Microsoft Word - Editorial Palabra-Clave 7 Número 5 · 2001 Editorial Es inevitable que la labor de los medios de comunicación sirva de publicidad a la guerra; que los ataques y asesinatos de los actores del conflicto sean registrados, publicados y difundidos; esto tiene resultados positivos y negativos. Sin duda, la simple presencia de los medios es capaz de contribuir decisivamente a la pacificación o a evitar la escalada en la confrontación. Por ejemplo, las cámaras de CNN dispuestas a transmitir a todo el mundo los abusos, ataques y muertes en las guerras del Golfo Pérsico y Kosovo, sirvieron para remover la opinión pública a favor de la defensa de la vida y evitar guerras de mayores proporciones. Asimismo, los dictadores de derechas e izquierdas en muchos países se han visto obligados a moderar sus instintos criminales ante la presencia de periodistas. La experiencia muestra que esa mayor transparencia y publicidad de la guerra, de los actores, líderes y circunstancias es más beneficiosa que perjudicial para la democracia y para toda sociedad, pero es importante distinguir entre la necesidad de informar sobre lo que ocurre, algo válido y propio de la comunicación, y la irresponsabilidad para inflar las noticias y generar morbodramas con el dolor y la tragedia de la guerra. Una cosa es informar y otra es traficar con las noticias, explotando el sufrimiento de las personas para alcanzar más sintonía o mayor circulación. La información no es una simple mercancía, es un derecho de la libertad de los ciudadanos y el recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a su contenido, la comunicación sea siempre verdadera e íntegra y en cuanto al modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar las leyes morales, los derechos legítimos y la dignidad del hombre, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación. Palabra-Clave 8 Número 5 · 2001 En este número de Palabra Clave se ha querido realizar un análisis acerca del tratamiento que dan los medios de comunicación a la información relacionada con los conflictos armados y el terrorismo. La coyuntura de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono en Estados Unidos, ha permitido traer nuevamente a colación este tema, que en Colombia se repite de manera cíclica, ante la permanencia del conflicto interno armado. Los primeros tres artículos han sido tomados de las ponencias del periodista Gerardo Reyes, del Miami Herald (Estados Unidos), y los profesores Carlos Soria, de la Universidad de Navarra (España), y John Dinges, de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), durante su participación en el Encuentro Internacional Terrorismo, conflicto y medios de comunicación, que se llevo a cabo en las instalaciones de la Universidad de La Sabana el pasado 18 de octubre de 2001. Allí, desde tres perspectivas diferentes, fueron señaladas las prácticas utilizadas por los medios de comunicación en el cubrimiento de las guerras, los conflictos armados internos y los actos terroristas, y se definieron algunas pautas de comportamiento deseables para lograr un cubrimiento profesional y responsable de los mismos. La profesora Maricruz Castro Ricalde, del TEC de Monterrey (México), aborda el tema desde una perspectiva ética y, tomando como ejemplo el caso del diario La Jornada, de México, señala que la homogeneización informativa, la polarización de los sujetos de interés y el alimento de los prejuicios, son características de lo que están logrando los medios a través de sus prácticas periodísticas. Por su parte, el periodista Andrés Grillo, de la revista Semana (Colombia), analiza el caso concreto de los medios de comunicación norteamericanos con relación al atentado del 11 de septiembre, y el vicepresidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Costa Rica, Néfer Muñoz, da un vistazo al tratamiento informativo de los atentados terroristas para concluir que las construcciones de la realidad hechas por los periodistas dejan entrever elementos como la lucha entre la globalización y la Palabra-Clave 9 Número 5 · 2001 pulverización, el etnocentrismo, el desconocimiento, los estereotipos y la desinformación. Ya en lo que compete directamente al ámbito del conflicto interno colombiano, el decano de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de La Sabana (Colombia), César Mauricio Velásquez Ossa, y la profesora de la misma Facultad, Liliana Gutiérrez Coba, se refieren a los intentos de censura y autocensura que se han presentado recientemente en los medios de comunicación colombianos, especialmente en la televisión, y proponen como salida una regulación de la información, a través de la recuperación de los valores éticos. Finalmente, el profesor Carlos Alfonso Velásquez, también de nuestra Facultad, diserta sobre la influencia de la información pública en los procesos de pacificación, especialmente en el caso colombiano. Así pues, a través de los distintos artículos recogidos en el presente número, se establece que si algo se puede hacer desde las redacciones frente a los conflictos armados y el terrorismo, es recuperar el equilibrio informativo, el compromiso con la verdad, eliminar toda forma de discriminación y favoritismo, llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos, y cerrar filas en defensa de la vida, de la libertad y de la racionalidad. Bogotá, diciembre de 2001