Maquetación 1 Ibérica 36 (2018): 119-142 ISSN: 1139-7241 / e-ISSN: 2340-2784 Resumen Esta investigación se sitúa en una línea de trabajo definida por la confluencia de la Lingüística Cognitiva y del Análisis Crítico del Discurso, que contribuyen de modo complementario al estudio del texto, integrando su dimensión social e ideológica y su dimensión individual y cognitiva. Partiendo de este marco teórico, examinamos el modo en que el discurso político de los medios de comunicación categoriza al mandatario público acudiendo a metáforas conceptuales deslegitimadoras enraizadas en el dominio cognitivo del ESPECTÁCULO y el TEATRO con el objetivo de focalizar la propiedad de fingidor, de persona que simula lo que no es. A través del análisis de las proyecciones metafóricas establecidas entre la estructura conceptual que presta este dominio y el tópico de la política, comprobamos el dinamismo consustancial a los procesos de categorización, que dependen en buena medida de las representaciones conceptuales de los sujetos, quienes, mediatizados por modelos mentales y culturales, seleccionan los marcos específicos sobre los que proyectan el tema del discurso y, con ello, establecen los elementos relevantes de su particular interpretación de la categoría. Constatamos, finalmente, que la conceptualización metafórica de la política como simulación, como engaño, constituye una representación socialmente compartida, que ejerce en el corpus analizado una doble función, pues al tiempo que actúa como un marco general que otorga coherencia al discurso, contribuye a crear una narrativa, un circuito de emociones negativas, que repercute en la calificación ética de la entidad. Palabras clave: discurso político, metáfora conceptual, deslegitimación, espectáculo y teatro, narrativa. Metáfora conceptual y el marco ESPECTÁCULO en el discurso político de los medios de comunicación Gracia Pinero-Pinero Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (España) gracia.pinero@ulpgc.es 119 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 119 Ibérica 36 (2018): 119-142 GRACIA PInERO-PInERO Abstract C on c e pt ua l m e ta ph o r an d th e f ra me SPE C TA CL E i n po l i tic al di s c ou rs e in t h e m e di a Our research lies at the point of confluence of Cognitive Linguistics and Critical Discourse Analysis, two disciplines that contribute in a complementary way to the study of texts by integrating on the one hand, their social and ideological dimension and, on the other, their individual and cognitive aspects. Supported by this theoretical framework, our study explores the way in which political discourse in the media categorises public figures by drawing on delegitimising conceptual metaphors which are rooted in the cognitive domain of THEATRE and SPECTACLE with the aim of focalising the characteristics of deception and of pretence of what one is not. Through analysis of the metaphoric mappings established between the conceptual structure of this domain and the topic of politics, we find a dynamism that is consubstantial with the processes of categorisation that depend largely on the conceptual representation of individuals who, influenced by their mental and cultural models, select the specific frames on which to map the discourse topic and consequently establish the elements relevant to their particular interpretation of a category. Finally, we demonstrate that the metaphoric conceptualisation of politics as imitation or deception constitutes a socially shared representation. In our corpus, it exercises a dual role, acting at the same time as a general framework providing discourse coherence, and also contributing to creating a narrative, a circuit of negative emotions, that has repercussions on the ethical status of the entity. Keywords: political discourse, conceptual metaphor, delegitimisation, spectacle and theatre, narrative. 1. Introduction La concepción de los acontecimientos de discurso como manifestaciones específicas de la interacción social permite entender la actividad discursiva como escenario en el que se construyen las identidades de los interlocutores sociales, tanto del individuo como del grupo social al que pertenece y con el que comparte actitudes, creencias y valoraciones (Cameron, 2010; Cameron y Maslen, 2010). Este proceso de construcción de identidades sociales es esencialmente dinámico, en tanto que la categorización lingüística y, muy especialmente, pragmática de los conceptos se encuentra poderosamente mediatizada por el contexto. Los conceptos, por consiguiente, no constituyen elementos 120 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 120 autónomos sino que forman parte de modelos mentales (van Dijk, 2009: 22), a través de los cuales el sujeto construye sus representaciones de acuerdo con su particular perspectiva; y de modelos culturales, o estructuras de conocimiento que se corresponden con el saber socialmente compartido (Dirven, Wolf y Polzenhagen, 2007: 1217). Las categorías, consecuentemente, han de ser interpretadas en un contexto cognitivo, social y cultural (Sharifian y Palmer, 2007). Con estos planteamientos, nos proponemos analizar el modo en que la comunicación política, entendida en términos amplios como aquella que integra tanto la producción discursiva del político en el ejercicio de su función social como la del ciudadano que participa en el espacio público (Bermúdez, 2012; González y Satt, 2016), conceptualiza al mandatario público acudiendo a metáforas conceptuales deslegitimadoras (van Dijk, 1998) enraizadas en el dominio cognitivo (Langacker, 1987: 147-152) del TEATRO y el ESPECTÁCULO1 con el objetivo de focalizar la propiedad de fingidor, de persona que simula lo que no es para lograr de manera fraudulenta la confianza del ciudadano2. 2. Marco teórico y conceptual: discurso, cognición y sociedad En consonancia con lo afirmado, esta investigación se sitúa en una línea de trabajo defensora de la confluencia de dos disciplinas, el Análisis Crítico del Discurso y la Lingüística Cognitiva, que, aunque heterogéneas, contribuyen al estudio del texto, integrando su dimensión social e ideológica y su dimensión individual y cognitiva (Van Dijk, 1997, 1998, 1999, 2009; Fairclough, 2003; Chilton, 2004, 2005; Wodak, 2006). Precisamente una de las parcelas más beneficiadas de este maridaje (núñez- Perucha, 2004, 2010, 2011) ha sido la del estudio de la metáfora conceptual, ese modelo cognitivo idealizado con el que categorizamos tópicos complejos y abstractos a través de su proyección sobre vehículos más sencillos, más concretos y, por ello, más asequibles (Lakoff y Johnson, 1980, 1999; Johnson, 1987; Lakoff, 1987, 2008; Lakoff y Turner, 1989; Turner, 1991; Koller, 2005; Kövecses, 2015)3. Desde esta perspectiva, que, naturalmente, como señalan Gibbs (2011) y Ruiz de Mendoza Ibáñez y Pérez Hernández (2011), requiere nuevos desarrollos, la metáfora es entendida, no como una expresión