Temas de Portada 4.pmd T e m a s d e P o rt a d a Recibido: 18/10/05 Aceptado: 30/10/05 Miradas hacia Latinoamérica: la representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense* JÉSSICA RETIS JOSÉ LUIS BENAVIDES * Esta investigación ha sido posible gracias al apoyo del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset y el Ministerio de Educación de España. 93 - 114 Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 200594 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense Resumen JÉSSICA RETIS Investigadora-becaria del doctorado en América Latina Contemporánea del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Madrid, España. Correo electrónico: jessiretis@yahoo.com JOSÉ LUIS BENAVIDES Profesor adjunto, Departamento de Periodismo, California State University, Northridge. Correo electrónico: jose.benavides@csun.edu El cambio de siglo ha evidenciado el incremento de la inmigración latinoameri-cana en Estados Unidos y España. Frente a esta presencia, la sociedad autóctona construye representaciones discursivas para (re)conocer esta figura social a la que conoce menos por su naturaleza real que por su construcción simbólica en los medios. Esta propuesta es parte de un proyecto más amplio impulsado por los autores, que implica el análisis crítico del discurso de los periódicos de referencia españoles y estadounidenses, para deconstruir las tendencias en las formas de representación discursiva de la alteridad latinoamericana. Palabras clave: inmigración, análisis crítico del discurso, formas de representación discursiva. The new century has evidenced the increase of Latin American immigration in the United Sates and Spain. Faced to this presence, the autochthonous society constructs discursive representations to (re)cognize this social figure which is less known for its real nature than for its symbolic construction in the media. This proposal is part of a wider project fostered by the authors and implies a critical analysis of the discourse to the Spanish and North American reference newspapers, in order to de-construct the tendencies in the forms of discursive representation of Latin American otherness. Key words: immigration, critical analysis of discourse, forms of discursive representation. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 95 Jéssica Retis - José Luis Benavides La llegada constante de inmigrantes hispanos amenaza con dividir Estados Unidos en dos pueblos, dos culturas y dos lenguas. A diferencia de grupos anteriores de inmigrantes, los mexicanos y otros hispanos no se han integrado en la cultura estadounidense dominante, sino que han formado sus propios enclaves políticos y lingüísticos –desde Los Angeles hasta Miami– y rechazan los valores angloprotestantes que construyeron el sueño americano. EE.UU. corre un riesgo si ignora este desafío1. “Los nuevos españoles”. “Más de 300 inmigrantes, víctimas de la masacre del 11-M, han pedido la nacionalidad o regularizar su situación en el país”. “Mercedes, ecuatoriana, herida en Santa Eugenia”. “Melchor Caranza, ecuatoriano, herido en Atocha”. “Gloria, colombiana, junto a su marido, herida dentro del tren de Atocha”. “Juan Carlos, colombiano, herido en la calle de Téllez, muestra la radiografía de su cuello”2. La inmigración latinoamericana se ha convertido en sujeto y objeto de preocupación en Estados Unidos y España. Nunca como hoy las condiciones económicas, políticas y sociales se han enfrentado tanto en la configuración de los movimientos de población a nivel internacional. En primer lugar, la desigual distribución de la riqueza en el mundo polariza las condiciones de vida de los países. En segundo lugar, las condiciones sociodemográficas de las zonas más desarrolladas han propiciado el envejecimiento de sus comunidades que corren el riesgo de contar a la baja a sus ciudadanos sin la inyección de nuevos pobladores extranjeros. En tercer lugar, el mercado laboral de estas economías propicia la llamada de trabajadores y mano de obra barata; en casos como el español o el estadounidense, la preexistencia de los sectores informales de la economía se convierte en colchón de llegada de inmigrantes cuyo nivel de aceptabilidad laboral es inferior al de los trabajadores autóctonos. Sin embargo, estas condiciones sociales y económicas se enfrentan en el plano jurídico y político, en donde surge la idea generalizada de que las políticas migratorias deben ser restrictivas, según criterios selectivos sobre los países de origen, y en dimensiones controladas. El panorama no es sencillo: los inmigrantes continúan en aumento porque la economía o las condiciones sociales los llaman y, paradójicamente, las condiciones políticas y las medidas de control de flujos y stocks parecen generar por sí mismas una realidad innegable: el aumento de la inmigra- ción irregular. En este marco, los 1 Samuel Huntington, en un artículo titulado “El reto hispano a EE. UU.” en el número de mayo de 2004 de la revista Foreign Policy. 2 Las dos primeras frases corresponden al titular y la sumilla de la portada de la sección de Madrid del periódico El Mundo del 17 de marzo de 2004. Las demás son los pies de las fotografías que componen la página. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 200596 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense discursos públicos construyen una figura del inmigrante latinoamericano que no sólo sirven para establecer los parámetros del (re)conocimiento sino para justificar las actitudes en el plano jurídico, político (policial) y social. Teun van Dijk (1997) advierte que la mayor parte de nuestro conocimiento social y político, así como nuestras creencias sobre el mundo, emanan de decenas de informaciones que leemos o escuchamos a diario. Es muy probable que no exista ninguna otra práctica discursiva, aparte de la conversación cotidiana, que se practique con tanta frecuencia y por tanta gente como son el seguimiento de noticias en prensa y televisión. En consecuencia, los inmigrantes latinoamericanos son más conocidos y (re)conocidos por su presencia en los medios de comunicación. Se sabe de ellos lo que aparece en las noticias, los reportajes y las entrevistas a los políticos y líderes de opinión que tienden a relacionarlos con temas de conflicto social. El análisis crítico del discurso (ACD) persigue desvelar no sólo las estrategias que originan, mantienen o justifican situaciones de desigualdad, sino que también analiza cómo se impide a otros defenderse utilizando precisamente estas mismas estrategias, debido fundamentalmente a la regulación social del discurso. En palabras de Fairclough (1998), el concepto relevante de “sistema” para el uso social del lenguaje no es el sistema del lenguaje sino el “orden del discurso”, por lo que la perspectiva debe localizar los textos tanto en las prácticas discursivas como de comprensión textual, prácticas de producción y de consumo. El ACD