira Taué Eirú Boróá Kói Pókuri Pói Coré Vénuá Temá Tchaperé Kóú Oi Katáia Koko Kópú Páotchane Oratchá Djaca T6ú lnqauacú Jaca Jurumun Hé Moneka o Oua Tieá Tchaú Die Entú Oteré Nó Djaurnéru 1 9 . 3 c 2a 1 2 1 2d 1 1 e 1 1 4 1 1 b 1 1 e 2 5 5 2b 1 1 2a 1 1 2h a Tanto de Bactris como de Rollinia existe una variedad silvestre en los rastrojos. b En toda la Amazon ía, existe Pouroma sin domesticar, silvestre de frutos pequeños./. cinnamomea también silvestre. Los Tikúna reconocen dos variedades: morado y verde. e Tres cultivares: blanca. amarilla y morada. d Blanco y violeta. e Introducción relativa reciente. f Pueden ser 3 especies: una roja, otra negra y otra gris. g Morado y verde. h Anaranjado y rojo. 95 lación de experiencias de cientos de años, e investigar sus efectos en la expresión genéti- ca de las especies utilizadas. LITERATURA CITADA 1. Albuquerque, M.De. A. 1969. Mandioca na Amazonia. Belém Brasil SUDAN, 275 p. 2. Goldman, l. 1963. The Cubeo; Indians of the North West Amazon. IlIinois, The University of 111inois Press. 305 P. 3. Harlan, J.R. 1975. Crops and mano Madison, W isconsin, American Society of Aqronornv. 295p. 4. Jennings, D. L. 1976. Cassava. In Simmonds, Evolution of crop plants, New York, Long- mano PP. 64-69. 5. Kerr, W.E. y Clements, C.R. 1980. 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