lingüística o una fórmula retórica, sino como una herramienta de METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 121 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 121 conceptualización del significado basada en la asociación de dos dominios cognitivos: el dominio fuente aporta un esquema conceptual, generador de una serie de subcategorías que, mediante el establecimiento de correspondencias, se proyectan sobre el esquema conceptual del dominio meta. Investigadores como Steen (2007) han insistido en la idea de que el uso del lenguaje se halla sistemáticamente mediatizado y regulado por el género o el registro; en este sentido, el texto es producido por un individuo que pertenece a una determinada comunidad de discurso, con cuyos miembros comparte tipos y prácticas textuales. Es precisamente esta pertenencia a una comunidad (Barton, 2007)4 específica la que ocasiona variaciones en el lenguaje, que afectan, naturalmente también, al funcionamiento del lenguaje figurado y particularmente de la metáfora conceptual. Al respecto, Cameron et al. (2010) y Deignan et al. (2013) han subrayado la necesidad de desarrollar investigaciones que descubran las discrepancias existentes entre registros en relación con el comportamiento de estos mecanismos, porque “the use of figurative language varies depending on the nature of the communicative activity, or, more specifically, depending on factors such as topic, audience, mode of communication, situational context, and so on” (Deignan et al. 2013: 1). Los estudiosos han puesto de relieve que los textos periodísticos constituyen un material particularmente idóneo para el studio del lenguaje figurado y, muy especialmente, de la metáfora conceptual (Kitis y Milapides, 1997; Zinken, 2003; Musolff, 2006; Chiang y Duann, 2007): As news contributes to building and adapting knowledge and beliefs and ‘metaphor is an essential part of the way we deal with novel and current events’ (Kennedy 2000: 209), news discourse is naturally a particularly rich source of figurative language (Steen et al. 2010:43). Se trata de textos que, en términos generales, suelen requerir la presencia de numerosas correspondencias metafóricas con las que comunicar la abstracción de sus contenidos (Steen et al. 2010: 196); además, a diferencia de la conversación espontánea, contienen una serie de rasgos que determinan que el proceso de identificación de metáforas sea más transparente: responden a la variedad formal y estándar y, consecuentemente, son fácilmente accesibles; y son textos de información densa, cuyo proceso de producción permite al periodista una configuración GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142122 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 122 cuidadosa y una selección de elementos léxicos precisa (Steen et al., 2010: 43-44). Tradicionalmente se ha señalado que el discurso político recurre con frecuencia a la metáfora conceptual como herramienta de categorización del significado por los importantes beneficios que proporciona, pues permite reducir la abstracción de la política a modelos más simples y fáciles de manejar. Los seres humanos, afirma Landau et al. (2010), somos avaros cognitivos y, dado que la abstracción exige mayores esfuerzos de procesamiento, a menudo la gestionamos mediante metáforas. A tales beneficios apuntan también Ortony (1975), quien subraya su cualidad de compacta, de comunicar gran cantidad de información de modo conciso; y Edelman (1971), para quien esta estructura entraña una relación entre la parte y el todo que la convierte en un procedimiento eficaz para aludir a cuestiones más amplias y complejas. Junto a esta rentabilidad sobre el procesamiento del discurso, los estudiosos de la metáfora como herramienta de persuasión (Mio, 1997; Charteris-Black, 2005) resaltan su capacidad para combinar la ruta central de la persuasión, lógica y racional, con la ruta periférica, emocional e irracional (Petty y Cacioppo, 1986). En tal sentido, una de las mayores fuentes de poder de este modelo cognitivo idealizado reside en su dimensión valorativa: la metáfora establece la posición actitudinal del usuario mediante la expresión del afecto, del juicio ético y de la apreciación a propósito de los acontecimientos y de quienes participan en ellos (Martin y White, 2005), porque mediante las proyecciones no solo exportamos realidades procedentes de los vehículos seleccionados, sino también, y lo que es más importante, creencias, actitudes, emociones y valoraciones a propósito de esos mismos vehículos. Todos estos argumentos, en definitiva, convierten la metáfora en “part of the political struggle for collective meaning, the interpretation of the forms or patterns of human political life” (Beer y de Landtsheer, 2004: 6). Puesto que trabajamos con la Teoría de la Metáfora Conceptual, nuestro marco teórico se completa, por último, con nociones surgidas en el ámbito de la Semántica Cognitiva, que, participando de la consideración general de la lengua como una ventana para el estudio de la cognición humana (Valenzuela et al., 2012: 43), ha puesto el acento en que una adecuada comprensión de las expresiones lingüísticas exige completar su significado denotativo con su significado pragmático, contextual, cultural o social. El significado de tales expresiones constituye, pues, un proceso mental que va METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 123 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 123 más allá de la lengua y que es resultado de las representaciones conceptuales del sujeto; la palabra, el elemento lingüístico, pues, sería el nodo de acceso (Langacker, 1987: 163) a toda esta red de conocimientos fruto de la experiencia del hablante: The entity designated by a simbolic unit can therefore be thought of as a point of access to a network. The semantic value of a symbolic unit is given by the open-ended set of relations –simple and complex, direct and indirect– in which this access node participates. La Semántica Cognitiva ha intentado explicar la estructura de esta red de conocimientos a través de términos diversos tales como marco (Fillmore, 1982), escenario (Fillmore, 1985), dominio (Langacker, 1987) o guión (Schank y Abelson, 1977), que, con las diferencias pertinentes (Ruiz de Mendoza Ibáñez y Galera Masegosa, 2014: 60-63), pueden ser entendidos como un sistema de conceptos relacionados de tal modo que para entender uno de ellos es necesario conocer y comprender la estructura de la que forma parte. Al respecto señala Langacker (1987: 147): All linguistic units are context-dependent to some degree. A context for the characterization of a semantic unit is referred to as domain. Domains are necessarily cognitive entities: mental experiences, representational spaces, concepts, or conceptual complexes. Sea cual sea la denominación que empleemos para hacer referencia a estas estructuras de conocimiento, suscribimos la afirmación de Sánchez García (2007: 208-9) de que “[…] framing is a fundamental cognitive strategy to organize our experience of reality, to conceptually structure or make sense of the world by imposing a logic of its own […]”. 