1 - 11 Primeras Paginas.indd 7Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol.16 No. 1 - Abril de 2013. 7-11 Editorial Ahora sí, la comunicación Now, communication Agora sim, a comunicação Que la tecnología ha traído cambios en todas las esferas de la sociedad es innegable, y si un campo se ha visto transformado ha sido la Comunicación y, con ella, los procesos de participación ciudadana, la democracia misma. En los inicios de la investigación sobre la Comunicación, esta era vis- ta como un proceso lineal, en el cual había un productor del mensaje, un medio o canal por el que se transmitía y un receptor. El mensaje, según esta concepción, tenía signi!cación por sí mismo y el receptor cumplía un pa- pel pasivo, por tanto era fácilmente manipulable y el poder de los emisores y los medios de comunicación era inconmensurable. Este, con algunas variaciones y aportes particulares por parte de in- vestigadores como Laswell, Shanon-Weaver y Berlo, fue el modelo impe- rante durante muchos años, entre las décadas de los 20 y los 50. Pese a las críticas que pudieran hacerse frente a la concepción de receptores masi!- cados, sin experiencias de vida propias que matizaran el mensaje y su sig- ni!cado, lo cierto es que era poca la in"uencia de las personas del común sobre los mensajes y sobre aquellos que los divulgaban. La agenda de te- mas importantes para la sociedad y el enfoque de los hechos los de!nían, a dedo, aquellos que detentaban el poder político, económico o mediático, tal como lo comprobaron los emblemáticos estudios de McCombs y Shaw (1972), que darían paso a la Teoría de la Agenda Se#ing y a un sinnúmero de trabajos de investigación basados en ella. El modelo de Schramm y Osgood, presentado por Schramm en 1954, rompió la visión que hasta ese momento se tenía sobre la linealidad de la comunicación, proponiéndola como un proceso circular, en el que tanto la fuente productora del mensaje como quien lo recibe juegan un papel ac- tivo, ya que este último no sólo interpreta el mensaje sino que, además, se convierte en un multiplicador del mismo en su entorno, en su propio gru- 8 Editorial po de in"uencia social y, tal como advirtieron también por la misma época los investigadores de la Escuela de Palo Alto, la Comunicación se convier- te en un sistema de interacciones, donde también importan las experien- cias personales de los receptores y la realimentación. Sin embargo, los críticos de este modelo no tardaron en señalar como su principal limitante que en la comunicación de masas la posibilidad de realimentación o feedback se reduce, y que la asunción de que el emisor y el receptor de la información son iguales es una falacia, ya que no siempre hay equilibrio entre los recursos comunicativos, el poder y el tiempo dedi- cado a comunicar que tienen uno y otro. Hoy, en mi opinión, las tecnologías de la información y la comuni- cación permiten hallar sentido completo a este modelo. El receptor cuenta ahora con los recursos necesarios para hacer llegar al emisor sus impresio- nes, opiniones y aportes sobre el mensaje que ha comunicado. Toda perso- na, provista de un celular, puede capturar videos e imágenes de la realidad y compartirlas con millones de congéneres en el mundo entero de manera directa, sin mediaciones, mostrando aristas contrarias o complementarias a las que presentan los medios tradicionales. Las redes sociales han empoderado al receptor de los mensajes, lo han puesto a la misma altura de los poderosos emisores, con tanta fuerza que a veces son ellas las que marcan la agenda de lo que es importante para la so- ciedad, imponen el tema del día que luego reproducen los medios y hasta sirven para convocar movilizaciones sociales de gran envergadura, como las que surgieron en Túnez, Argelia, Líbano y Egipto en 2011, en lo que ha sido llamado la Primavera Árabe, y que luego se extendieron alrededor del mundo (las protestas en Grecia, el Movimiento 15M en España, las pro- testas estudiantiles en Colombia y México, el Occupy Wall Street, las huel- gas en China, por mencionar algunas). Todas estas concentraciones masivas de personas para protestar por lo que consideran injusticias, desigualdades y malos manejos de la econo- mía, la política y la educación en sus respectivos países tienen una caracte- rística en común, que Rodríguez-Polo señala en uno de los artículos que 9Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol.16 No. 1 - Abril de 2013 publicamos en esta edición de Palabra Clave: “un acto convocado por gru- pos minoritarios se convierte en una protesta social