06. El ser human. (48 a 51) REVISTA AQUICHAN - ISSN 1657-5997 AÑO 3 - Nº 3 • BOGOTÁ, COLOMBIA - OCTUBRE 2003 48 RESUMEN El artículo presenta algunas concepciones del ser humano en relación con el cuidado de enfermería. A partir de la organización de la vida se establecen relaciones, interacciones del ser humano, sus límites y posibilidades para el cuidado con la vida, con lo coti- diano y con la naturaleza. Resalta la importancia y el compromiso en la construcción co- lectiva del ser ciudadano. PALABRAS CLAVE: Ser humano, cuidado de la vida, relaciones, civilización humana. ABSTRACT The article presents some concepts of human being in relation with nursing care. From life organization, relations are established, interac- tions of human being, its limits and possibilities for life care, with daily life and with nature. It points out the importance and engagement in collective cons- truction of the person. KEY WORDS: Human being, life care, relations, human civilization. Alacoque Lorenzini Erdmann Profesora Titular de la Universidad Federal de Santa Catarina y Doctora en Filosofía de Enfermería, PEN/UFSC (Brasil). Luiz Antonio Bettinelli Profesor Titular de la Universidad de Passo Fundo y Doctor en Enfermería, PEN/UFSC (Brasil). El ser humano y sus posibilidades de construcción desde el cuidado 49 a preocupación por la comprensión del ser hu- mano se evidencia en to- dos los campos del cono- cimiento en el transcurrir de la historia. Sus múlti- ples dimensiones posibili- tan focalizar espacios, momentos, en- cuentros, condiciones y expresiones sin- gulares, que permiten reafirmar su uni- dad, aparentemente imperfecta, ininteli- gible, imposible de ser comprendida por él mismo, ante el misterio de la natura- leza humana. Así, parece que por la evolución del ser humano a través de los tiempos, se pueden referir algunas nociones, que di- cen más de la estética del ser, presente en los ambientes naturales de la vida de los seres de este planeta, sintiendo, re- presentando lo que se muestra o se ca- racteriza como ser humano. Para Morin (1), el ser humano “se define como trinidad: individuo, so- ciedad y especie”. Es un ser “metativo, que a partir de sus aptitudes organiza- doras y cognitivas crea nuevas formas de vida psíquica, espiritual y social”. Es como homo complexus, es bipolarizado entre demens y sapiens, estando sapiens en demens y demens en sapiens, uno conteniendo al otro, antagónicos y complementarios, sin fronteras nítidas. Tejen sus vidas entre lo utilitario, lo prosaico y lo lúdico, lo estético y lo poé- tico, existiendo realmente. Viven lo pa- radójico de la riqueza, de la libertad, de la felicidad, de la infelicidad, soportando la realidad en la tentativa de superar las incertidumbres y eliminar las angustias. El ser humano se define de modo bipolarizado en yin yang, siempre con la presencia de la afectividad: sapiens/de- mens; faber/ludens/imaginarius; economi- /cus/consumans/esthetics; prosaicus/poe- ticus. También para Morin (1) (p. 156), “el sobrevivir para vivir toma un sentido cuando vivir significa vivir poética- mente. Vivir poéticamente significa vivir intensamente la vida, vivir de amor, vivir de comunión, vivir de comunidad, vivir de juego, vivir de estética, vivir de cono- cimiento, vivir de afectividad y de racio- nalidad, vivir asumiendo plenamente el destino de homo sapiens-demens, vivir insiriéndose en la finalidad trinitaria... (que dejó de imponerse por sí misma en nuestra civilización)”. Pues el ser huma- no es el centro de la conciencia en la y por la sociedad, puede abrazar el mun- do por la comprensión... puede cons- truir una sociedad de alta complejidad, que comporta la autonomía individual y el civismo. En el vivir la vida, el ser humano ejer- cita variadas formas de relaciones o aso- ciaciones afectivas, sociales o de trabajo, y cuidando de sí mismo y del otro o de las condiciones del vivir. El cuidado, ejercido por medio de los procesos de relación, interactivos y aso- ciativos, está presente en la vida huma- na, en su proceso vital, en las condicio- nes naturales y sociales desde la con- cepción, nacimiento, crecimiento, enve- jecimiento, muerte y trascendencia. En este proceso de vida humana, el proce- so del ser sano, enfermo y curado, pasa por los potenciales humanos y por los El cuidado, ejercido por medio de los procesos de relación, interactivos