00. Editorial (4-5) AÑO 4 - Nº 4 - 4-5 - BOGOTÁ, COLOMBIA - OCTUBRE 2004 REVISTA AQUICHAN - ISSN 1657-5997REVISTA AQUICHAN - ISSN 1657-5997 4 uando vea la luz pública esta nueva edición de Aqui- chan, se habrán cumplido las celebraciones del vigési- mo quinto año de existencia de la UNIVERSIDAD DE LA SABANA, sus bodas de plata, y con estas la satis- facción de todos quienes trabajamos en ella, por la la- bor cumplida durante una existencia corta, en térmi- nos relativos frente a la mayoría de nuestras universi- dades colegas, pero pletórica de realizaciones, hasta tal punto que podemos considerarnos como una insti- tución en plena madurez, superadas ya las etapas de una niñez, en la cual los propósitos de los fundadores aparecían ante muchos como utópicos e irrealizables, y de una juventud que mostró al país la maravillosa eclosión de una Universidad muy joven, que pasó en poco tiempo a colocarse entre las mejores del país. Esta historia corta, pero no por ello menos importan- te, nos obliga, primeramente, a volver los ojos hacia la divina Providencia, que siempre estuvo con nosotros en los momentos duros, que ciertamente nunca han faltado, y en aquellos otros en que todo parecía salir muy bien. Luego, hacia toda esa pléyade de personas que, desde diferentes posiciones, pero siempre con la misma ilusión, han trabajado abnegadamente para que hayamos podido llegar a este aniversario con las realizaciones obtenidas, a quienes va nuestro más sen- tido agradecimiento. Igualmente, hacia esos miles de alumnos y ex alumnos, que comienzan a hacerse sen- tir en el país como una comunidad ligada por una misma formación, que debe ser como un sello que dis- tinga a todas las personas que se vinculan a nuestra Universidad y que se sienten partícipes y herederos de nuestra Alma Máter. Por último, a todo un país que ha creído en nosotros y con el cual nos sentimos en deuda, debiendo aportarle lo mejor de nuestra proyec- ción social, fruto de articular nuestra docencia con nuestra investigación. Esta, todavía incipiente, pero ya en proceso de consolidación a través de varias de sus manifestaciones, algunas de las cuales han recibido re- conocimiento externo. Un aniversario como el que acabamos de celebrar, de una manera muy sobria, a la par que nos permite una mirada retrospectiva para celebrar todo cuanto hemos logrado, nos obliga a avizorar igualmente un futuro que está por construir. Con todo cuanto hemos logra- do hasta la fecha, los proyectos de nuestra Universi- dad muestran que es mucho más aquello que falta por alcanzar. Quizá sea ésta una perspectiva que deba es- tar siempre ligada a nuestro quehacer universitario, en tanto nos sentimos con una clara vocación hacia la ex- celencia; porque sólo llegaremos a realizar los propósi- tos de los fundadores, en la medida en que podamos llegar a ser el mejor centro universitario del país, en donde se formen aquellos que, por sus condiciones personales, por ser la flor y nata de nuestra juventud, con independencia de sus condiciones económicas, y por la preparación esmerada que hayan recibido, alcancen las mejores posiciones y puedan proyectar desde ellas la formación adquirida; en la medida en que contemos con la mejor y más formada planta de profesores de nuestro medio, y en la medida en que desde nuestra entidad se difunda un pensamiento con hondo sentido cristiano, como corresponde a la inspi- EDITORIAL 5 ración de esta Universidad, a pesar de su carácter civil y no confesional, que impregne todas las capas de nuestra nacionalidad. Se dirá que las expresiones anteriores están impregna- das de un tinte de soberbia o que constituyen un que- rer poco menos que inalcanzable. Ni lo uno, ni lo otro, ya que esta Universidad fue fundada con esa voca- ción, de ir, como lo expresara su primer Rector, a la ex- celencia a través de la exigencia. La primera es una meta propia de su vocación fundacional, porque sola- mente mediante ella logrará impactar de una manera seria a nuestra sociedad, y la segunda es el único ca- mino que puede seguirse para alcanzar la finalidad querida, cuyas dificultades no se escapan a ninguno de nosotros. Quienes no pudieran entender este men- saje, no estarían en condiciones de contribuir para sa- car adelante los propósitos expresados en nuestro Pro- yecto Educativo Educacional. De este proyecto, porque nuestras realidades son ape- nas una base para algo que deberemos alcanzar, for- ma parte muy importante nuestra Facultad de Enfer- mería, creada desde el 21 de marzo de 1991. Es uno de nuestros primeros programas acreditados, que en- frenta los mismos retos de alcanzar un excelente nivel profesoral y académico; forma a sus alumnos en un modelo inspirado por la doctora Callista Roy, escogido desde los trabajos preparatorios de la Facultad, clara- mente volcado hacia el cuidado de las personas y hacia la promoción de la salud, con una visión cristia- na en el ejercicio de una de las más nobles profesiones, como que es de aquellas que están más cerca de quie- nes sufren. Por todo ello, quiero invitar a nuestros profesores y a nuestras profesoras de Enfermería, y a nuestros enfer- meros y enfermeras, de la misma manera que a todos nuestros estudiantes de la Facultad, no sólo a celebrar con nosotros el aniversario alcanzado y con él los lo- gros de la Universidad y los específicos del programa, sino igualmente a participar de los propósitos e ilusio- nes que deben ser la meta que guíe nuestro caminar a partir de este año. La traducción castiza del nombre de esta publicación debe ser para todos nosotros una luz en nuestro horizonte, no ya proyectada solamente a la atención a los demás, propia del profesional en Enfer- mería, sino también al esfuerzo de superación que nos espera. Este, para que sea algo más que una ilusión, debe ser objeto de un particular “cuidado”. Que los logros alcanzados, como el reconocimiento otorgado por Colciencias al grupo de estudio del mo- delo de adaptación (C. Roy), como grupo de investi- gación, nos sirvan de pedestal para continuar en nuestro ascenso, es el mensaje que quiero dejar a to- da la comunidad universitaria y, dentro de ella, parti- cularmente a este grupo tan querido y tan cercano a los enunciados de nuestro PEI, como son todas las per- sonas vinculadas a nuestra Facultad de Enfermería. ÁLVARO MENDOZA RAMÍREZ Rector Venticinco años