Microsoft Word - algunas reflexiones Palabra-Clave 25 Número 2 · 1997 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DOCUMENTACIÓN TELEVISIVA The author's purpose in this article is to emphasize the nature of documentation as the background which is absolutely necessary to make a journalistic report. The essential element of documentation is not the datebase -even though we can't neglect the technological support- but the achievement of real documentation that serves as a practical support to the theological, ethical, rethorical and poetic sense that should be developed by the communicator. Documentation sense presupposes an attitude of service to citizens, an inclusion of the text into its appropriate context, and its historical perspective in order to find the depth and real meaning that reality has, discovering courteous signs inherent to communication: wealth, beauty and refined meaning. Gabriel Galdón Es Doctor en Ciencias de la Información, Universidad de Navarra. Catedrático de Documentación Informativa de la Universidad Europea de Madrid. Profesor Visitante de la Universidad de la Sabana y autor de más de 40 aportaciones científicas en el ámbito de la documentación y la epistemología en el campo de la información. GABRIEL GALDÓN Palabra-Clave 26 Número 2 · 1997 os buenos comunicadores de todos los tiempos -desde Cicerón, que lo explicita en su De Oratore y en otros escritos, hasta los mejores periodistas actuales- se han preparado documentalmente para poder realizar de manera adecuada su noble tarea. Chancellor y Mears, dos periodistas norteamericanos en ejercicio, nos cuentan algunas anécdotas del trabajo de uno de esos periodistas: Richard Dimbleby, informador especializado de la BBC en las décadas de los 50 y los 60 de nuestro siglo: En una ocasión, Richard Dimbleby fue invitado a la Real Academia de Bordado de Londres, donde la reina madre iba a presidir un acto. Dimbleby presentó el acto que iba a tener lugar y contó la historia de la academia antes de que llegase la hora prevista para la aparición de la reina. Pero ésta no llegó, así que Dimbleby continuó con la emisión hablando sobre el bordado en la China, Japón, Persia y Europa, describiendo los diferentes estilos y técnicas, de tal modo que se podía pensar que había pasado toda su vida con una aguja en la mano. Cuando la reina madre apareció -25 minutos tarde- explicó que había estado viendo todo esto por televisión en su palacio arcano y le interesó tanto lo que Dimbleby había estado contando, que perdió la noción del tiempo. El hecho es que Dimbleby no sabía absolutamente nada sobre el bordado 24 horas antes, pero había estado estudiando la noche anterior. Richard Dimbleby tenía un talento natural para realizar su trabajo, y desarrolló esta cualidad, hasta la perfección, por medio del estudio continuo. Cuando un Papa viajó a Tierra Santa, Dimbleby se Ilevó una maleta llena de fichas, clasificadas por materias, perfectamente ordenadas. Con ellas, pudo hablar con sentido e interés durante horas acerca del Papa, de los lugares visitados y de su historia 1. L __________________________ 1 J. Chancellor y W.R. Mears. 1983. The News Business. New York, pp. 90-91. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DOCUMENTACIÓN TELEVISIVA Palabra-Clave 27 Número 2 · 1997 EL SENTIDO DOCUMENTAL DEL COMUNICADOR, ELEMENTO PRIMORDIAL Y DECISIVO De la anécdota anterior, pueden inferirse algunos de los aspectos que conviene tener en cuenta a la hora de abordar con acierto el tema que nos ocupa. Por ejemplo, que la tecnología o, mejor dicho, los avances tecnológicos no constituyen el elemento sustantivo y nuclear de la documentación. Algunos autores y otros tantos profesores -de cuyos nombres no quiero acordarme- parecen empeñados en reducir la documentación al manejo de las modernas bases de datos como si la documentación no hubiese nacido hasta entonces, como si no se pudiese documentar y documentarse sin su existencia. Ciertamente, los archivos de la BBC -tanto los escritos como los audiovisuales- eran ya en la época de Dimbleby de los más completos y mejor organizados del mundo. Pero, ¿cuántos de sus periodistas habrían estudiado la historia y el desarrollo de la noble técnica y arte del bordado? La tecnología de entonces no permitía la