y asociativos, está presente en la vida humana, en su proceso vital, en las condiciones naturales y sociales desde la concepción, nacimiento, crecimiento, envejecimiento, muerte y trascendencia REVISTA AQUICHAN - ISSN 1657-5997 AÑO 3 - Nº 3 • BOGOTÁ, COLOMBIA - OCTUBRE 2003 50 riesgos relativos a que los individuos es- tán expuestos en sus condiciones socia- les y naturales de la vida. El proceso de vivir se traduce en sis- temas de cuidado con diversas posibili- dades de aplicación y en múltiples y variadas funciones o finalidades, pen- sando en ocasiones más sustantivamen- te, como científico, técnico, ético, esté- tico y político, y en otras más empírica- mente, haciendo parte de la vi- da y de la naturaleza. De este modo, el cuidado es necesario para el mantenimien- to de las especies, como forma de enfrentamiento de las cir- cunstancias a que están expues- tas, substancial a la organiza- ción de cualquier sociedad, par- ticipando posiblemente de la constitución de la noósfera, de la vida de las ideas. La vida, o el proceso de vi- vir, es un continuo proceso de cuidado mutuo y simultáneo de sí mismo, de los otros, por los otros, de las formas vivas (seres vivos) y de los seres inanimados (mundo material físico). El ser humano transita en espacios y oportunidades de relaciones, viven- ciando el cuidado en orden de su poten- cial y fuerza para demarcar, y utiliza de este espacio el derecho, la dependencia e interdependencia, la pertenencia y la privacidad. Es a partir del ser humano, con él, en él y para él, que los movimientos y ondulaciones del vivir suceden y se muestran significativos como organiza- ción de la vida. Todo ser humano busca el cuidado por la necesidad de sobrevivir y se cuidará según los valores de la vida esta- blecidos y el amor propio, dependiendo igualmente de la voluntad de otras personas para su sobrevivencia. El cuida- do parece ser la respuesta a las necesida- des manifestadas o percibidas, siendo en ocasiones necesidades creadas o pro- vocadas por diversos factores. El acto o acción de cuidar puede ser aprendido, des-aprendido, reaprendido, a pesar de ser único y particular, único y singular. Las creencias y prácticas po-pu- lares y los cuidados profesionales mu- chas veces no se excluyen, aunque los espacios para los cuidados más comple- jos, técnicamente personalizados, son más reservados y se dan en ambientes propios. La actividad de cuidar surge de la creatividad humana, de la sensibilidad frente a los cambios con el otro y de las condiciones naturales de la capacidad del hombre de crear nuevas situaciones; de ejecutar una actividad humana con su estilo o modo de ser y hacer y de interactuar, y de su propia forma de presentar o representar el resultado de su actividad. Es una actitud familiar con su propia vida, sus sentimientos y rela- ciones con seres de la natura- leza, que marca su originali- dad porque consigue suscitar emociones y sentimientos en el ser humano, a veces agrada- bles o confortables y en oca- siones agresivos, dolorosos, in- vasivos y desconfortables. La salud pasa por los movi- mientos u ondulaciones del vi- vir en los límites de las sensa- ciones, confort y desconfort, en la esperanza de nuevos mo- mentos, en la posibilidad de estar en una situación y de prepararse para otra, y de sen- tir energía para superar los conflictos y exigencias del me- dio. Lo saludable está en la posibilidad de estar vivo, de tener vitalidad y de ser feliz, animados en el vivir los altibajos en un vaivén de alegrías y tristezas, en la ar- monía regulada por la intersección de la vida y de la muerte. Vivir la salud es vivir el amor, el pla- cer, en la armonía conflictiva. Es el querer vivir, querer evolucionar pleno de de- seos y voluntades, cultivando los sueños y las esperanzas de crear, enfrentando los desafíos. La vida, o el proceso de vivir, es un continuo proceso de cuidado mutuo y simultáneo de sí mismo, de los otros, por los otros, de las formas vivas (seres vivos) y de los seres inanimados (mundo material físico). El ser humano y sus posibilidades de construcción desde el cuidado 51 El vivir las diferencias en el sistema de cuidados posibilita los procesos de rela- ción. En esta relación se evidencia la ne- gociación y el trueque, para llegar a la plenitud, donde el poder es conferido por los procesos de integración y