de grandes magnitudes, gracias al activismo desarrollado en las redes sociales, fuera de los ámbitos tradicionales de los partidos políticos, los sindicatos y los medios de comu- nicación convencionales”. Las notas más leídas en las páginas de los medios digitales suelen no ser aquellas que los editores han seleccionado como las más importantes. El lector digital escoge leer sólo lo que le interesa, lo que le genera satisfac- ción o bene!cio, y no siempre esto es lo que el medio le sugiere como im- portante, según advierten distintos investigadores (Benne# e Iyengar, 2008; %orson, 2008; Althaus y Tewksbury, 2002). Las audiencias demandan hoy contenidos hechos a su medida, que se acerquen a sus intereses, estén bien tratados e integren distintas formas de expresión (video, audio, texto, foto- grafía). Igualmente, buscan ejercer su derecho a intercambiar ideas con el periodista que elaboró la nota y esperan recibir respuesta (Gutiérrez, Sal- gado y Gómez, 2012), pero esa posibilidad de realimentación, de generar un vínculo constante entre el emisor y el receptor, es no sólo una de las ca- racterísticas principales de la comunicación en los tiempos digitales sino, siguiendo a Fidler (1997), uno de los retos principales que deben asumir los medios en su constante reinvención. Asistimos al surgimiento de una nueva forma de participación polí- tica, al ejercicio de la democracia en una forma no imaginada, porque las opiniones de cualquiera pueden ser vistas y oídas por un gran número de personas, sin importar las fronteras físicas o territoriales y porque la agen- da pública no está ya ligada estrictamente a lo que imponen los medios de comunicación sino a lo que el consumidor demanda. Tal como señala Pardo (2009), esta democratización de la informa- ción y del pensamiento es asumida como la posibilidad de proponer solucio- nes a los problemas sociales, la existencia de lugares de interacción colectiva y la construcción conjunta de la realidad. Pero también constituye un gran reto para las personas en general. Implica no sólo conocer las posibilida- des que brinda la tecnología para interactuar con los demás, sino hacer un 10 uso responsable de las mismas. Twi#er, por ejemplo, no debería convertir- se en un canal para transmitir comentarios insulsos, banales o sin sentido, sino para mostrar el poder de la crítica constructiva, para dejar a"orar, con la creatividad que impone el límite de los 140 caracteres, el ejercicio demo- crático de la opinión sobre aquello que acontece día a día. El modelo de comunicación circular parece ser entonces una reali- dad. Las redes sociales, los blogs, incluso los foros que abren los medios en su versión virtual, son los nuevos escenarios en los que se genera la opi- nión pública. Hoy, por !n, emisor y receptor están al mismo nivel e inter- cambian sus roles con frecuencia. Queda por re"exionar sobre los efectos que esta nueva manera de comunicarse traerá a la sociedad, las posibilida- des que abre y las necesidades que conlleva, tanto para emisores como para receptores. En Palabra Clave estaremos atentos a los aportes que, en estos campos, hagan los investigadores. Liliana Gutiérrez-Coba, PhD. Docente-Investigadora Editora Palabra Clave Referencias Althaus, S. L. y Tewksbury, D. (2002). “Agenda-se#ing and the ‘new’ news: Pa#erns of issue importance among readers of the paper and on- line versions of the New York Times”. En: Communication Re- search, 29 (2), pp. 180-207. Benne#, W. L. e Iyengar, S. (2008). “A new era of minimal e&ects? %e changing foundations of political communication”. En: Journal of Communication, 58 (4), pp. 707-731. Fidler, R . (1998). Mediamorfosis: comprender los nuevos medios. Buenos Ai- res: Granica. Editorial 11Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol.16 No. 1 - Abril de 2013 Gutiérrez, Salgado y Gómez (2012). “Calidad vs. Credibilidad en el perio- dismo por internet: batalla desigual”. En: Observatorio, 6 (2), pp. 157-176. McCombs, M. E. y Shaw, D. L. (1972). “%e agenda-se#ing function of mass media”. En: Public Opinion Quarterly, 36 (2), pp. 176-187. Pardo, N. (2009). “Rituales, prácticas comunicativas y nuevos signi!cados en la web”. En: Carretero y Coca (eds.). Sociologías de los Márge- nes Huelva: Ergué editorial. Schramm, W. (1954). “How communication works”. En: Schramm, W. (ed.). !e Process and E"ects of Mass Communication. Urbana: Uni- versity of Illinois Press. %orson, E. (2008). “Changing pa#erns of news consumption and partici- pation”. En: Information, Communication & Society, 11 (4), pp. 473-489.