teledocumentación. Sin embargo, Dimbleby se llevó una maleta llena de fichas... No. El elemento decisivo, básico, nuclear y sustantivo de una comunicación y de una información cabal y, por ende, documentada, no es la posesión por parte del medio de comunicación de unos servicios documentales dotados de unos fondos, recursos, métodos, medios y organización excelentes. Tal disposición es aconsejable, conveniente, loable. Y, de hecho, la mayoría de las cadenas de televisión poseen ya unos servicios de documentación muy bien dotados y estructurados... pero infrautilizados. Porque el elemento decisivo no es ese, sino el sentido documental de los comunicadores e informadores. El sentido documental es el corolario obligado, la manifestación práctica en el quehacer informativo ordinario de los otros sentidos - teleológico, ético, retórico, etcétera-, que forman y forjan al buen comunicador y al informador bueno 2. __________________________ 2 Véase una explicación acerca de la documentación como fundamento del saber informativo y la descripción de las cualidades intelectuales y morales de los informadores, en G.Galdón. 1994. Desinformación. Método, aspectos y soluciones. Pamplona: Eunsa, caps. X,XI, y XII. GABRIEL GALDÓN Palabra-Clave 28 Número 2 · 1997 El sentido documental presupone, necesariamente, una actitud de servicio a los ciudadanos, que conduce a poner los medios adecuados para saber sobre la realidad y saber comunicarla adecuadamente, haciendo comprensible, ameno e interesante lo importante y verdadero. El sentido documental consiste también en incardinar ade- cuadamente el texto en su apropiado contexto, en situar los acontecimientos en su perspectiva histórica, en hallar la profundidad y el significado que las realidades tienen. En encontrar la riqueza, la belleza y la claridad -cortesía de la inteligencia- de la comunicación. El sentido documental, en definitiva, viene exigido imperio- samente por el propio concepto de comunicación social y es, por ello, la base y el requisito imprescindible de la profesionalidad en el comunicador. ALGUNAS MANIFESTACIONES DEL SENTIDO DOCUMENTAL (O DE LA CARENCIA) EN LA COMUNICACIÓN TELEVISIVA Desde una perspectiva universal, es decir, válida para materializarse a través de todos los medios de comunicación, el sentido documental se concreta, entre otros quehaceres, en: a. Prepararse adecuadamente acerca del ámbito y el objeto de la comunicación y la información, en cada caso concreto. Se trata de mirar la realidad -para comunicarla- con los ojos penetrantes del que sabe y quiere saber, no con la mirada distraída del ignorante que se vierte en palabras necias o banales. Estudio, preparación documental, que conduce a indagar lo que aún no se sabe y se necesita saber, y evita repetir o preguntar lo que todo el mundo puede ver o saber. b. Verificar los contenidos informativos y su adecuación comunicativa. Se trata de comprobar la exactitud de hechos, nombres, direcciones, citas, fechas, etcétera; de indagar si las ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DOCUMENTACIÓN TELEVISIVA Palabra-Clave 29 Número 2 · 1997 afirmaciones vertidas por las personalidades públicas y fuentes de todo tipo son verdaderas o falsas, de examinar la correspondencia adecuada entre lo que se pretende comunicar y el lenguaje empleado para su divulgación. c. Completar el saber sobre el objeto informativo y en su apropiado contexto de ámbito, de espacio y de tiempo. d. Buscar y utilizar el lenguaje y los modos discursivos y narrativos apropiados para cada objeto y ámbito comunicativo-informativo, teniendo en cuenta las necesidades de intelección de los receptores. Tras esta breve síntesis 3, cabe ahora ejemplificar cómo pueden realizarse esas tareas en algunos de los ámbitos y programas televisivos. Explicación que, por razones de escasez de espacio y tiempo, deberá ser necesariamente parcial y somera, aunque se procurará que también sea, de algún modo, sintomática y para- digmática. Uno de los puntos fuertes de cualquier programación televisiva lo constituyen las retransmisiones de acontecimientos deportivos, artísticos, etcétera. Como resumen de la valoración que la mayoría de ellas merece, sin embargo, ante estas síntesis, cabe exclamar: ¡cuánto hay que mejorar la comunicación! Permitirá el