3. Objetivos Sobre la base de estos principios, nos proponemos analizar, desde una perspectiva cualitativa5, la conceptualización metafórica que se hace del servidor público y de su actividad en un corpus de textos pertenecientes a la comunicación política que seguidamente describiremos. Puesto que esta conceptualización comprende dimensiones heterogéneas, hemos seleccionado las proyecciones metafóricas que se perfilan sobre el dominio fuente ESPECTÁCULO y TEATRO y que contribuyen a la construcción de GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142124 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 124 la imagen deslegitimadora (van Dijk, 1998) del mandatario público – y del universo en que se desenvuelve – , quien, de este modo, queda desacreditado al ser categorizado como persona que finge lo que no es. El resultado es, como veremos, un retrato parcial, sesgado, consecuencia de la explotación de la metáfora como herramienta de especial habilidad cognitiva para dirigir y centrar la atención del receptor sobre aquellos aspectos de la realidad que interesan a una determinada perspectiva (Langacker, 1987, 1991a,b, 2008); y para eclipsar, al mismo tiempo, otras vertientes de esa misma realidad que no se avienen con ella (Ottati et al., 2014: 195). Mediante el análisis de las correspondencias metafóricas establecidas entre la estructura conceptual que presta este foco y el tópico analizado, comprobaremos el rendimiento de este dominio origen, que facilita y agiliza el esfuerzo de procesamiento de los participantes en la comunicación (Crawford, 2014; Ottati et al., 2014); establece su posición actitudinal mediante la expresión de la desafección, del juicio ético y de la apreciación (Martin y White, 2005); y, por último, incorpora una disonancia cognitiva (Festinger, 1957), según la cual el político queda conceptualizado como alguien que ejerce una actividad ajena, propia de otros profesionales cuyo propósito es la simulación6. La metáfora se comporta entonces, afirma Fernández Lagunilla (1999: 69), como una estrategia de indirecta verbal, a través de la cual el productor aborda cuestiones delicadas dotado de una cierta inmunidad comunicativa, al tiempo que denuncia a quien, en lugar de salvaguardar el bien común, sirve a intereses espurios. 4. Descripción del corpus y metodología Para localizar y analizar la identidad discursiva del político tal y como la construyen el individuo y la comunidad, hemos diseñado un corpus que recoge al mismo tiempo la voz de los servidores públicos y la de los periodistas, quienes, sin pertenecer a la comunidad de líderes y gobernantes, se hacen eco de ellos informando, creando opinión a través de los medios de comunicación y construyendo así la imagen discursiva del político que sirve de punto de partida a nuestro estudio. Procede, por tanto, nuestro corpus de esa zona de confluencia entre la comunicación política y la comunicación periodística (núñez Ladevéze, 1999), resultado de la labor de mediación que ejerce el informador entre la METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 125 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 125 sociedad, destinataria de los medios de comunicación, y el político, quien, por otra parte, la considera indispensable para desempeñar eficazmente sus funciones, manteniendo así su visibilidad pública y estableciendo un vínculo con la ciudadanía. De acuerdo con estas consideraciones, hemos confeccionado un corpus integrado por artículos de opinión (yanes Mesa, 2004) sobre temas políticos extraídos de la prensa española de mayor difusión, según la Oficina de Justificación de la Difusión, y de ideología diversa, publicada en el intervalo comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2013. De los 171 artículos que conforman el corpus, 58 proceden del periódico conservador, monárquico y católico ABC, están firmados por 23 autores diferentes y alcanzan un total de 32150 palabras. Los 113 artículos restantes han sido extractados del medio progresista El País, disponen de un total de 63 351 palabras y están firmados por 98 autores diferentes, algunos de los cuales comparten la autoría de un mismo artículo. Con el propósito de identificar las metáforas objeto de análisis en el corpus señalado, hemos recurrido a la estrategia de búsqueda manual descrita por Stefanowitsch (2006: 2) para la extracción de expresiones lingüísticas que manifiestan proyecciones conceptuales, pues, tal y como afirma el autor, «conceptual mappings are not linked to particular linguistic forms». Una vez identificadas las metáforas, hemos aplicado el procedimiento denominado “de arriba abajo”, que explica Krennmayr (2013: 7-8), entre otros, y que ha sido empleado en sus investigaciones por Chilton (1996), Koller (2004) y Musolff (2004). Según este método, una vez inferida, a través de la lectura del texto, la presencia de metáforas conceptuales, hemos determinado las expresiones lingüísticas en las que estas se materializan. A partir de ellas, nuestro análisis se ha desarrollado en tres fases: en primer lugar, se formulan las proyecciones conceptuales halladas en el texto; en segundo lugar, se identifican los dominios cognitivos sobre los que se perfila metafóricamente el tópico del discurso; finalmente, se analiza la red de correspondencias metafóricas que se establecen entre el dominio fuente y diana. De igual modo, y por lo que se refiere a aspectos concretos del método de identificación de analogías, hemos partido de una concepción de la metáfora como proyección entre dominios conceptuales, que se manifiestan lingüísticamente tanto a través de expresiones directas como indirectas; por consiguiente, y de acuerdo con Steen et al. (2010: 220), hemos incluido también en el corpus de metáforas objeto de análisis los símiles, que GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142126 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 126 contienen un elemento7 que señala explícitamente la presencia de una comparación. Con el fin de contextualizar el corpus, conviene tener presente que se gesta en momentos de grandes turbulencias de origen económico. En efecto, tras la fase expansiva que experimenta la economía mundial entre los años 1992 y 2007, se desencadena la mayor depresión financiera desde el crack del 29 (Mir, 2009: 7-9). En España, tal depresión provoca extraordinarios estragos, como consecuencia del singular desarrollo del sector de la construcción, que, tras la formación de una burbuja inmobiliaria de “especial magnitud” (Mir, 2009: 42), experimenta una brusca paralización y ocasiona un estado de emergencia social en amplios sectores de la población. Todo ello genera una desconfianza en los gestores públicos, que, aunque constituye un sentimiento larvado de antiguo, crece y se multiplica en momentos como los que describimos, lo que repercute notablemente en la imagen del colectivo que nos ofrecen los autores de nuestro corpus, en la que, junto a trazos que destacan el lado luminoso de su actividad, se subrayan los tintes más oscuros del ejercicio de la política. nuestro estudio pretende, precisamente, poner al descubierto el modo en que este desencanto, esta falta de fe en los servidores públicos, se sustancia en una fotografía que se va revelando a través de las metáforas que se perfilan sobre el dominio señalado y a las que recurren los autores de los textos para categorizar, interpretar y valorar a la clase política, porque “linguistic metaphors in discourse can tell us something about how people are thinking […]” (Cameron y Maslen, 2010: 7). 