de los periódicos no se limita pues a las estructuras textuales; éstas señalan varios significados, opiniones o ideologías. Para demostrar cómo dichos significados subyacentes se relacionan con el texto, el ACD también refiere a un análisis del contexto cognitivo, social, político y cultural. Los textos no tienen significados por sí mismos, son los usuarios del lenguaje quienes se lo atribuyen. Así, hablamos de representaciones cognitivas y estrategias de los periodistas en su producción de noticias. En la línea de Peñamarín (1997), el texto siempre se ubica entre los varios discursos sociales, se identifica con cierto punto de vista, con cierta forma de referirse y de concebir algo en un lenguaje, se distancia de unas perspectivas e ignora otras; es lo que Bajtin llamó cualidad dialógica del texto, que permite comprender los conflictos sociales en los discursos y la lucha por el “poder de nombrar”. Por medio del ACD de la prensa descubrimos entonces no sólo las formas en que se (re)presenta la inmigración latinoamericana, sino que también inferimos Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 97 Jéssica Retis - José Luis Benavides los procesos mentales que subyacen a estas formaciones léxicas, es decir, la ideología que permanece latente y que sustenta el discurso en sí mismo. Partimos del texto para descubrir la estructura socio-cognitiva en varios niveles de la producción de los mensajes: en el estrato individual del redactor de la crónica, en el tipo de fuentes de información que utiliza en sus reportajes, en el modo en que un articulista emite su opinión o en la postura más empresarial que se desvela en los editoriales. El conjunto de estos discursos insertos en un periódico puede aparecer como una orquesta que toca en consonancia o, como descubre el análisis, puede producir incluso contradicciones. La inmigración latinoamericana no es una realidad que se pueda contemplar sólo con abrir la ventana. Es un fenómeno social que se construye colectivamente, dotándolo de unas características que no le son propias, es decir, no son constitutivas de su naturaleza, sino que resultan de un proceso de construcción simbólica que constituye al inmigrante imaginado, como lo llama Santamaría, en una determinada figura social que tiene un alcance sociopolítico y cognitivo. Puede ser significativo distinguir entre ese “inmigrante” cuya presencia cotidiana es constantemente elaborada y resignificada: representándolo como alguien que “no tiene papeles”, que “vive hacinado y en condiciones deplorables”, que “no tiene estudios” y “carece de trabajo”, que “ha tenido que emigrar porque en su tierra se moría de hambre”, que “provoca inseguridad”, y que debido a su diferencia cultural no puede o les es muy difícil integrase a la sociedad a la que ha llegado; de ese otro “inmigrante” mucho más fantasmático e “irreal” en su sentido estricto, pues no existe, que remite a esa masa de inmigrantes potenciales que pueden venir (…) De igual manera, otro “inmigrante imaginario” lo encontraríamos, además de en esa repre- sentación de la presión migratoria sobre las fronteras, en la figura de la clandestinidad de las migraciones, esos miles de “ilegales” o “clandestinos” que se cree que ya han venido y que se mueven en la oscuridad por nuestros campos, ciudades y trabajos (Santamaría, 2002: 372). En esta construcción simbólica de la realidad, el discurso de los medios es el motor del engranaje socio-cognitivo de los pensares y decires sociales y, de entre todos, la prensa es el corpus más coherente, como Gerard Imbert (1990) lo llama, es el discurso constituido que ofrece una coherencia interna y una visión del mundo formalmente estructurada; de ahí el cometido del periódico como marcador de identidad. Pero también es un discurso ambivalente en su pretensión referencial, como espejo pretendidamente objetivo de la realidad, y en su función mediadora es un lugar estratégico de constitución del discurso social. En este marco, el inmigrante latinoamericano estaría (re)presentado, como Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 200598 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense anota Santamaría, como un actor simbólico, en un gueto socio-cognitivo hecho de algunas convenciones. Así, lo que se percibe de su realidad es la imagen de la persona que genera un conflicto y constituye un valor noticioso: trabajadores explotados, prostitutas, narcotraficantes, sicarios, pandilleros, etc. Como reconoce Rizo (2001), la inmigración en los medios tiende a presentarse de dos modos. Por un lado, se induce al temor, mostrando a los inmigrantes como un peligro, como invasores de nuestro territorio, como una amenaza. Por otro lado, se tiende a mostrar la cara más dramática como su “lamentable” situación, su pobreza, sus dificultades, etc., “lo que induce a una reacción emotiva de compasión y piedad por parte del receptor”. Existe la tendencia tradicional a atribuir la función de “hacer saber” al género informativo, pero cada vez se tiende a pensar en éste como una hibridación, como un género “impuro” que añade a este “hacer saber”, a este informar, el entretener, y lo que es más significativo, el “hacer sentir”. A diferencia del racismo biológico, lo que existe hoy en día es un racismo cultural que conduce a la sobregeneralización de las diferencias y al olvido de lo común entre personas de culturas distintas, en palabras de Javier de Lucas: “la oposición maniquea entre nosotros y los demás, buenos y malos, prueba que, en las fases elementales de la organización social, necesitamos negar al otro para saber quiénes somos. La seguridad viene de la negación fundamental: nosotros no somos los otros, no somos los malos” (citado en Rizo, 2001: 5). El otro es el que no pertenece a una cierta unidad social que se toma como referencia. Frente a esta unidad, el otro puede ser concebido como un enemigo, una amenaza, una figura que desestabiliza la sociedad preestablecida. Esta diferenciación entre el nosotros y los otros en el plano de los discursos se relaciona con lo que Teun van Dijk (1996) ha llamado el cuadrado ideológico: 1) intensificar la representación positiva sobre nosotros, 2) intensificar la información negativa sobre ellos, 3) mitigar la información positiva sobre ellos, 4) mitigar la información negativa sobre nosotros. Las miradas españolas a los inmigrantes latinoamericanos En un estudio sobre las migraciones en Andalucía y su reflejo en los medios, Granados (2002) encontró que las culturas y los países de donde proceden los inmigrantes, las causas socio-históricas que provocan las migraciones, las relaciones de depen- dencia entre países emisores y recep- tores son sistemáticamente obviadas o ignoradas. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 99 Jéssica Retis - José Luis Benavides La realidad de la inmigración, su carácter de globalidad, tiene un eco virtual en lo personal e inmediato del inmigrante, en su llegada en patera, en sus dificultades para abrirse camino en entornos locales concretos. La realidad del inmigrante es, así, desposeída de su dimensión espacio-temporal, vale decir, histórica, para quedarse en simple anécdota sensacionalista de cualquier titular de prensa. El recurso identitario más común es el origen nacional y geográfico. Las noticias en su mayor parte son referidas a las condiciones laborales, de vivienda, educación, salud, situación administra- tiva, los problemas de convivencia, los apoyos solidarios y las acciones favora- bles a la integración social. En general, según este estudio, existe una tendencia a representar a la inmigración en su aspecto negativo: sólo 11 titulares muestran los efectos positivos que tiene la inmigración para la sociedad española haciendo valer la importancia de la presencia de inmigrantes en España, no tanto en el orden cultural, por la diversidad de modos y formas de vida, de costum- bres y de relación, sobre la que ningún titular se manifiesta, como sobre todo por su aportación económica como mano de obra fácil, barata, sumisa y flexible. Esta es sin duda, la principal virtud que se le reconoce a la inmigra- ción aunque también se piensa en sus posibles efectos demográficos (Gra- nados, 2002: 438-443). 3 Las diferencias en los contextos de recepción y los tipos de inmigración latinoamericana en España las hemos analizado en otros lugares. Véase Retis (2004 y 2003). La construcción de la imagen del inmigrante latinoamericano está estrechamente relacionada con la imagen que se construye de los países de origen. Los hallazgos de Igartúa y Humanes (2004) sobre los “encuadres noticiosos” de la información publicada en 1999 sobre Latinoamé- rica y los latinoamericanos en El País, El Mundo, ABC y La Vanguardia descubrieron, entre otras cosas, que se aplicaron “estrategias discursivas” que fomentan una cierta correlación ilusoria al asociar Latinoamérica con acontecimientos y resultados de carácter negativo y escritos en un tono tenso. En cuanto a la imagen mediática de cada país, Colombia se destacó en infor- maciones relacionadas con conflictos armados, defensa y accidentes. Algo similar a lo que ocurre con Venezuela, que se asociaba de manera significa- tiva con la política y los desastres naturales. En el otro extremo encon- traron a México, cuyas noticias versaban sobre temas más positivos y de carácter más distendido. En el análisis del discurso público sobre la inmigración latinoamericana en España los factores que se deben examinar son diversos. Rescatamos cinco: 1) las características de los flujos: no es similar el primero que el segundo flujo de latinoamericanos en España3; 2) los contextos de recep- Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005100 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense ción: son disímiles las condiciones de la sociedad española antes que después de la transición democrática y la modernización económica; 3) la influencia de la entrada en la Unión Europea en la conformación del “nosotros” español; 4) a partir de esta conformación de la identidad colectiva de la España europea se determinan las formas de repre- sentación de la alteridad extra- comunitaria, en la que estarían involucrados los latinoamericanos; 5) las condiciones coyunturales: el plano político y jurídico de los latinoamericanos ha variado esen- cialmente desde finales de los años noventa; 6) las condiciones estruc- turales: en los flujos migra-torios, los factores push en Latinoamérica y pull en Europa se han agudizado4. Los casos de los colectivos ecuatoria- nos y colombianos nos sirven para ilustrar dos tendencias represen- tativas en el tratamiento de los inmi- grantes latinoamericanos en la prensa española. El 4 de enero de 2001 las portadas de El País, El Mundo y ABC titulaban casi exactamente sus enca- bezados: “Doce ecuatorianos mueren arrollados por un tren en Lorca” (ABC), “Doce ecuatorianos mueren al ser arrollados por un tren en Murcia” (El País), “Mueren doce ecuatorianos al arrollar un tren la furgoneta en la que viajaban hacinados” (El Mundo). Los tres periódicos destacaban como valor de la noticia el hecho de que los muertos eran ecuatorianos más que su condición de trabajadores. La nacio- nalidad de los protagonistas de la información es destacada cuando se trata de un conflicto social (un acci- dente, un hecho trágico, un delito, etc.), mientras que los avances en el terreno de la convivencia y el diálogo tienen proporcionalmente mucho menos valor noticioso. Durante cuatro días la prensa de referencia españo- la dio cobertura al suceso y sus consecuencias sociales. Las crónicas y los reportajes se centraron en cuatro temas: a) las deplorables condiciones en las que viajaban los trabajadores inmigrantes: “el siniestro de ayer nos da también pistas de las lamentables condiciones en que algunos inmi- grantes prestan su trabajo: catorce personas pendientes de regularizar su situación viajaban en una fur- goneta de ocho plazas; b) la nacio- nalidad de los fallecidos, que trajo a la palestra la idea de “sorpresa” ante la inminente presencia de latino- americanos en el marco de la inmigración extracomunitaria en 4 El Push es el proceso de alejamiento de personas de un lugar de residencia determinado por razones ideológicas, económicas, políticas, sociales, religiosas, etc. y que produce que grupos de personas decidan cambiar su lugar de asentamiento en forma temporaria o definitiva. El Pull, en cambio, es el proceso de atracción de personas hacia un lugar de residencia determinado por razones ideológicas, económicas, políticas, sociales, religiosas, etc., y que implica que grandes grupos de personas decidan inmigrar al mismo e instalarse en él en forma temporaria o definitiva. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 101 Jéssica Retis - José Luis Benavides España5: “se trata de un suceso que además de recordarnos una defi- ciencia histórica de nuestra red viaria, nos golpea con otro dato aún más grave, relacionado con la explotación laboral de los inmigrantes, en este caso ecuatorianos: la furgoneta trans- portaba, como todos los días, a 14 personas hacinadas en un espacio habilitado para ocho” (El País); c) la condición de irregularidad relacionada con la marginalidad, que permite la explotación laboral: “Era aún de noche. En una furgoneta con capa- cidad para siete personas, se hacinaban 14 que se dirigían a recoger brécol en una finca cercana. El conductor, ecuatoriano y seguramente poco conocedor de las señales de tráfico, no se percató del paso a nivel sin barreras (…) La más terrible (circunstancia) es la situación denigrante de las condiciones laborales y de transporte de algunos inmigrantes en España”; d) la búsqueda literal y semántica del culpable concreto del accidente: el empresario que contrató a los trabajadores: “detenido en Lorca el empresario Lirón quien contrató