1 - 7 Primeras Paginas.indd 5 Editorial Enfermería es una disciplina profesional, y por su naturaleza debe generar conocimiento que explique los fenómenos propios y que pueda aplicarse en los diversos contextos de la práctica. Algunos de esos hechos —sino la mayoría— que interesan a los profesionales de enfermería deben ser conocidos a través del de- sarrollo de metodologías cuantitativas que requieren la aplicación rigurosa de técnicas de medición precisas, en un esfuerzo por limi- tar al máximo la posibilidad de error y por obtener así resultados reales, válidos, exactos, consistentes y generalizables (1, 2). Si la técnica de medición seleccionada es incorrecta, el investigador entregará resultados errados, aspecto que afecta directamente la validez interna y externa del proceso investigativo (3, 4). La estructura sintáctica de la disciplina que postularon Do- naldson y Crowley (5) incluye los aspectos metodológicos de la investigación científica dentro de los cuales cabe mencionar el uso de técnicas de medición que se adecuen empíricamente a los con- ceptos teóricos, y que cumplan con los más altos estándares que la ciencia exige, pues como ciencia, enfermería debe utilizar meto- dologías que garanticen la calidad y aplicabilidad de los hallazgos. En este sentido, la investigación cuantitativa mide y comprue- ba aspectos teóricos o hipótesis que pueden moverse desde la descripción hasta la predicción del cuidado de enfermería (6), y para ello se requiere la aplicación de métodos o indicadores em- píricos, como por ejemplo, instrumentos de medición. Así, la medición implica la asignación numérica o cuantificación de una cosa, objeto, situación, experimento o fenómeno siguiendo una regla o norma. Uno de los componentes de la medición es Medición de fenómenos de enfermería: el reto de la YDOLGH]�\�FRQ¿DELOLGDG�HQ�OD�LQYHVWLJDFLyQ�FXDQWLWDWLYD la instrumentación, definida como toda condición experimental o procedimiento usado para observar y medir atributos, cualidades o propiedades, constructos o conceptos completamente teóricos, que son imposibles de cuantificar de otra forma. La información obtenida a través de estos se denomina dato, y su función es pro- veer medidas objetivas de la teoría de la cual se derivan (2, 7, 8) . La comprobación de nuestros fenómenos de interés puede realizarse a partir de mediciones directas e indirectas. Las direc- tas hacen referencia a la cuantificación de elementos concretos y objetivos; el interés de evaluar la técnica de medición se centra en valorar su precisión en términos de exactitud y reproducibili- dad, y se logra a partir de un proceso denominado calibración. Ha- bitualmente en enfermería, además de las mediciones directas, son muy importantes las mediciones indirectas dirigidas a valorar características o atributos de un concepto abstracto o complejo, allí el objetivo se dirige a indagar las características relacionadas con la validez y la confiabilidad (3, 2). Toda técnica de medición exhibe cierto grado de error, entendi- do como la diferencia entre la medición obtenida y la medición real. El error aleatorio no tiene un patrón definido o dirección, se debe al azar y puede estar influenciado por factores como alteraciones en el procedimiento de aplicación, errores en el diligenciamiento, o en la captura de información en bases de datos, entre otros. Por el contrario, los errores sistemáticos, son aquellos que se repi- ten bajo un patrón definido y constante; los investigadores dirigen gran parte sus esfuerzos a limitar su ocurrencia con el fin de afinar la técnica y prevenir la generación de conclusiones erradas (2). 0HDVXUHPHQW�RI�1XUVLQJ�3KHQRPHQD��7KH�&KDOOHQJH�RI�$FKLHYLQJ� WKH�9DOLGLW\�$QGUHOLDELOLW\�LQ�4XDQWLWDWLYH�5HVHDUFK 0HGLomR�GH�IHQ{PHQRV�GH�HQIHUPDJHP��R�GHVD¿R�GH�DOFDQoDU� D�YDOLGDGH�HD�FRQ¿DELOLGDGH�GD�SHVTXLVD�TXDQWLWDWLYD 6 AQUICHAN - ISSN 1657-5997 AÑO 12 - VOL. 12 Nº 1 - CHÍA, COLOMBIA - ABRIL 2012 La evaluación de las características de validez y confiabilidad de los instrumentos es una forma de demostrar la rigurosidad en el diseño o la elección de los mismos, y representa un desafío te- niendo en cuenta la cantidad de técnicas de medición disponibles y la necesidad de generar nuevos indicadores empíricos para di- ferentes conceptos y constructos teóricos. Seleccionar adecuada- mente el instrumento de medición permitirá evaluar la adecuación empírica de este con la teoría y la adecuación pragmática de los resultados al contexto real (7). La confiabilidad se relaciona con la consistencia interna, co- herencia, reproducibilidad, estabilidad y equivalencia de los resul- tados que dependen de la medición (9). Indica que la aplicación repetida de un instrumento genera los mismos resultados en dife- rentes circunstancias, y expresa la proporción de error aleatorio inherente a la medición. Un instrumento es confiable si la característica que mide en los sujetos es