5. Análisis El empleo del dominio cognitivo del ESPECTÁCULO y del TEATRO como cantera de la que se nutre la categorización metafórica del político parte de la concepción clásica del mundo como un gran espectáculo, formalizada, desde la perspectiva sociológica, por Goffman (1959), quien entiende la interacción social como una sucesión de representaciones teatrales a través de las cuales el individuo trata de manipular la impresión que los demás reciben de él. naturalmente, este escenario se ha aplicado de igual modo a la política – que no es más que un micromundo de ese gran teatro al que nos hemos referido – bajo designaciones diversas. Así, Beer y de Landtsheer (2004: 17-19) se METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 127 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 127 refieren a la proyección del dominio SPECTACLE, sustanciado en un amplio listado de modalidades, sobre el tópico de la política; de igual modo, Moreno Lara (2008) constata, en un corpus de textos pertenecientes a la comunicación política extraído de la prensa británica, la recurrencia a este marco del ESPECTÁCULO o REPRESEnTACIÓn; Cameron y Maslen (2010: 251-253) consignan el dominio THEATRE “as a broad label to capture different kinds of spectacle seen on a stage or a screen by an audience” en la comunicación política relacionada con el terrorismo; en el contexto español abundan también los estudios que verifican, en este tipo de discurso, la presencia de tal marco como vehículo de metáforas (Hernando, 1990: 190-193; Rodríguez González, 1991: 104-145; Fernández Lagunilla, 1999: 49; núñez y Guerrero, 2002: 114; Sánchez García, 2009). Teniendo en cuenta tales precedentes, no sorprende el hecho de que nuestro corpus corrobore nuevamente la afirmación de Beer y de Landtsheer (2004: 17) de que “[…] metaphors taken from drama also offer a significant way of understanding politics”. Ahora bien, en nuestro caso, este marco, sin excluir, como veremos, su faceta de entretenimiento y diversión proyectada sobre el tópico de la política (Moreno Lara, 2008), se utiliza primordialmente con la finalidad de focalizar su dimensión de acción fingida. De este modo, los tres fragmentos siguientes extraídos del corpus8 identifican la vida política con una representación, mediante la referencia a la actuación de los mandatarios como la puesta en escena (1) de un texto dramático; como un espectáculo (2) que se celebra en un teatro, en un circo o en cualquier otro lugar (RAE, 2017)9; e incluso, finalmente, como una farsa (3)10, esto es, una “obra de teatro cómica, generalmente breve y de carácter satírico”, a la que muchas veces se le asignan connotaciones despectivas: (1) La otra persona cuya intervención llamó mi atención era representante de un movimiento social que ha alcanzado una considerable notoriedad en los últimos tiempos. He de reconocer que su puesta en escena […] me resultó ciertamente llamativa (M. Cruz, Un cocktail indigesto, El País, 06/09/13)11. (2) El espectáculo político nacional genera inmensas ganas de salir huyendo de este país. (H. Tertsch, Blanco supremo, ABC, 19/07/13). (3) El señor Mas tiene el problema de tener que cargar ahora con el lastre de un mensaje inviable que ni siquiera era suyo y que adoptó por puro oportunismo. Creía que eran los vientos de la historia y no era más que un subidón de ego y mil errores de percepción y cálculo. Ahora tiene que GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142128 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 128 prolongar la farsa. Para sobrevivir (H. Tertsch, El eje del delirio, ABC, 06/09/13). Ocurre con frecuencia en nuestro corpus que esta categorización de la política como simulación, como fraude, no solo se efectúa mediante una estrategia como la metáfora sino que, al mismo tiempo, este procedimiento se acompaña de una formulación, sea en el pre-texto o en el postexto, directa o explícita, que, en opinión de Ottati et al. (2014: 192), “can serve as a cognitive expectancy that influences the interpretation of subsequent information”. En la muestra 3, el descrédito que conlleva la equiparación de este universo con una farsa va precedido de una descalificación literal del político, a quien se acusa de adoptar un mensaje inviable por puro oportunismo y de interpretar equivocadamente la realidad como consecuencia de un subidón de ego y de mil errores de percepción y cálculo. Una vez conceptualizada la política como representación, se proyectan sobre ella algunas de las categorías clave de todo drama (Burke, 1969), tales como el escenario y el personaje. La primera de ellas, el escenario, el lugar donde se desarrolla la representación, se corresponde con cualquiera de los espacios en los que el político ejerce su actividad, llámese parlamento, llámese mitin, y que se identifican, finalmente, con el mundo, concebido entonces, según se constata en los extractos que seguidamente exponemos (4, 5, 6 y 7), como un gran escenario en el que el político protagoniza el espectáculo, que a veces queda reducido a ruido escénico, tal y como ocurre en la muestra 7, donde las elecciones primarias que tienen lugar en un partido político se identifican con la citada expresión, referida a la interferencia que puede afectar a la comunicación entre el público y la escena: (4) Ocurre que los dos jarrones chinos […] lucen con demasiada intensidad en unas estanterías repletas de enseres vulgares como son las de la escena pública española (I. Camacho, Fondo de armario, ABC, 08/11/13). (5) no debe haber persona más feliz esta última semana que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, que, por fin, ha conseguido desaparecer del escenario público, guarecido […] detrás de las imponentes figuras de Alberto Ruiz-Gallardón y José Manuel Soria (S. Gallego-Díaz, Compromisos para quien ose pedir el voto, El País, 29/12/13). (6) La izquierda suele hacer de estos congresos un gran escenario para el mitin […] (C. Herrera, ¿De verdad que no van a hablar de eso?, ABC, 08/11/13). (7) Se equivocan por tanto quienes creen que el