a los ecuatorianos muertos” (El Mundo). En las tres argumentaciones propues- tas en los editoriales se denotan los términos del cuadrado ideológico: 1) se intensifica la posición positiva de un nosotros españoles reconocedores del dolor y la tragedia ajena y acusa- dores de las miserables condiciones de 5 Desde el homicidio de la inmigrante dominicana Lucrecia Pérez Matos el 13 de noviembre en Madrid por parte de un grupo radical, ningún otro hecho noticioso había tenido tanta resonancia en los medios de comunicación que reflejara de manera tan evidente la presencia de inmigrantes latinoamericanos en España. trabajo de los inmigrantes; 2) se intensifica la información negativa de ellos, los inmigrantes ecuatorianos, que llegan y se insertan en la marginalidad y sufren las vejaciones de la contra- tación ilegal, aunque también se apunta a los responsables de este accidente, los empresarios que con- tratan de manera fraudulenta a los irregulares (en todas las informacio- nes analizadas se resalta el hecho de que los fallecidos no tenían “los papeles en regla”); 3) se mitiga la representación positiva de ellos, los ecuatorianos son sometidos a la explotación laboral con su anuencia; 4) se mitiga la representación negativa de nosotros al identificar como único responsable al empresario y recla- mando la intervención de la Ins- pección de Trabajo. La línea ideológica de los tres periódicos se evidencia más clara- mente en los editoriales y los artículos firmados ya que las crónicas y los reportajes no resaltan diferencias en el tratamiento informativo, en algunos casos, incluso es notorio el uso de los textos de las agencias: En El País se lee: “Los familiares y amigos de las víctimas siguieron el funeral desde la Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005102 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense primera fila, asistidos en todo momento por un equipo de psicó- logos de Cruz Roja y Protección Civil. Los 12 féretros, cubiertos con ramos de flores y decenas de coronas, se encontraban al pie del altar (…)”; en ABC: “Los doce féretros, cubiertos de ramos de flores y varias decenas de coronas, se encontraban al pie del altar (…). Los familiares y amigos de las víctimas siguieron el funeral desde la primera fila, asistidos en todo momento por un equipo de psicólogos de Cruz Roja y Protección Civil…”. Ambos textos son parte de reportajes que incluyen otras declaraciones pero que evidencian la utilización de las mismas fuentes de información. Estas prácticas periodísticas son comunes, y así aunque El País y ABC se definan como líneas editoriales distintas, es evidente que en la cobertura noticiosa se difuminan estas diferencias para construir un discurso equiparable. Los textos periodísticos son un discurso en sí mismo en términos de opinión y de argumentación, pero también son eco de los discursos de otros sectores de la sociedad. En este caso, la presencia de las fuentes evi- dencia el discurso público dominante. Aparecen entonces las declaraciones del delegado del gobierno para la Inmigración, Enrique Fernández Miranda: “en materia laboral no hay que olvidar que la responsabilidad no es sólo del trabajador, también del empresario que es el que contrata” (El País, 4 de enero, p. 14), “Fernández Miranda señaló que la actitud del gobierno va a ser ‘solidaria’ y explicó que el objetivo principal ahora es ‘asegurar la identificación de los cadáveres’ (…). Asimismo, dijo tener una sensación de ‘pena’ ante una situación ‘de impacto’ (El Mundo, 4 de enero, p. 25). Se recoge también el pésame de la Casa del Rey: “su ‘más sentido pésame’ a los familiares de las víctimas, así como el deseo del rápido restablecimiento de las víctimas” (ABC, 4 de enero de 2001, p. 35). La diferencia en el tratamiento de las fuentes provenientes de los inmigrantes ecuatorianos es notoria en términos proporcionales, pero también en el tono en que son reproducidas: “Nancy: ‘Le dije al conductor que venía el tren, pero la música estaba alta y no me oyó’” (El Mundo, 5 de enero, p. 27). ‘“¡Cuida- do que viene el tren!’”, gritó la niña de trece años herida en el accidente” (ABC, 5 de enero, p. 6). ‘“La situación de mi país es bastante dura y pienso que las autoridades harán algo por las familias y las deudas que tienen’ (declaraciones de Rita Gortaire, de la Asociación Adeyade)” (El País, 5 de enero de 2001). La articulación de las informaciones en las páginas de los periódicos también evidencia un sesgo en el discurso. En el caso de ABC, por ejemplo, se incluye en la misma sección de Sociedad del 4 de enero un informe de la Guardia Civil que se titula: “El índice de criminalidad en España desciende casi un diez por ciento. La Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 103 Jéssica Retis - José Luis Benavides Guardia Civil detectó 9.000 inmi- grantes hasta septiembre de 2000”. La inclusión de esta nota en la sección sobre el accidente de Lorca sirve para relacionar temáticamente la inmigra- ción con la criminalidad y se obvia hacer hincapié en que los inmigrantes ilegales no han cometido un delito criminal sino que han incurrido en falta administrativa de regulación de documentación. Las metáforas son otra muestra de la manera en que los periódicos constituyen el discurso. Así, en El País del domingo 7 de enero un reportaje titula: “Ecuador, un país en estam- pida”, y un subtítulo anota: “EE.UU. ya no es el único Eldorado, España es la puerta de escape de 50.000 personas”. Ese mismo día El Mundo titula otro reportaje: “El ‘desierto’ ecuatoriano”. “Hay lugares, como el Pueblo de las Mujeres Solas, donde no quedan esposos porque han emigrado en busca de fortuna. Hace años emigraban a EE.UU., ahora es España su destino soñado”. En la misma fecha, ABC publica un artículo firmado por Mercedes Díaz que titula: “Los conquistadores del siglo XXI”. Es una muestra de cómo se construye esa imagen de invasión cuyo perfil ha sido “destapado” a raíz del accidente de Lorca. En el caso de los inmigrantes colombianos, encontramos que las tematizaciones a las que se alude cuando se les (re)presenta en la prensa son: 1) presencia de narcotraficantes instalados en las redes de tráfico ilegal de cocaína; 2) la violencia perpetrada por los delincuentes armados; 3) la prostitución y trata de blancas; 4) en el caso de los colectivos colombianos es más evidente el tratamiento de esos otros como enemigos que desesta- bilizan la convivencia ciudadana. Por otro lado, al hilo de las imágenes sobre los lugares de origen, sucede con Colombia que la mayor parte de las informaciones provenientes de este país en la prensa nacional están ligadas a la guerrilla, la delincuencia, la corrupción institucional y el narco- tráfico. Se produce entonces una coherencia global entre las notas refe- ridas a los inmigrantes colombianos en el país como extensión de la imagen de Colombia. En este caso, la alteridad colombiana viene dada de