lector que recurra a la narración de algunas anécdotas reales y cotidianas, para dar razón de esa información. Escribo estas líneas en la magnífica y hospitalaria Universidad de La Sabana. Hace unos días, pude ver por televisión el partido de fútbol entre Colombia y Ecuador, valedero para la clasificación hacia los mundiales de Francia. Pues bien, la comunicación oral del evento fue enormemente apropiada... ¡para la radio!, no para la televisión. El locutor se pasó todo el tiempo, sin pausas, contándonos lo que todos __________________________ 3 Véase una explicación pormenorizada de las funciones documentales en G. Galdón. Desinformación..., Op. Cit. pp. 170-195. GABRIEL GALDÓN Palabra-Clave 30 Número 2 · 1997 estábamos viendo. No puedo hacer ninguna mención del contexto, de la disposición táctica, de las trayectorias personales de los protagonistas, del significado del resultado en orden al fin perseguido, etcétera. En España, la comunicación de los partidos de fútbol es muy diferente, pero el comunicador carece también del mínimo sentido documental. A pesar de que quizás lleve 15 ó 20 años retransmitiendo partidos, necesita que le ayuden varias personas: un exjugador o exentrenador famoso; un exárbitro internacional; un exjugador de cada equipo contendiente y dos locutores a pie de campo. Ciertamente, es una medida loable para disminuir el desempleo, pero parecen demasiados cocineros para hacer un guiso tan sencillo. Máxime cuando los resultados recuerdan inevitablemente a la conocida fábula del parto de los montes. Cuando el guiso no es tan sencillo, las carencias documentales son aún más perjudiciales para la adecuada comprensión del objeto informativo. Recuerdo que tuve la oportunidad de ver la retransmisión televisiva de un espectáculo de ballet flamenco, emitido en diferido, con una de las bailaoras principales (a la sazón, una de mis hermanas). Algunos comentarios de la artista, que reproduciré, casi textualmente, son enormemente ilustrativos: «Se ha equivocado: eso no es una rumba; es una soleá/«Ahora, el realizador debería haber enfocado los pies y no los brazos, porque en este momento el duende está en taconeo»/» En vez de enfocarme a mí, debería haber hecho un plano de conjunto, pues lo importante ahora es la armonía coral»/»¿qué hace ahora enfocando al guitarrista?/... Este realizador no tiene ni idea». Y el narrador tampoco salió muy bien parado en el juicio de la experta, aunque tampoco hacía falta saber demasiado de baile flamenco para darse cuenta de que no se había documentado. Pero volvamos al realizador. El texto de la comunicación televisiva es un texto, un lenguaje audiovisual. Y, por esa razón, el ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DOCUMENTACIÓN TELEVISIVA Palabra-Clave 31 Número 2 · 1997 sentido documental en televisión no debe ser poseído sólo por el narrador, locutor, comentarista, sino por todas aquellas personas que participan en la elaboración del programa, incluyendo los propios documentalistas, que deben aportar los documentos pertinentes para cada caso y situación concretos y no los primeros que encuentre que tengan alguna relación con el tema tratado. En este sentido, viene a mi memoria la época en que, en los telediarios de TVE, comenzó a recurrirse mucho más a las imágenes de archivos para paliar la carencia de las imágenes de actualidad y, así, aminorar el tiempo en el que la imagen en pantalla era exclusivamente la del presentador que leía las noticias. Pero bien, cada vez que había una noticia sobre Chile (a la sazón, gobernado dictatorialmente por Pinochet, mientras que en España llevábamos unos años de democracia), fuera cual fuere el tema o contenido de la información, las imágenes de archivo que aparecían eran, indefectiblemente, las mismas: las de unos policías militares que perseguían y apaleaban a unos jóvenes manifestantes. Lógicamente, a veces, sí había cierta correspondencia entre el texto oral y el contexto visual. Pero en otras muchas ocasiones no había ninguna. Ante esta discordancia, cabía pensar que o bien el archivo de TVE era muy pobre y apenas tenía guardados documentos visuales sobre ese país tan querido, o bien había una clara intencionalidad ideológico-política al poner esas imágenes. La primera hipótesis, para alguien que conociese