Partido Socialista está METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 129 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 129 desahuciado como alternativa. Con este alegre modelo de gasto, el ruido escénico que generarán las primarias y un candidato de refresco pueden estar en condiciones de disputar el poder dentro de un par de años […] (I. Camacho, El partido que se parece a España, ABC, 11/11/13). La relación solidaria que se establece entre el escenario y el espacio en el que interviene la clase política se acompaña a menudo, como hemos visto a propósito de otras correspondencias, de secuencias que explicitan la evaluación negativa que el autor de la metáfora hace del político, sistemáticamente vinculado con el concepto de engaño, que aflora a la superficie del texto a través de términos tales como fraude, suplantación, crisis de credibilidad o cuestionamiento de la legitimidad, según observamos en los fragmentos 8 y 9: (8) El factor William Wallace, la fraudulenta leyenda heroica de la liberación nacional, se ha apoderado del escenario público catalán al suplantar con la movilización callejera los mecanismos de representación democrática (I. Camacho, El factor Wallace, ABC, 13/09/13). (9) y crisis de liderazgo político y de credibilidad que afecta prácticamente a todos los actores de ese escenario, al ser cuestionada su legitimidad […] (J.L. García Delgado, Por un compromiso de regeneración democrática, El País, 13/11/13). no es infrecuente que la proyección metafórica del escenario sobre el lugar en el que actúa el político se instancie, como en los extractos 10, 11 y 12, mediante otras expresiones que activan el mismo marco escénico en la mente del receptor: tal es el caso del sintagma nominal telón de fondo (10), “aquello que cierra la escena”; de la locución adverbial entre bastidores12 (11), “fuera de la representación que el público ve en el escenario”, que alude, además, al propósito del político de ocultar a la opinión pública sus actuaciones; o de la locución verbal rasgarse las vestiduras con dramatismo griego (12), la cual focaliza la hipocresía de la clase política, que se escandaliza y se indigna con la afectación o la exageración propias de un actor, como nos da a entender, más allá de la metáfora, el autor de la muestra 12 cuando afirma que llegado el momento, nada de nada: (10) Pero este es solamente el telón de fondo sobre el que se desarrollan otros dos argumentos […] (J. Coll, Cataluña, democracia o populismo, El País, 09/09/13). (11) Sería, con todo, un error atribuir toda la responsabilidad al extinto GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142130 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 130 dictador. […]. Secundados por figuras de segunda fila, pero miembros prominentes de la élite de los servidores del régimen […], todos más o menos enzarzados en una lucha entre bastidores de la que nadie ha dicho hasta ahora ni pío (A. Viñas, La astracanada del oro de Moscú, El País, 23/08/13). (12) Durante un año la clase política española ha discutido, se ha peleado y se ha rasgado las vestiduras con dramatismo griego por la cuestión catalana, pero llegado el momento, nada de nada (n. Redondo Terreros, Ante el desafío catalán, ni todo ni nada, El País, 27/09/13). Junto al escenario, el personaje es otra de las categorías esenciales al drama (Burke, 1969) que en nuestro corpus se corresponde metafóricamente con el político, quien de este modo se transforma en actor, en alguien que representa un personaje y que, consecuentemente, finge ser lo que no es. Las muestras que siguen (13, 14, 15, 16 y 17) categorizan a los mandatarios públicos como actores, protagonistas públicos que adoptan papeles y que, como se constata en la última de ellas, abandonan la escena cuando concluyen su espectáculo: (13) Wert ha adoptado el papel del fanático McEachern, el personaje creado por William Faulkner en Luz de agosto, empeñado en que su hijo adoptivo Joe Christmas aprendiera el catecismo a latigazos (A. Lara Ramos, Wert: fracasará tu reforma, El País, 17/07/13). (14) y crisis de liderazgo político y de credibilidad que afecta prácticamente a todos los actores de ese escenario, al ser cuestionada su legitimidad […] (J.L. García Delgado, Por un compromiso de regeneración democrática, El País, 13/11/13). (15) Todo el proceso de reforma estatutaria fue desgraciado desde el principio hasta el final; los actores políticos del momento, tanto en Barcelona como en Madrid, actuaron con frivolidad y cortoplacismo […] (J. Coll, Cataluña, democracia o populismo, El País, 09/09/13). (16) no se dan cuenta, por ejemplo, los dirigentes de los dos grandes partidos nacionales […] que la falta de acuerdo entre ellos no solo es aprovechada por los nacionalistas catalanes, sino que profundiza el alejamiento de los ciudadanos, que son incapaces de ver un mínimo de grandeza en los protagonistas públicos (n. Redondo Terreros, Ante el desafío catalán, ni todo ni nada, El País, 27/09/13). (17) Ése era el calendario sobre el cual se articuló la política de Estado de un Rodríguez Zapatero que sólo abandonó la escena cuando ya todas las METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 131 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 131 determinaciones conducentes a ese desenlace estuvieron tomadas (G. Albiac, Cierre de modelo, ABC, 24/10/13). En las secuencias anteriores, además, esta conceptualización metafórica que desautoriza al político como simulador suele apuntalarse con otros argumentos que lo denigran manifiestamente; así, en la 13, el político adopta el papel de un fanático, de quien carece de mesura en la defensa de sus opiniones; en la 14, la metáfora está flanqueda por juicios negativos en torno a la clase política, de la que se afirma que atraviesa una crisis de credibilidad y de la que se cuestiona su legitimidad; en la 15, se abunda en su descrédito acusándole de proceder con frivolidad y cortoplacismo; en la 16, por último, se le culpa de carecer de un mínimo de grandeza, de elevación moral. De acuerdo con el referido enfoque dramatúrgico de la interacción social (Goffman, 1959), el rol, el papel que representa el individuo, se instancia en nuestros textos en metáforas lingüísticas que aluden a los diversos artificios, máscara, camuflaje o disfraz13, a los que recurre el gobernante con el fin de no ser reconocido o de tomar el aspecto de otro. En los extractos siguientes (18, 19 y 20), el político queda deslegitimado por engañar deliberadamente, por enmascarar, camuflar o disfrazar; y por hacerlo, además, con el fin ilícito de tapar sus muchas vergüenzas, como se indica en el primero de ellos: (18) La insultante, desgraciada, impúdica y repugnante ley del aborto, enmascarada con el pornográfico tratamiento lingüístico de Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada, hojarasca rimbombante para tapar sus muchas vergüenzas […] (J.M. Izquierdo, Abortemos