la mano de las argumentaciones que provocan el miedo, el rechazo ante el extranjero que viene a delinquir. Como afirma Reguillo: Colombia se ha convertido para los gobiernos y la prensa latinoamericana (y mundial) en la metáfora del horror: “riesgo de colombianización”, anuncian los grandes titulares de los periódicos a lo largo y ancho de la región, y ello significa caos, ingobernabilidad, violencia desmedida, narco-control de las instituciones, en una palabra, “colpaso de la institucionalidad.” (Reguillo, 2002a: 32-33). Esta imagen mediática influye no sólo en la opinión pública española, sino Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005104 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense que también es reconocida por los propios inmigrantes. En el reciente estudio realizado por el equipo de trabajo de Aparicio y Giménez se demuestra que los colombianos reconocen que deben enfrentarse ante esta imagen a la hora de establecer las relaciones interculturales con la sociedad española. Los encuestados respondieron que piensan que los españoles consideran su actitud hacia el trabajo mejor que la de otros inmi- grantes latinoamericanos; también que su nivel de educación es más alto; y sin embargo, piensan que confían menos en ellos. A primera vista esto es extraño: ¿por qué confían menos en aquellos a quie- nes se considera mejor dispuestos hacia el trabajo y de mejor nivel de educación? Pero en seguida se advierte que esa menor confianza puede deberse a otros rasgos negativos de su imagen de colombianos, devalua- dores de lo representado en ésta por el nivel educativo y la actitud ante el trabajo. Y las frecuentes referencias de la prensa a actos delictivos cometidos por los colombianos invitarían a considerar la hipótesis de que entre esos rasgos negativos que los colombianos suponen se atribuyen a su imagen estuviera precisamente el de que entre ellos es frecuente la delincuencia. (…) Porque no es sólo que los encuestados piensen que los españoles les miran a través de una imagen contaminada por sospechas de cercanía a lo delictivo; es que ellos mismos, los colombianos encuestados, se miran a través de esa imagen (Aparicio y Jiménez, 2003: 164-167). En el caso de los colectivos colom- bianos, las argumentaciones emotivas giran en torno al miedo y al rechazo: 1) la situación de la inmigración irregular ligada temáticamente a la violencia del país de origen: “Los inmigrantes han denunciado en Gandia a un empresario, temen represalias. En Colombia, si te amenazan, estás muerto” (El País, 21 de enero de 2001); “Una red llevaba 11 años colocando a ‘sin papeles’ en hoteles de Tenerife”, y en el desarrollo se lee que la policía ha detenido a “14 personas relacio- nadas con una empresa que durante once años se ha dedicado a captar a ciudadanos extranjeros, sobre todo de nacionalidad colombiana (…) entre los detenidos hay diez colombianos, un cubano y tres españoles” (El País, 14 de enero). 2) El tráfico de drogas como tema recurrente en las informaciones: “La cocaína incautada en Vinarós valdría en la calle 35.000 millones”, dice el titular del 14 de enero (El País), y en el cuerpo de la nota: “la investigación ha permitido detener a 22 personas (siete de ellos españoles, seis colombianos y nueve ecuatorianos)”; “Desmantelada una red de cocaína que utilizaba una inmobiliaria de tapadera”, y en el desarrollo se lee: “… los agentes han detenido a 14 personas, todas de nacionalidad colombiana, a excepción de un ciudadano español” (El País 27 de enero). 3) La delincuencia, la violencia y los ajustes de cuentas: “La policía desmantela una banda que Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 105 Jéssica Retis - José Luis Benavides intentó extorsionar a un joyero”, y en el cuerpo: “El pasado 22 de diciembre, los delincuentes, de nacionalidad colombiana, se colaron en la casa del empresario (…) Los cuatro detenidos, que están acusados también de dos robos con violencia, amenazas, detención ilegal y sustracciones de coches, fueron detenidos cuando salían de sus casas…” (El País, 16 de enero); “Los bomberos rescatan a un colombiano que llevaba diez días secuestrado” (El País, 18 de enero de 2001). 4) Las informaciones sobre Colombia relacionadas con la guerrilla, la corrupción y la extrema pobreza: “La guerrilla colombiana ELN se- cuestra al campeón latinoamericano de motociclismo” (ABC, 4 de enero de 2001); “Aumentan las víctimas de paramilitares. La violación de los derechos humanos en Colombia, ya sea por parte de los instrumentos del Estado, de la guerrilla, de los para- militares o de los narcotraficantes, es una constante cotidiana que convierte a este país en el peor de la región” (ABC, 27 de febrero de 2001); “Campesinos de zonas pobres de Colombia regalan a sus hijos a turistas para evitar que se mueran de hambre” (ABC, 27 de enero de 2001), “Colombia, en el umbral del espanto” (El Mundo, 16 de marzo de 2001). Las miradas estadounidenses a los inmigrantes latinoamericanos La inmigración latinoamericana en los medios de EE.UU. tiene más antigüedad y mayor intensidad, pero es también un fenómeno que ha tenido escasa notoriedad. Y decimos escasa notoriedad porque en el discurso de la prensa estadounidense la población de origen latino, sea inmigrante o no, recibe muy poca atención. Los resultados más recientes del estudio anual Brownout Report, por ejemplo, muestran que los latinos son prácticamente invisibles en los telediarios de las cadenas de televisión más importantes: NBC, CBS, ABC, CNN. Según el informe, sólo 0,75% de los segmentos de las cadenas nacionales de televisión durante 2002 se referían a los latinos que viven en EE.UU.6 De acuerdo con el informe, dos de cada tres notas de los telediarios sobre los latinos son acerca de crimen (39%), terrorismo (18%) e inmigración ilegal (9%). De modo que en los escasos momentos en que aparecen en los telediarios, los latinos son criminales (violadores, asesinos), terroristas o inmigrantes “ilegales” (Méndez-Méndez y Alverio, 2003). Esta invisibilidad previene la comprensión cabal del fenómeno migratorio, aunada al hecho de que cuando se habla de migración 6 Hay que comparar esta cifra con el porcentaje de la población estadounidense que es de origen latino o hispano (13%) para entender el tamaño de esa disparidad. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005106 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense latinoamericana, se hace referencia a su “ilegalidad”. Al resaltar los aspectos negativos de los inmigrantes latinoamericanos en general, y de los inmigrantes mexicanos y salvadoreños en particular, el discurso de la prensa estadounidense apunta en la misma dirección del análisis de la prensa española reseñado aquí, aunque presenta algunos rasgos distintivos, ya que la identidad nacional estadounidense está todavía fundamentada en la idea de raza (blanca) y religión (cristianismo). El caso de dos colectivos latinoamericanos –mexicanos y salvadoreños– nos sirve para ilustrar las similitudes y las diferencias en esta construcción simbólica. En el caso de los mexicanos centramos nuestro análisis en textos informativos del 2002 y el 2003 (notas y reportajes) sobre el surgimiento y crecimiento de grupos parapoliciales (o paramilitares) que patrullan la frontera EE.UU.