dife- renciación. Estos no implican necesaria- mente el facilitar uno o sacrificar el otro, y sí pueden multiplicar ganancias y creci- miento mutuos, explorando el mundo de la incertidumbre y posibilidades, bus- cando sintonía con la heterogeneidad e integrando la diversidad. Son cambios no siempre lógicos, racionales y cons- cientes, y sí rodeados de afectividad, emoción, empatía, intuición y otros elementos que forman la red de relacio- nes, en un juego de voluntades, aproxi- maciones y distanciamientos, promo- viendo, alimentando las decisiones y el control. Vivir la vida es conseguir intercalar lo prosaico con lo poético, los momentos de solidaridad orgánica y los momentos de solidaridad mecánica, ya que lo técni- co o mecánico no puede ser dejado de la- do; es vivir el bienestar de las cosas sim- ples de nuestra cotidianidad, a pesar de exponerse a sucesos, tensiones y riesgos, los cuales son mutantes, imprevisibles y plenos de significados para la persona humana. El mundo propio de cada ser humano se llena por los cambios de ener- gías de los diversos espacios o ambientes y por las relaciones de afecto en el estar con las personas, siendo solidario con el otro, ayudando a superar lo que se pre- senta como monótono y sofocante. Las relaciones solidarias del cuidado, de la intuición, la razón y la lógica, di- namizan el arte de los procesos interacti- vos, por interacciones de relaciones múl- tiples inagotables, cuyos límites ultrapa- san la finalidad objetiva que hace posible vivir la vida de manera saludable. En este orden de ideas se muestran las sensacio- nes vividas por las personas, su sensibili- dad, la búsqueda del equilibrio como un modo de cuidar de sí mismo y del otro. De ser cuidado por los otros y de estar en este planeta sintiéndose integrante y per- teneciente del mismo, en sus múltiples formas, conviviendo con y para el otro y en otros espacios. Los actores sociales... ciudadanos de este planeta: Son personas que tienen una historia de vida... Son sensibles a lo que es bueno, impor- tante, necesario, adecuado y agradable, y a lo que es monótono, sofocante o incó- modo, a lo que es dado con amor, seguri- dad y responsabilidad. Son seres humanos, personas que agra- dan y desagradan, actúan, reaccionan e interactúan, se aproximan y se distancian, se articulan, se asocian, dividen, nego- cian, interdependen, se ayudan, se dife- rencian, exploran como consumidores y son explorados, intercambian y se inte- gran, que aprenden, desaprenden y rea- prenden, sufren, lloran y reclaman, que se entregan, se reirguen, sueñan y sonríen, que estimulan, que aman y confortan, que esperan siempre recibir lo mejor, y es- tar libres de riesgos, que confían en la evolución humana, en las relaciones soli- darias, en el respeto a lo que les pertene- ce, a lo que es del otro y a lo que es posi- ble de ser compartido, en aquello que también puede ser suyo, en los múltiples límites del pertenecimiento, en los múlti- ples potenciales interiores, en la protec- ción de la madre naturaleza, en la fe en las fuerzas divinas, en el querer vivir en una sociedad más justa, solidaria, sintiendo el cariño, el calor humano,... El sueño de una vida humana planetaria en una sociedad más civilizada. Según los estudios de Bettinelli (3), nosotros enfermeros demostramos con- ciencia solidaria en las relaciones de cui- dado, haciendo emerger el sentido de la vida. Por lo tanto, somos constructores de PAZ, cuidamos de la vida, cuidamos del ser humano... y reconocemos la im- portancia de la sensibilidad humana, in- dispensable para la construcción de una sociedad humanitaria. El mundo propio de cada ser humano se llena por los cambios de energías de los diversos espacios o ambientes y por las relaciones de afecto en el estar con las personas, siendo solidario con el otro, ayudando a superar lo que se presenta como monótono y sofocante. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Morin, Edgar. El método 5: la humanidad de la humanidad (trad. de Joemir Machado da Silva), Porto alegre: Sulina, 2002, 312 p. 2. Erdmann, Alacoque Lorenzini. Sistema de cuidados de enfermería, Pelotas: Universitária/UFPEL, 1996, 138 p. (Serie de Tésis de Enfermería/PEN/UFSC, 01). 3. Bettinelli, Luiz Antonio. La solidaridad en el cuidado: dimensión y sentido de la vida, Florianópolis: UFSC/PEN, 2002, 204 p. (Tésis em Enfemería, 41).