esa funesta ley del aborto, El País, 27/12/13). (19) […] la historia nos muestra que la exacerbación de los conflictos que tienen una base identitaria, aunque intenten camuflarse tras otras máscaras, diluyen las verdaderas luchas por una mayor igualdad y justicia social (J. Coll, Cataluña, democracia o populismo, El País, 09/09/13). (20) Incluso la foto que ilustraba en muchos medios la presencia de Montoro en el Congreso (abrazado a su colega de Economía, Luis de Guindos) era forzada […]. Resultaba curiosa, mientras los testigos permanecían atónitos ante el disfraz de un país acelerado en su bienestar (J. Estefanía, Ese no es el debate, El País, 27/10/13). Sin embargo, el dominio cognitivo del espectáculo, según hemos afirmado, va más allá del drama; por ello, el dirigente no solo se conceptúa como actor, como hemos visto hasta ahora; es, además, prestidigitador, ventrílocuo e GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142132 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 132 incluso estrella de la canción, según sea la modalidad de espectáculo en la que se sitúe el usuario de la metáfora. Todas estas instanciaciones, como veremos, insisten en la descalificación del político por fingidor, por dar a entender algo que no es cierto. La primera de estas conceptualizaciones, como decimos, identifica la política con el ilusionismo, con el “arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales”; en nuestro corpus, lejos de constituir un entretenimiento inocente, hace referencia a acciones deliberadamente encaminadas a hacer pasar por real lo que no lo es. El dirigente, entonces, se retrata como un prestidigitador, como un constructor de falsas apariencias, que, mediante trucos, crea la ilusión de que algo imposible está ocurriendo. Tal es el caso de sacar un conejo de la chistera14, según se afirma en el fragmento que sigue (21): (21) La diputada Cunillera pertenece a un PSC experto en sacarse conejos de la chistera política y que tiene curiosamente serios problemas «federales» porque actúa más como «confederado» que como «federado», o sea cuestionando a todas horas el poder federal de Ferraz y de La Moncloa (I. Ezquerra, Corcuera y el alma, ABC, 20/09/13). En las líneas que reproducimos a continuación, el mandatario público se identifica, además, con un ventrílocuo, con una persona “que tiene el arte de modificar su voz de manera que parezca venir de lejos, y que imita las de otras personas”. Esta metáfora negativa desacredita al político y lo representa como un sujeto que transmite un discurso ajeno, prestado, correspondiente al personaje que encarna en la escena, tal y como señala el texto siguiente (22): (22) La misión sagrada del escribiente político, el negro de toda la vida que ahora se denomina ghostwriter, consiste en diluirse en el anonimato y dejar que su jefe pase a la Historia como ventrílocuo de un ingenio prestado (I. Camacho, Fin de la cita, ABC, 06/08/13). El político, por último, se transforma también, en el marco del espectáculo, en una estrella de la canción, de la que interesa su apariencia, su aspecto, su imagen, como explicita la muestra 23, en la que las acciones de reformar o renovar que ejecuta el político se identifican no solo con fichar a un Justin Bieber sino también con sustituir ideas por palabras retóricas: (23) Las reformas solo se justifican con argumentos rigurosos acerca de problemas muy serios. Por poner algunos ejemplos: Cataluña, la política METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 133 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 133 fiscal, la crisis del euro, programas de gasto social no redistributivo, la dirección política de la unión Europea. Si no es así, reformar o renovar solo consistirá en fichar a un Justin Bieber; en sustituir ideas por palabras retóricas (J. M. Maravall, Más participación para salvar la política, El País, 16/09/13). Apreciamos en este extracto un complejo metafórico (Ruiz de Mendoza y Galera, 2014: 96), sustanciado en la expresión fichar a un Justin Bieber, en la que concurren dos escenarios relacionados con el dominio ESPECTÁCULO: de una parte, el vocablo fichar activa el marco base del espectáculo deportivo, cuya estructura conceptual se proyecta sobre el político para identificarlo con un fichaje, con el contrato de un deportista de prestigio por parte de un club o de un equipo; de otra, el empleo del nombre propio de un conocido artista, Justin Bieber, introduce el escenario del espectáculo musical para conceptualizar al político como una estrella de la canción; este escenario del espectáculo musical incorpora a la vez un conglomerado conceptual, derivado de la interacción entre metáfora y metonimia, que se particulariza en un caso de parangón (Ruiz de Mendoza y Galera, 2014: 113), pues conlleva una reducción metonímica del dominio fuente: en efecto, el parangón, definido como objeto o persona considerada como modelo y ejemplo de una cualidad en particular, se materializa aquí en la figura de Justin Bieber, para representar al político como una persona que dispone de una imagen exterior impecable, pero a la que no necesariamente se le presuponen argumentos o ideas rigurosas a la hora de emprender reformas de su competencia. naturalmente, el espectáculo, como suele ser habitual en las fiestas públicas, tiene como ingrediente ineludible la cohetería, los fuegos de artificio, que, con su estallido de luces, colores y sonidos, proyectan metafóricamente la noción de agitación, de inquietud, sobre el mundo de la política en general, en el caso de la muestra 24, y, en la muestra 25, sobre las elecciones primarias que tienen lugar en el seno de un partido político: (24) […] el sanedrín socialista decidió pisar el acelerador y considerar que todo valía contra un gobierno de derechas que dos años atrás les había humillado en las urnas con una aplastante mayoría absoluta. Todo valía y todo se hizo: el salto valorativo de la crítica razonable a la cohetería y la agitación fue inmediato (C. Herrera, Aznar hundió el Prestige, ABC, 15/11/13). (25) no me sorprende, pues, que se prefiera evitar la cohetería de las primarias (C. Herrera, ¿De verdad que no van a hablar de eso?, ABC, 08/11/13). GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142134 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 134 El examen efectuado confirma el dinamismo consustancial a los procesos de categorización, en tanto que en el discurso político de los medios de comunicación el vehículo del ESPECTÁCULO y el TEATRO se proyecta metafóricamente sobre los líderes políticos para focalizar una propiedad, la de fingidor, que, aunque en un principio se estima como extrínseca y periférica, parece estar adquiriendo un mayor grado de centralidad en nuestra comunidad de habla para representar esta categoría. En este sentido, conviene tener presente que cada una de las especificaciones que conforman el significado enciclopédico de una entidad dispone de un grado particular de centralidad, correlacionado con factores diversos15 y, de manera especial, como en el caso que nos ocupa, con el nivel de convencionalidad que alcanza en una determinada comunidad de habla. Al respecto, afirma Langacker (1987: 159): “A specification achieves linguistic significance, and can be regarded as part of the meaning of a lexical item, only to the extent that it is shared by a community of speakers”. 