en serio la documentación de RTVE, quedaba automáticamente descartada (sin llegar a la excelencia de los de la BBC de Londres, los archivos de RTVE pueden ser considerados, por la riqueza de sus fondos y por su estupenda organización, como muy buenos), había que quedarse con la segunda. Y, entonces, cabía reflexionar y debatir (como, de hecho, se hizo en ciertos foros académicos) si era lícito o no ese modo informativo de proceder... Pero el debate se centró sobre un supuesto irreal. Porque la razón de que esas imágenes aparecieran siempre obedecía a que ni el director del telediario ni el documentalista hacían el mínimo esfuerzo GABRIEL GALDÓN Palabra-Clave 32 Número 2 · 1997 por buscar en el archivo las imágenes apropiadas a cada noticia concreta, sino que se limitaban a tomar la cinta de video que estaba más a mano. De cualquier modo, aunque para cada caso informativo concreto hubieran hallado las imágenes adecuadas, tampoco hubieran documentado adecuadamente (la reiteración o redundancia es intencionada) cada una de esas noticias. Pues documentar las noticias de televisión no consiste, ni mucho menos, en acompañar o complementar con imágenes (ya sean actuales o de archivo) el texto oral. Se trata de elaborar, mediante la realización y el montaje idóneos, un texto audiovisual coherente y armonioso en el que se explique el pasado, el presente y el previsible futuro de cada acontecimiento y sus relaciones reales con otros eventos. Y este es el gran reto que debe afrontarse, si se quiere implementar una información televisiva cabal. Claro que para acometer esa tarea necesaria, tienen que cambiar muchos métodos y estereotipos informativos (¿o desinformativos?)4. Parece evidente que una de las servidumbres del periodismo es su riesgo permanente de ofrecer una visión incompleta, superficial, fragmentaria, deformadora -o parcial- de la realidad. Este riesgo se puede afrontar mejor, en la mayoría de los casos, desde los medios escritos, pues permite el razonamiento lógico y la reflexión tanto por parte del que escribe como del que lee, mientras que los medios audiovisuales (que para otros ámbitos y géneros son más adecuados que los escritos) llevan consigo mayores dificultades para lograr esa reflexión necesaria, tanto en el emisor como en el receptor. Y esto es reconocido no sólo por los intelectuales críticos, sino por los periodistas de la propia televisión, prestigiosos y honrados, por ejemplo, Ted Koppel, 'conductor' del programa Nightline, de la cadena ABC, uno de los más famosos periodistas de la televisión norteamericana. Aunque Nightline tiene fama de ser uno de los programas más serios y de mayor rigor informativo, Ted Koppel, en unas __________________________ 4 En mi caso, la pregunta es retórica, pues creo haber demostrado que la forma habitual y generalizada de hacer periodismo -a través de cualquier medio- tiene claros y evidentes efectos desinformativos. Cfr. Desinformación... Op. Cit. pp. 19-98. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DOCUMENTACIÓN TELEVISIVA Palabra-Clave 33 Número 2 · 1997 declaraciones de hace cuatro años al periódico milanés Corriere della Sera, piensa que la televisión «no es el instrumento adecuado para explicar racionalmente un suceso», que «rara vez la televisión, por su propia manera de informar, proporciona una información fidedigna y completa de algo». Aunque esto sea cierto (con matices importantes, que no cabe realizar aquí y ahora), no lo es menos que si los directores, realizadores, presentadores, documentalistas..., trabajando en equipo, decidieran informar mejor, preparándose para esa tarea, seleccionando mejor los temas, documentándolos según las características propias del texto audiovisual -y, por tanto, potenciando las estructuras narrativas peculiares-... los noticieros informarían muchísimo mejor. Claro que para que haya periodistas y comunicadores así, el factor decisivo radica en la idoneidad educativa de las facultades de Comunicación Social. LA FORMACION DEL SENTIDO DOCUMENTAL Para que pueda darse ese cambio necesario en los modos de comunicar e informar, es menester una educación adecuada, idónea, del sentido documental. Hay facultades de Comunicación Social donde la documentación ni siquiera existe como materia específica. En otras, se