Microsoft Word - Visto y no visto.doc . Libros . Palabra Clave 187 Número 10 · 2004 Visto y no visto Título: Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Autor: Peter Burke (versión castellana: Teófilo de Lozoya). Editorial: Crítica Año: 2001 ¿Que sería del estudio de la historia sin los soportes gráficos? ¿Podrían los historiadores y estudiosos de la cultura entender otras épocas sin el apoyo de las imágenes? Y, ¿Existe un método para interpretar acertadamente los vestigios que aparecen en cavernas, cuadros, fotografías o en el cine? Desentrañar esas y otras incógnitas no menos relevantes es el objetivo de este libro, un estudio de la historia de la imagen desde la antigüedad y las diversas formas en que se ha manifestado: desde las pinturas rupestres en las cavernas europeas de Lascaux y Altamira, pasando por las pinturas sepulcrales en las pirámides egipcias o las catacumbas romanas, hasta las imágenes religiosas del cristianismo y las pinturas de los holandeses del siglo XVII, culminando con la fotografía y el cine. Todas son testimonio de su época, de las costumbres y las circunstancias en que se encontraban quienes las plasmaron o capturaron ya sea en la roca, el lienzo o el celuloide. No se pueden pasar por alto estas fuentes o vestigios, ni siquiera deben utilizarse como “testimonios”; pueden y deben ser usadas para entender los conocimientos y las prácticas no verbales de las culturas del pasado. Es un estudio realizado por un experto en la materia que, desde el inicio de su carrera, ha venido configurando en sus libros y como docente una serie de conceptos en torno a la historia de la cultura. El autor es profesor de esta materia en la Universidad de Cambridge y miembro del Emanuelle College. En sus libros anteriores ha tratado estos temas desde el ángulo del lenguaje, la cultura y los medios. Un claro ejemplo es su más reciente trabajo editorial a “cuatro manos” con el también historiador de la cultura Assa Brigs, De Gutemberg a Internet. Una historia social de los medios de comunicación, donde Palabra Clave 188 Número 10 · 2004 ya había abordado el tema de la importancia que representa la imagen como una herramienta indispensable para el documento histórico al igual que los textos o los testimonios orales. Burke realiza un periplo por las diversas formas en que se presentan estas fuentes gráficas desde la antigüedad. La obra se divide en once capítulos; en los primeros ocho ilustra las diferentes formas de imagen que han existido, para aproximarse a los diversos enfoques que se plantearon en el siglo XX para efectuar una correcta interpretación de las diversas imágenes. En los primeros capítulos se destacan los retratos y las fotografías en varios contextos, analizando cómo el pincel o el ojo tras el visor de la cámara, están condicionados y sí pueden ser utilizados como fuentes fidedignas para el quehacer histórico. Se proponen tres premisas para responder a la pregunta de ¿cómo se puede utilizar la imagen como testimonio histórico? y que, en síntesis se refieren a: En primer lugar, la imagen ilustra aspectos de la Historia que los textos pasan por alto, pero, y en un segundo plano, no siempre el arte figurativo o las fotografías son tan realistas como parecen y a menudo distorsionan las realidades sociales, por lo que se debe tener especial cuidado con las múltiples intenciones de quienes realizaron la imagen. Debe tenerse en cuenta, como dice el autor que “Las imágenes no son creadas pensando en los futuros historiadores” (Pag. 43). Sin embargo, ese proceso de distorsión de la realidad se convierte en otro fenómeno que el historiador puede estudiar. Los siguientes capítulos tocan diversos temas: La aparición de la “iconografía” o “iconología”, que es la interpretación de los mensajes que quieren comunicar los creadores de la imagen; la importancia de las imágenes y la Iglesia, como elementos de complemento de lo que dicen las Sagradas Escrituras, o como una Biblia para quienes no saben leer; las imágenes como medio de apropiarse y conservar el poder o su uso para la protesta; la cultura material del hombre y cómo ha sido plasmada en imágenes; la mirada que se Palabra Clave 189 Número 10 · 2004 tenía de los niños o de las mujeres en épocas pretéritas; los estereotipos de raza o religión que tanto han influido en, por ejemplo, la forma en que los europeos del Renacimiento concebían a los indígenas americanos por los relatos de los conquistadores. El libro sigue con la importancia de los relatos visuales, pinturas de batallas, tapices del medioevo o escenas como la crucifixión de Cristo o el ascenso al trono de reyes y tiranos. Se estudia posteriormente el testimonio del cine como “lenguaje de la imagen en movimiento” (Pag. 197) que posee sus propios códigos narrativos y representa un potencial histórico único que puede recrear historias del pasado con inusitado esplendor. Hacia el final, el autor nos plantea problemas de método que nos ayuden ha interpretar acertadamente una imagen. El psico-análisis, el estructuralismo y el post - estructuralismo son presentados como enfoques para lograr este fin. Encontrar una regla general que se pueda aplicar al estudio de los testimonios gráficos sin correr el riesgo de equivocarse. La conclusión a la que llegan no solo Burke, sino también el lector a estas alturas del texto, es que existe una tercera vía que no califica o descalifica las imágenes como documento histórico, sino que establece ciertas convenciones según su naturaleza. No todas las imágenes se pueden leer de la misma forma y no todas aportan en igual grado información. Saber sacarles provecho es obra del historiador, de su agudeza y su preparación en el ámbito de las imágenes. Y para eso esta este libro: no es un manual para descodificar imágenes, es una propuesta para que el lector confiera más importancia a lo visual y “entrene” su entendimiento en este campo. Finalmente, cabe destacar el abundante material gráfico que acompaña la obra y que ilustra de manera muy didáctica cada uno de los ejemplos aportados por el autor, además de la abundante bibliografía que se cita y que puede ser consultada al final del volumen. Palabra Clave 190 Número 10 · 2004 Visto y no visto, a pesar de todo lo anterior, no es un libro solo para historiadores o investigadores de la cultura y la comunicación. Cualquiera que desee entender mejor las fotos de sus antepasados, las pinturas y las imágenes religiosas o los afiches políticos de diversas épocas, entre un sinfín de otras opciones, encontrará en el una lectura dinámica y sobre todo, poderosamente ilustrativa. En eso radica el valor de esta obra. HERNÁN MAURICIO PRADA Docente Instituto de Humanidades Universidad de La Sabana Cortesía: Servicio de Asesoría Bibliográfica U. de La Sabana