6. Conclusiones nuestro análisis ha puesto de manifiesto la pertinencia de un marco teórico conformado por la confluencia de la Lingüística Cognitiva y del Análisis Crítico del Discurso para descubrir el modo en que la actividad discursiva, en tanto que práctica social, se constituye en el escenario en el que se construyen las identidades de los interlocutores sociales, tanto del individuo como del grupo social al que pertenece. Centrados particularmente en la metáfora conceptual, hemos constatado una vez más que la categorización se muestra como un proceso dinámico, que pone al descubierto que los significados de las expresiones lingüísticas dependen en buena medida de las representaciones conceptuales de los sujetos, quienes, mediante la selección de unos marcos específicos sobre los que proyectan el tópico del discurso, establecen los elementos relevantes para hablar de una determinada categoría y modulan el grado de centralidad de sus rasgos definitorios. En nuestro caso, y a través de un corpus constituido por textos pertenecientes al discurso político de los medios de comunicación españoles de mayor difusión, hemos analizado las metáforas conceptuales y lingüísticas perfiladas sobre el dominio cognitivo del ESPECTÁCULO y el TEATRO, que deslegitiman al político – y el universo en el que se desenvuelve – presentándolo como persona que finge lo que no es. METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 135 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 135 A través del análisis de las correspondencias metafóricas generadas por la estructura conceptual que presta el foco estudiado, hemos observado su rendimiento cognitivo, que agiliza el procesamiento de los participantes en la comunicación (Ottati et al., 2014; Crawford, 2014), establece su posición actitudinal (Martin y White, 2005) y, por último, incorpora una disonancia cognitiva (Festinger, 1957), según la cual el político queda colocado sobre un escenario ajeno, en el que desarrolla funciones opuestas a las propias de su caracterización más intrínseca. El dominio cognitivo analizado proyecta sobre la vida pública algunas de las categorías clave de toda representación: así, este universo se convierte en un gran escenario, en el que el político se describe como un actor que interpreta un papel, identificado metafóricamente con la máscara, el camuflaje o el disfraz, que son los artificios a los que recurre con el fin de no ser reconocido o de tomar el aspecto de otro. Más allá del teatro, en otras modalidades de espectáculo, el gobernante queda representado como un prestidigitador, que mediante trucos crea la ilusión de que algo imposible está ocurriendo; como un ventrílocuo, que transmite un discurso ajeno, el propio del personaje que encarna; y finalmente, como un deportista de prestigio o como una estrella de la canción, de la que interesa su apariencia, su imagen, su aspecto. Las metáforas que beben de este marco fuente se constituyen entonces en un procedimiento de deslegitimación del político – muchas veces acompañado de otras formulaciones explícitas – , quien, proyectado sobre él, queda devaluado y desacreditado como un simulador, al que se tilda de mentiroso, de falsificador. La frecuencia con la que se presentan estas correspondencias permite hablar de una metáfora sistemática (Cameron, 2010: 91) o de escenarios de metáforas (Cameron y Maslen, 2010: 251), por cuanto se dan cita en sucesivos acontecimientos de discurso, en los que, además de otorgarles coherencia, contribuyen a crear una narrativa (Fisher, 1984), un circuito de emociones negativas, que repercute en la calificación ética de los protagonistas. La deslegitimación del político como fingidor constituye, a tenor de su convencionalidad, una representación metafórica socialmente compartida, que, consecuentemente, se observa, más que a través de individuos, a través de grupos socioculturales (Cienki, 2005; Mussolf, 2004, 2006), entre cuyos miembros constituye una herramienta relevante en el discurso intergrupal (Bowdle y Gentner, 2005). GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142136 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 136 El dinamismo inherente a los procesos de categorización convierte el discurso político de los medios de comunicación en un espejo que refleja, mediante las conceptualizaciones metafóricas que efectúan los interlocutores, sus inquietudes, sus reivindicaciones, las transformaciones, en fin, que tienen lugar en el contexto en el que se desenvuelven y que permiten entender las discrepancias con que distintas comunidades de habla interpretan una misma entidad, porque, como afirman Beer y de Landtsheer (2004: 6), las metáforas son herramientas esenciales para enmarcar el discurso, para mantener o transformar las ideas políticas. Agradecimientos Queremos agradecer a los dos revisores anónimos los constructivos comentarios vertidos sobre una versión anterior de este artículo. Article history: Received 20 February 2017 Received in revised form 7 July 2017 Accepted 10 July 2017 Bibliografía METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 137 Barton, D. (2007). Literacy: An Introduction to the Ecology of Written Language. Oxford: Blackwell. Beer, F.A. y Ch. de Landtsheer (eds.). (2004). Metaphorical World Politics. Michigan State: University Press East Lansing. Bermúdez, N. (2012). “Tipología y discurso politico”. Signo y Seña 22: 139-163. Bowdle, B.F. y D. Gentner (2005). “The career of metaphor”. Psychological Review 112: 193-216. Burke, K. (1969). A Grammar of Motives. California: University of California Press. Cameron, L. (2010). “What is metaphor and why does it matter?”, en L. Cameron y R. Maslen (eds.), 3-25. Cameron, L. y A. Deignan (2003). “Combining Large and Small Corpora to Investigate Tuning Devices Around Metaphor in Spoken Discourse”. Metaphor and Symbol, 18(3), 149-160. Cameron, L., G. Low y R. 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Applied 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 139 Gracia Piñero Piñero, doctora en Filología Hispánica y Profesora Titular de Universidad, forma parte de la división Cognición, Texto y Contexto del Instituto Universitario de Análisis y Aplicaciones Textuales (IATEXT) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Desarrolla su investigación en diversas áreas relacionadas con la Lingüística Aplicada y con la Lingüística Cognitiva NOtAs 1 De acuerdo con la convención propia de los trabajos desarrollados en el ámbito de la Teoría de la Metáfora Conceptual, mantenemos la versalita para referirnos a los dominios cognitivos fuente y diana, así como a las metáforas conceptuales. 