limitan, en un semestre, a enseñarles a los alumnos el manejo de las bases de datos, de modo aislado, sin conexión con la finalidad informativa o comunicativa, o la enseñanza de este tema se imparte en un nivel meramente teórico. Y en las asignaturas de redacción periodística, comunicación audiovisual, etcétera, tampoco se hace hincapié en la documentación, a no ser a modo de consejo paternalista. Recuerdo que, tras comentar estas mismas inquietudes con un afamado profesor de redacción, éste me contesto: «Sí, claro, la documentación es muy importante. Yo ya GABRIEL GALDÓN Palabra-Clave 34 Número 2 · 1997 les digo a los alumnos que se documenten». No pude evitar que se me viniera a la cabeza una imagen hiperbólica: la de una madre que se despide de un hijo, a quien repetía: «Vete por la sombrita, que hace mucho calor», cuando el chico tenía que atravesar una zona desértica, donde no había ni un triste árbol y, además, no llevaba sombrilla. Para que puedan formarse comunicadores sociales y periodistas que, amén de las demás cualidades intelectuales y morales pertinentes, posean el hábito de documentar y documentarse, es menester que las facultades de Comunicación Social 5 dispongan de una serie de recursos humanos e instrumentales de orden vario. Sin pretender ser exhaustivo, éstos serían los siguientes: a. Profesores especializados en la documentación periodística, que impartan la materia de documentación teniendo presente su finalidad, el objeto, las funciones y su historia específica. b. Profesores de redacción periodística, comunicación y narrativa audiovisual, periodismo televisivo, etcétera, que sepan estructurar sus asignaturas contando en la teoría, el análisis y la práctica, con la decisiva aportación de la documentación. c. Unión real y efectiva, y coordinación eficaz entre unos y otros profesores, en orden al logro de esa finalidad común. d. Un laboratorio o taller de redacción multimedia, dotado de todos los instrumentos necesarios para poder realizar las prácticas de redacción, elaboración de programas informativos, de diarios y revistas, etcétera, de acuerdo con las necesidades de mejora de la comunicación y de la información que, aplicadas someramente en este artículo al medio televisión, hemos esbozado anteriormente. No hay tiempo ni espacio para hacer un elenco de todos los elementos que debe tener este laboratorio o taller, ni para indicar cuál debe ser su política organizativa y qué métodos deben desarrollarse para que cumpla su finalidad educativa. Pero, de __________________________ 5 Como se llame en cada país o región. Adopto, en este escrito, la denominación que se le da en la Universidad de La Sabana. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DOCUMENTACIÓN TELEVISIVA Palabra-Clave 35 Número 2 · 1997 acuerdo con la finalidad concreta de este artículo, sí cabe mencionar algunos de los recursos documentales que debe poseer: • Una colección de los libros de referencia básicos para documentar las diversas áreas informativas (ya estén en papel o en CD-ROM). • Un sistema redaccional que contemple la custodia, indización y recuperación rápida de los textos que se han ido elaborando. • Un archivo propio de textos escritos, sonoros y audiovisuales, realizado por los propios alumnos, con la dirección de los profesores de documentación, utilizando los métodos adecuados y la tecnología precisa 6. • La conexión, desde el sistema redaccional-documental, con las bases y redes de datos que interesen para los fines específicos. Quizás algunos mentores de nuestras facultades piensen, al leer estas líneas (si hay alguien que las lea, Dios quiera que sí) aquello de don Quijote: «Muy largo me lo fiáis, querido Sancho». Pero, por muy difícil y costoso que pueda parecer -que no lo es tanto-, el reto merece la pena, si es que de verdad pretendemos formar buenos comunicadores y periodistas, y contribuir, así, a la mejora de la entera sociedad. Artículo escrito por el Dr. Gabriel Galdón, durante su estancia en la Universidad de La Sabana, a finales de julio y comienzos de agosto, 1997. __________________________ 6 Si Dios quiere, pronto saldrá a la luz un libro en el que actualizo aportes recibidos en años precedentes sobre este tema, y que llevará por título El archivo permanente de textos periodísticos.