-México, mientras que en el caso de los salvadoreños lo centramos en textos acerca de la cobertura de la pandilla salvadoreña más temida tanto en EE.UU. como en El Salvador, Mara Salvatrucha, durante el 2003 y el 2004. Los titulares del primer caso ilustran la manera en que se acentúa lo positivo de los grupos parapoliciales al tiempo que se resalta lo negativo de los inmigrantes, presentando el aspecto “ilegal” de la inmigración. “Levantados en armas en la frontera con México. Un miliciano, director de un periódico, cumple lo que él llama su deber patrió- tico de contravenir a los migrantes ilegales” (Los Angeles Times, 8 de diciembre de 2002); “Crítica a las patrullas fronterizas” (New York Times, 20 de diciembre de 2002); “Cruces de la frontera estadounidense animan a patrullas civiles. Grupos de Arizona intentan detener a los inmigrantes ilegales” (Washington Post, 12 de enero de 2003); “Patriotas de la frontera. Cargando pistolas, cámaras y convicciones potentes, pequeñas bandas de estadounidenses están patrullando el Suroeste en busca de inmigrantes ilegales” (Los Angeles Times, 16 de marzo de 2003). El único artículo que menciona “críticas” (de un diputado electo) a las actividades de estos grupos, es de menor extensión (102 palabras) y es el menos importante en términos de ubicación (página 32). Todos los demás artículos rebasan las 1.000 palabras y uno de ellos es un reportaje de portada de la revista dominical de Los Angeles Times que rebasa las 5.000 palabras. Es importante apuntar esta distinción, ya que a pesar de que estos grupos parapoliciales son sospechosos de asesinar y torturar a inmigrantes que intentan cruzar la frontera, son caracterizados en casi todos estos encabezados como “patriotas” armados con “poderosas convicciones” que son parte de un movimiento popular. Los inmigrantes, en cambio, son presentados como Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 107 Jéssica Retis - José Luis Benavides “ilegales”7. La manera en que estos artículos resaltan lo positivo de los grupos parapoliciales de hombres blancos tiene dos vertientes: por un lado, se establece una visión romántica de estos grupos, equiparándolos con los vaqueros del Viejo Oeste, al tiempo que se minimiza su radicalismo político y sus posturas abiertamente racistas; por el otro, se habla de ellos como víctimas de la globalización económica, del gobierno norteamericano y de los “liberales” (progresistas). El destacado del reportaje de Los Angeles Times del 8 de diciembre de 2002 describe a uno de estos “patriotas” como en una escena romántica del Viejo Oeste: si éstos fueran los tiempos de la justicia fronteriza, el editor de periódico, Chris Simcox, encajaría muy bien. “Con una pistola calibre 45 sujetada a un costado, Simcox se mueve con rapidez entre robles y carrizos, buscando a los que están fuera de la ley. Su presa: extranjeros, quizá terroristas, que cruzan ilegalmente a Estados Unidos desde México”. Simcox es el líder de un grupo parapolicial denominado Defensa Civil de la Patria (Civil Homeland Defense) y director y dueño de un periódico en Tombstone, Arizona. Éste y otros grupos parapoliciales son presentados como “protectores” de los rancheros, de la “frontera” y de “nuestro país”. Sus opiniones, coinciden los textos analizados, “parecen” a veces “extremas”, pero son “parte de las de la mayoría de los norteamericanos”. Se parecen, resume un artículo, a Pat Buchanan, quien “compitió por la presidencia y tuvo una agradable carrera como comentarista político diciendo muchas de las mismas cosas” que dicen los grupos parapoliciales. Este intento de resaltar lo positivo de estos grupos y minimizar su racismo y radicalismo también se refleja en las fuentes usadas. Los miembros y líderes de estos grupos, y la gente que los apoya constituyen la mayoría de las fuentes de información en estos artículos. De hecho, algunos de ellos aparecen, con armas y “poderosas convicciones”, en fotografías que acompañan a los textos. En cambio, en ninguno de estos textos los inmigrantes son fuentes de información. Aun cuando los textos usan como fuentes a organismos que defienden los derechos humanos de los inmigrantes, la visión de éstos no es la que predomina. Ellos sólo reaccionan a lo que dicen los “patriotas” de la frontera. En su análisis de cómo el discurso contemporáneo de los medios en EE.UU. e Inglaterra se construye para preservar los privilegios de los blancos, John Gabriel (1998) anota que una de las estrategias discursivas de la cam- 7 El término “ilegal” es usado por la Patrulla Fronteriza –la agencia gubernamental encargada de vigilar la frontera– y por los servicios de inmigración norteamericanos. Por ello, la mayoría de los medios lo usan, a pesar de que la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos les sugiere a los periodistas que utilicen el término “indocumentado” en vez del de “ilegal”. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005108 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense paña en contra de los inmigrantes en EE.UU. es precisamente alejarse de términos que racialicen abiertamente el discurso, y hablar –en lugar de blancos– acerca de “contribuyentes de impuestos” o “ciudadanos que obedecen las leyes”, en contraposición a los “ilegales”, “narcotraficantes” y, más recientemente, “terroristas” –en vez de mexicanos o latinoamericanos– . Y es precisamente esta estrategia la que aparece constantemente en el discurso de la prensa. El nosotros (implícitamente blanco) es caracterizado como un grupo de ciudadanos que están cumpliendo con su deber de patrullar la frontera, incluso a costa de hacer el trabajo que le corresponde al gobierno. En uno de los reportajes se narra cómo estos grupos ahuyentaron a dos bandas de narcotraficantes mexicanas e incluso rescataron 279 libras de marihuana. También, un “patriota” cuenta que cuando capturan a “ilegales”, les ponen unas esposas de plástico, les leen sus derechos y llaman a la Patrulla Fronteriza para que los recoja. Los ellos (mexicanos y latinoamericanos), en cambio, son caracterizados como esa gente fuera de la ley, “invasores”, “traficantes”, “enemigos” de nosotros, de nuestra nación, nuestra cultura, y nuestra lengua inglesa. En síntesis, una “amenaza”. Tal y como lo dice uno de estos patriotas: “No podemos dejar que los mexicanos exporten sus fracasos”. Otros de ellos hablan de “la pura terquedad” de los inmigrantes mexicanos y su “grosero desdén por los propietarios de tierras norteamericanos”. A diferencia de las estrategias discursivas