2 Este trabajo forma parte de una investigación de mayor amplitud que analiza los dominios cognitivos empleados en el discurso político de los medios de comunicación para desacreditar al político mediante metáforas. El marco del ESPECTÁCULO y del TEATRO que estudiamos aquí se completa con una matriz integrada por los tres dominios siguientes: DECORACIÓn y MAQUILLAJE, COMERCIO y MARKETInG, y, por último, SUEÑO y FAnTASÍA. Todos ellos comparten con el espectáculo una semejanza de familia, pues reiteran, mediante escenarios diferentes, la conceptualización del profesional de la política como manipulador, como persona que distorsiona la verdad al servicio de intereses particulares. La amplitud significativa de esta matriz y las numerosas proyecciones metafóricas que origina han aconsejado dedicarle un estudio específico (Pinero-Pinero, 2017). GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142140 Cultural Linguistics. Implications for Second Language Learning and Intercultural Communication. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins. Steen, G. (2007). Finding Metaphor in Grammar and Usage. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins. Steen, G.J., A.G. Dorst, J.B. Herrman, A.A. Koal, T. Krennmayr y T. Pasma (2010). A method for linguistic metaphor identification: from MIP to MIPVU. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins. Stefanowitsch, A. (2006). “Corpus-based approaches to metaphor and metonymy”, en A. Stefanowitsch, S.Th. Gries (eds.), Corpus-Based Approaches to Metaphor and Metonymy, 1-16. Berlin/New York: Mouton de Gruyter. Turner, M. (1991). Reading Minds: The Study of English in the Age of Cognitive Science. Princeton, NJ: University Press. Valenzuela, J., I. Ibarretxe-Antuñano y J. Hilferty (2012). “La semántica cognitiva”, en I. Ibarretxe- Antuñano y J. Valenzuela (dirs.), 41-68. Van Dijk, T. (1997). Discourse as Social Interaction. Discourse Studies: A Multidisciplinary Introduction. London: SAGE. Van Dijk, T. (1998). Ideology. A Multidisciplinary Approach. London: SAGE. Van Dijk, T. (1999). “El análisis crítico del discurso”. Anthropos 186: 23-36. Van Dijk, T. (2009). Society and Discourse: How Social Context Influence Text and Talk. Cambridge, New York: Cambridge University Press. Wodak, R. (2006). “Mediation between discourse and society: Assessing cognitive approaches in CDA”. Discourse Studies 8(1): 179-190. Yanes Mesa, R. (2004). “El artículo, un género entre la opinión y la actualidad”. Revista Latina de Comunicación Social 58: 1-10. Zinken, J. (2003). “Ideological imagination: Intertextual and correlational metaphors in political discourse”. Discourse & Society 14(4): 507-523. 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 140 3 Las consideraciones sobre la necesidad de aunar el Análisis Crítico del Discurso y la Lingüística Cognitiva han alumbrado la denominada Critical Metaphor Theory (Charteris-Black, 2005: 26), que establece vínculos entre el componente cognitivo, el componente social y el componente lingüístico del discurso. 4 En el ámbito de la sociolingüística interaccional, Lave y Wenger (1991) introducen el concepto de community of practice para referirse a la variación que experimenta el lenguaje, no por la pertenencia del individuo a un determinado grupo social, sino por su implicación en una actividad específica. 5 Pretendemos un estudio cualitativo, que, más allá del grado de frecuencia con el que estas metáforas afloran en el discurso, revele la categorización que hacen los autores del corpus de esta esfera de la realidad. 6 naturalmente, no se trata de metáforas específicas del discurso político; por el contrario, nos hallamos ante proyecciones convencionales, que se dan cita en nuestro corpus y que pueden identificarse en otros tipos de discurso, porque, como afirman Maass et al. (2014: 153-4), las metáforas compartidas se procesan con mayor facilidad y rapidez y, por ello, se convierten en una herramienta relevante en el discurso intergrupal. 7 Cameron y Deignan (2003) y Goatly (2011) se refieren a estas expresiones con el nombre de metaphor flags; por su parte, Steen et al. (2010) hablan de metaphor in thought. 8 Atendiendo a nuestro propósito de desarrollar un estudio cualitativo y con el fin de no sobrepasar los límites de un trabajo de esta naturaleza con reiteraciones innecesarias, hemos seleccionado aquellos fragmentos del corpus en los que las proyecciones metafóricas estudiadas son más significativas o añaden algún matiz especialmente revelador. 9 Todas las definiciones que figuran en este estudio están extraídas del Diccionario de la Lengua Española (RAE 2017), de manera que, a partir de este momento, y para no resultar excesivamente reiterativos, omitiremos la referencia a esta fuente. 10 Moreno Lara (2008) documenta en la prensa inglesa la categorización de unas elecciones y de un diálogo entre políticos como una farce. 11 Las muestras extractadas del corpus se acompañan de la información relacionada con el texto en que se insertan: autor, periódico en que aparecen y fecha de publicación. 12 Moreno Lara (2008) identifica en la prensa británica la expresión behind the scenes para hacer referencia al modo en que el político desarrolla secretamente sus actividades, con el propósito consciente de ocultarse a la luz pública. 13 Chilton (1996: 141) documenta la representación de la mentira y el engaño como un disfraz en la metáfora EL MARXISMO ES Un DISFRAZ identificada en el texto enviado por Georges Kennan, responsable de Asuntos Exteriores en la Embajada de Moscú, al Departamento de Estado americano a propósito del discurso que Stalin pronunció el 9 de febrero de 1946. En este caso, se conceptualiza el secretismo y el engaño atribuido a la mente soviética como un disfraz. 14 núñez y Guerrero (2002: 109) incluyen, entre los vehículos a los que recurre la comunicación política, ciertas profesiones como el ilusionista, que ilustran con un enunciado del expresidente del gobierno español J.M. Aznar similar al identificado en nuestro corpus: González es un ilusionista que se saca de la chistera un conejo llamado Garzón. 15 A propósito del grado de centralidad de los rasgos que configuran una categoría, asevera Langacker METÁFORA COnCEPTUAL y EL MARCO ESPECTÁCULO Ibérica 36 (2018): 119-142 141 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 141 (1987: 159): “The inherent nature of a specification does not fully determine its degree of centrality, but several contributing factors can be discerned: centrality tends to correlate with the extent to which a specification is conventional, generic, intrinsic, and characteristic”. GRACIA PInERO-PInERO Ibérica 36 (2018): 119-142142 05 IBERICA 36_Iberica 13 26/10/18 20:22 Página 142