atribuible a diferencias verdaderas entre estos, y no a las características de la técnica o de quienes la administran. Documenta el grado de estabilidad entre individuos, observa- dores y a través del tiempo (3). Más que una característica per se del instrumento es una característica evaluable a partir de la muestra específica en la que se aplica, razón por la cual es fun- damental evaluar la confiabilidad cada vez que se utilice el instru- mento (2, 10). La confiabilidad puede referirse a diversos aspectos: con- gruencia de las mediciones en diferentes momentos de aplica- ción o a través del tiempo (estabilidad), congruencia de los ítems, consistencia de los resultados a partir de los ítems (consistencia interna), congruencia de los resultados en dos o más instrumentos o entre observadores (equivalencia) (3). La confiabilidad es nece- saria pero insuficiente para establecer la validez de una técnica de medición, un instrumento que no es confiable probablemente es errático, inconsistente e inexacto (1, 2, 4). La validez indica la capacidad de un instrumento para medir lo que debe medir o cuán bien se refleja el constructo que se quiere estimar. Aspecto que muestra si el resultado de la medi- ción expresa con precisión la realidad y la proporción de error sistemático de la prueba. Existen varios tipos de validez que deben ser demostrados a partir del refinamiento de la técnica de medición. La validez que implica la evaluación respecto a claridad, precisión del lenguaje y presunción de aquello que la técnica pretende medir (validez facial); la que indaga sobre la extensión en la cual el conjunto de ítems mide todas las dimensiones o características de un domi- nio teórico específico (validez de contenido) cuando se realiza la comparación de la técnica respecto a otras disponibles (criterio- concurrente), cuando se predicen futuros eventos a partir de los resultados que arroja la técnica (criterio-predictiva), o cuando se evalúa la capacidad para discriminar sujetos con la característica de aquellos que no la tienen (criterio-discriminante). Finalmente, la validez de constructo se basa en la forma en que una prueba mide o captura un constructo teórico o rasgo. Evalúa la re- lación entre la medida usada y la teoría en la cual se apoya (2, 4, 9, 10). Además, es clave recordar la importancia de diseñar y validar instrumentos de enfermería teniendo en cuenta el contexto cul- tural específico, aspecto que va más allá de la mera traducción o adaptación lingüística. Esto obedece a que el uso de palabras, frases o idiomas distintos al contexto en el que se desenvuelve la persona que responde puede aumentar el error sistemático de la prueba y afectar así la validez de la medición (2). Cuando se revisa un reporte de resultados de investigación es fundamental indagar acerca del origen y las características psicométricas de las técnicas o herramientas de medición em- pleadas. Utilizar instrumentos sin validez o confiabilidad lleva a que la medición de aspectos teóricos sea ineficaz y se obstaculice así el avance en el desarrollo teórico y de la práctica basada en la evidencia, pues se altera la correspondencia entre el resultado obtenido y la realidad estudiada. Además, se considera que los instrumentos de medición son elementos críticos de la validez y confiabilidad general de la investigación porque aunque el proble- ma, el propósito y los procedimientos de recolección y análisis de la información sean correctos, si el instrumento de medición tiene limitaciones o problemas inherentes, los resultados se vuelven limitados o cuestionables (4, 10, 11). En este número de Aquichan se publican dos artículos relacio- nados con la validez y la confiabilidad de instrumentos utilizados para medir el cuidado de enfermería fundamentado en la teoría de Jean Watson y en la escala de comportamiento de autocuidado fun- damentado en la teoría de Dorothea Orem. Artículos como estos, que presentan la evaluación de características de precisión, vali- dez y confiabilidad de los instrumentos, son fundamentales porque facilitan la aplicación de resultados a la práctica de enfermería. 7 Estos escritos nos demuestran cómo el investigador tiene la responsabilidad de indagar acerca de las caracte- rísticas psicométricas de los instrumentos seleccionados, y de hacer las pruebas que el rigor metodológico exija para el estudio particular. Como tal, la medición y la instrumen- tación son elementos críticos para mejorar la investigación científica en enfermería. Gloria Carvajal-Carrascal Universidad de La Sabana gloria.carvajal@unisabana.edu.co Referencias bibliográficas 1 Roberts P, Priest H. Reliability and validity in research. Nursing Standard 2006; 20 (44): 41-45. 2 Burns N, Grove S. Medición y recogida de datos en investigación. Investigación en enfermería. 3 edición. Madrid: Else- vier; 2004, p. 287-304. 3 Houser J. 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