encontradas en el caso español, los textos de los periódicos de EE.UU. también incluyen temas del backlash norteamericano. A partir de los años setenta, pero particularmente a partir de los ochenta, la cultura y la política estadounidense han estado dominadas por una ideología neoconservadora que es una reacción a los avances de los derechos civiles de los años cincuenta y sesenta. Uno de los temas importantes de ese backlash en el discurso público, sobre todo el de los medios, es la transformación de la gente blanca en víctima del gobierno, particularmente el gobierno federal, que favorece a la población que no es blanca, ya sea por los programas de acción afirmativa en los negocios y la educación, o por los cambios demográficos que ha traído consigo la ley de inmigración de 1964, la cual acabó con las leyes que establecían cuotas de inmigración que favorecían a los blancos europeos, predominantemente a los de Europa del norte. Los artículos analizados aquí tienden a recoger este tema de los blancos como víctimas sin siquiera mencionar la palabra “blanco”, aunque las imágenes de los miembros de estos grupos, y sus vínculos con otros de supremacía blanca, confirman su pertenencia a ese Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 109 Jéssica Retis - José Luis Benavides grupo étnico-racial8. Después de apuntar que la construcción de un muro al estilo del Muro de Berlín en la frontera EE.UU-México ha causado la muerte de más inmigrantes en un año de los que murieron intentando cruzar el verdadero Muro de Berlín en toda su existencia, un reportaje de Los Angeles Times afirma que la estrategia del gobierno federal “también ha sido dura para los habitantes rurales norteamericanos que viven cerca de la frontera”, quienes se vieron obligados a organizar una respuesta local a este problema por medio de estos grupos parapoliciales. “¡Estamos siendo sacrificados en el altar de la globalización!”, dice uno de los jefes de estas milicias, refiriéndose a la migración de mexicanos. Y, desde esta perspectiva, los que pagan impuestos tendrán que pagar la factura: “Estados Unidos está importando pobreza y sólo hay limitados recursos”, dice otro organizador de milicias, sólo para terminar con la idea de que con estos niveles de inmigración, se necesitará el doble de infraestructura en cincuenta años: agua, drenaje, caminos y vivienda. No obstante, el artículo menciona más adelante que un estudio encargado por el gobierno en 1997 indicaba que los inmigrantes aportan diez mil millones de dólares a la economía estadounidense, principalmente por hacer los trabajos que los norteamericanos no quieren. Ese breve y único reconocimiento a la contribución de los inmigrantes latinos en estos artículos, sin embargo, no evita la caracterización negativa de los inmigrantes, ya que ese dato está aislado frente a una apabullante descripción y encuadramiento negativos. Otra característica encontrada en el tratamiento discursivo de los inmigrantes latinoamericanos es el uso de metáforas relacionadas con el mundo animal. El estudio de Santa Ana (2002) demostró que en Los Angeles Times los inmigrantes, en su mayoría mexicanos, son comparados con animales, ya sea en verbos, nombres o adjetivos, como por ejemplo: “presa, perro, rata, conejo, coyote y chivo expiatorio”. Algo similar ocurre en el discurso de los periódicos analizados aquí. El cruce de los inmigrantes es descrito como una invasión de ganado: “Lo que llevó la estampida de inmigrantes ilegales a esta esquina de Arizona fue el cambio de política de la Patrulla Fronteriza”. Otro artículo refuerza esta idea de una invasión animal, utilizando la descripción que hace un comerciante acerca de los inmigrantes y apoyándola con un comentario del autor del artículo: “Vienen por el pueblo a veces como langostas, llevándose todo lo que no esté asegurado”, dice Lynn Kartchner, 8 Para un relato pormenorizado de esto, véase el informe que la organización judía Anti-Defamation League publicó en el 2003 sobre los vínculos de estos grupos con grupos neonazis, Border Disputes: Armed Vigilantes in Arizona, 2003. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005110 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense quien es dueño de una tienda de armas en Douglas. A pesar de que la alusión a los insectos es dura, tiene sentido que algunas de las más de 500 personas pobres desesperadas que cruzan Douglas cada día, tengan imanes en los dedos. Para comerciantes marginales como Kartchner y otros en esta región económicamente deprimida, esto se siente de verdad como una plaga. El análisis discursivo del colectivo salvadoreño, usando ejemplos de los mismos periódicos acerca de la pandilla Mara Salvatrucha, también apunta algunas similitudes con nuestro análisis del colectivo mexicano. En este caso, incluimos un artículo de opinión porque articula con mayor claridad algunas de las temáticas centrales acerca de este grupo. Revisemos primero los titulares: “Renunciando a una nueva vida: valiosa testigo comete un error fatal al traicionar a sus viejos amigos” (Washington Post, 10 de agosto de 2003); “Surge una nueva especie de pandilla. A raíz de las balaceras, la policía dice que los grupos latinos se vuelven mayores, más atrevidos” (Washington Post, 11 de agosto de 2003); “Policía arresta a 62 en una redada de pandillas” (New York Times, 8 de octubre de 2003); “Las leyes de ‘santuario”’ obstruyen a la justicia. ¿Por qué la policía no puede arrestar a peligrosos extranjeros ilegales a la vista?” (comentario de Ivan R. Dee para Los Angeles Times, 19 de enero de 2004). Tres aspectos llaman la atención en estos encabezados en comparación con los que hemos analizado. La identificación de “grupos latinos” para describir a las pandillas, algo que no ocurriría en el caso de “pandillas blancas”. Este uso es similar al encontrado en el caso de los colombianos en España. Así mismo, el uso de la palabra breed en inglés, traducida aquí como especie, nos vuelve a colocar en el terreno de las metáforas de animales encontradas en el caso mexicano9. Finalmente, el calificativo de “peligrosos extranjeros ilegales” a los pandilleros de Mara Salvatrucha muestra con claridad de qué manera el discurso de la prensa estadouni- dense ha distorsionado un fenómeno creado por la política exterior de Estados Unidos en El Salvador (tercer país receptor de ayuda militar estadounidense en el mundo durante los años ochenta)10. 9 Breed se refiere a raza, clase, especie animal. 10 Esos “peligrosos” extranjeros huyeron de su país por la violenta guerra civil en la que la mayoría de los 70 mil muertos fueron asesinados por fuerzas militares y paramilitares apoyadas por el gobierno estadounidense. Paradójicamente, ese mismo entrenamiento militar les sirvió a estos nuevos refugiados (ex paramilitares y guerrilleros) en su nuevo país, principalmente en Los Ángeles, en donde nacieron las pandillas de salvadoreños como Mara Salvatrucha, o MS-13. Luego, a mediados de los noventa, cuando estas pandillas se expandieron en ciudades como Los Ángeles, el gobierno norteamericano creó leyes migratorias que facilitaron la deportación de jóvenes arrestados por cualquier delito menor, exportando el problema de las pandillas de vuelta a El Salvador y otros países de América Central. Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 111 Jéssica Retis - José Luis Benavides En general, los textos muestran la constante tendencia a identificar a las pandillas por su origen nacional o étnico/racial, como en el caso de los colombianos en España. Algunos ejemplos: “el tradicionalmente salvadoreño Mara Salvatrucha”, “la pandilla salvadoreña”, “pandillas latinas”, “pandillas de herencia latina o negra”. En la narrativa de la prensa, los jóvenes salvadoreños son retratados únicamente como criminales: asesinos, narcotraficantes, violadores, etc. No obstante, el discurso también muestra cierta compasión frente a las condiciones de “pobreza” de estos inmigrantes. “Viven en hacinados en sitios en donde los padres tienen que trabajar todo el día, no los pueden cuidar y son reclutados fácilmente por las ‘agresivas’ pandillas salvadoreñas”. Un artículo, por ejemplo, nos cuenta cómo los pandilleros le robaban constantemente a un niño salvadoreño su bicicleta; no tanto porque la quisieran, sino porque querían que recordara las cosas malas que le pasarían sino se unía a una pandilla. Este agresivo reclutamiento tiene, nos dice el discurso de la prensa, su contraparte: aquellos que no pueden abandonar a las pandillas. Uno de los reportajes sigue el caso de una joven que primero traicionó a la Mara Salvatrucha, cooperó con la policía y fue puesta en el programa de protección de testigos. Pero ella abandonó ese programa y fue asesinada unas semanas después, supuestamente por miembros de la pandilla. El artículo describe este cambio de la joven como resultado de la atracción que sentía por la pandilla y la libertad de reglas muy estrictas. Para la policía, ella se “aburrió y se sentía infeliz”, y por eso volvió a su antigua vida, lo cual le costó la muerte. Por otro lado, la única mención que hacen estos artículos de personas blancas es extremadamente positiva. En el mismo escrito del Post acerca de la joven pandillera asesinada, la tutora legal (blanca) de esta joven latina declara: “Si ella hubiera nacido en una familia blanca de los suburbios, habría sido presidenta de su club de ajedrez en Wellesley. Era una joven inteligente y simpática que leía a Dostoievski y Cervantes”. La conclusión lógica de este razonamiento, tomado tan seriamente por el Post, es que la joven fue pandillera porque era latina, ya que incluso los atributos positivos de inteligencia y simpatía no pudieron sacarla de ese destino cierto determinado por su pertenencia a ese grupo. Esta cita, al mismo tiempo, sirve para resaltar, en este caso de manera explícita, las cualidades de nosotros (los blancos norteamericanos, por supuesto), enfrentados a esta decadencia criminal de los latinos, en este caso salvadoreños y negros. No es un accidente entonces que en el discurso de los medios Mara Salvatrucha tenga a unos de los “criminales más peligrosos”, y que sea importante mencionar cuántos miembros tienen: “300 en un condado cerca de la ciudad de Nueva York, 1.700 miembros en todas las pandillas en un condado cerca de Washington, Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005112 La representación discursiva de los inmigrantes latinoamericanos en la prensa española y estadounidense D.C., etc.” Sólo en una ocasión el Post intentó poner en contexto histórico el origen de Mara Salvatrucha: “Muchos de ellos [miembros de Mara Salvatrucha] inmigraron con habilidades militares aprendidas cuando sirvieron en escuadrones de la muerte en casa [El Salvador], y los fundadores de las pandillas rápidamente se volvieron en gente temida en Los Ángeles”. Lo que le falta mencionar al artículo del Post es la participación de EE.UU. en el entrenamiento de los militares salvadoreños, el número de armas vendidas a ese país y la renuencia de los medios estadounidenses a cubrir las masacres ocurridas durante la guerra.11 A manera de conclusiones En general, puede argumentarse que existen importantes similitudes y reveladoras diferencias en las estrategias discursivas para crear el inmigrante imaginario de América Latina tanto en España como en EE.UU. En ambos casos, por ejemplo, la alteridad tiene una base primordial en el país de origen de los inmigrantes. Así, los colombianos representan el crimen y el narcotráfico en España, del mismo modo que los mexicanos representan el fracaso económico y la pobreza para EE.UU. En ambos casos, los inmigrantes son presentados por la prensa como invasores, criminales, narcotraficantes e “ilegales” o “irregu- lares”. En cuanto a las diferencias, la más evidente es la ausencia de inmi- grantes como fuentes de información en el discurso de la prensa de EE.UU. en comparación con el uso, aunque subordinado, de fuentes de informa- ción inmigrantes en el caso español. Sin embargo, las diferencias discur- sivas más reveladoras apuntan a construcciones sustancialmente 11 Para una discusión detallada de cómo la prensa norteamericana no cubrió los crímenes come- tidos por militares y paramilitares salvadoreños, véase el capítulo 2 del libro clásico de Herman y Chomsky, Manufacturing Consent. diferentes de la identidad nacional española y estadounidense. El elemento racial o étnico introducido, explícita e implícitamente, en el discurso de la prensa estadounidense está ausente en el discurso de la prensa española analizado aquí. La caracte- rización de los inmigrantes mexicanos como animales y los inmigrantes salvadoreños como inherentemente incapaces de criar hijos no criminales, introduce un elemento extrema- damente negativo. La inferioridad en la que se coloca a los inmigrantes permite ignorar su exterminio en el cruce fronterizo, ya sea debido al clima extremo, los accidentes y asesinatos (más de 2.500 inmigrantes han muerto intentando cruzar la frontera durante los últimos diez años), y su depor- tación masiva, a pesar de que el propio gobierno estadounidense fomentó su criminalidad.� Vol. 8 Nº 2 (Ed. Nº 13) � 2005 113 Jéssica Retis - José Luis Benavides CHÁVEZ, Leo. 2001. Covering Immigration: Popular Images and the Politics of the Nation. Berkeley: University of California Press. CHAVIRA, Ricardo. “Reporting in Two Los Angeles Dailies of Mexican Deportations and Emigration from the United States”, Tesis de maestría, California State University, Northridge. FAIRCLOUGH, N. 1998. “Propuesta para un Nuevo programa de investigación de ACD”. En Martín, L. y Whittaker (eds.), Poder- Decir o el poder de los discursos. Madrid: Arrecife. GABRIEL, John. 1998. Whitewash: Racialized Politics and the Media. 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