Microsoft Word - Borges y Afganistan Palabra-Clave 73 Número 5 · 2001 Borges y Afganistán Resumen: En este artículo el autor sostiene que los medios de comunicación deben estar en una búsqueda constante por ofrecer a sus audiencias informaciones trascendentes y de acuerdo con el interes público. Al dar un vistazo al reciente tratamiento informativo de los atentados terroristas y conflictos bélicos, este periodista concluye que las construcciones de la realidad hechas por los periodistas dejan entrever algunos elementos como la lucha entre la globalización y la pulverización, el etnocentrismo, el desconocimiento, los estereotipos y la desinformación.* Néfer Muñoz Corresponsal en San José de las agencias de noticias Inter Press Service (IPS) y Europa Press (EP). Actualmente es vicepresidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Costa Rica (APEX). * El texto corresponde a la ponencia del autor en el seminario "Cobertura periodística de actos terroristas y conflictos bélicos", organizado por el Centro Universitario Miravalles de San José de Costorica, el 06 de diciembre de 2001. Néfer Muñoz Palabra-Clave 74 Número 5 · 2001 n una tarde de sabrosa y truculenta tertulia, hace ya varios almanaques, dos escritores argentinos de talla universal acribillaron al periodismo... Reunidos para conversar de arte y literatura, Jorge Luis Borges-ese dandy de la imaginación que quedó ciego de tanto ver directamente el sol de las letras- y Ernesto Sábato -ese científico con silueta de Woody Allen y agudeza de Bernard Shaw- le dedicaron algunas palabras al quehacer de los periodistas. "La noticia cotidiana, en general, se la lleva el viento", dijo Sábato entre el humo de las tazas de café. Y Borges asintió ciegamente: "Un diario, digo, se escribe para el olvido, deliberadamente para el olvido". Sábato lanzó un nuevo dardo y dijo que sería mejor que un periódico se publicase cada año, cada siglo "o cuando sucediera algo verdaderamente importante". Y Borges, tal vez pensando en un verso barroco inacabado, le respondió: "Sí... creo que sí". Esta conversación tuvo lugar alguna tarde de los ya lejanos años setenta del siglo XX.Y refleja una realidad de dos lectores que es la misma de otros miles de lectores, radioescuchas y televidentes de los medios de comunicación de hoy: las audiencias exigen que los periodistas les informemos datos, acontecimientos, hechos o historias trascendentes. Y que esas historias -ya sean noticias o reportajes- se las contemos de una manera interesante, atractiva pero, a la vez, rigurosa. De lo contrario, mejor que no se las contemos, porque esas audiencias van a destinar su tiempo a otras actividades que ofrece el variopinto mundo de hoy: la música, las telenovelas -sobre todo si hablamos de América Latina-, los sitcoms o comedias de situación estadounidenses, el cine, las discotecas... Por eso los periodistas debemos escoger muy bien qué y cómo le vamos a informar a nuestro público, porque esa es precisamente nuestra tarea fundamental, informar. E Borges y Afganistán Palabra-Clave 75 Número 5 · 2001 Y para identificar los acontecimientos trascendentes que publicamos, los periodistas debemos guiarnos por un concepto, que tal vez es etéreo, intangible y hasta laberíntico, el interés público. El interés público, de acuerdo con la teoría existente, tiene dos niveles: lo que le interesa a la gente y lo que le debería interesar. Nosotros los periodistas tenemos la difícil tarea de escoger durante un cierre de edición qué es lo que más le puede interesar a la gente o qué es lo que le debería interesar. Para quienes no están familiarizados con un cierre de edición tenemos que contarles que es ese momento previo en el que nuestro material esta por irse a la imprenta, por convertirse en ondas hertzianas o por salir en las cámaras de televisión. A veces un cierre tiene minutos, otras veces son segundos en que debemos decidir. Es un suspiro, un latido, un instante o, como dijo un célebre periodista, una pequeña agonía. Ante este panorama que vivimos cotidianamente los periodistas, entre la obligación de brindar información trascendente y darla de acuerdo con los dictámenes del interés público, surge una pregunta. ¿Cómo hemos tratado los periodistas la información de los recientes actos terroristas y conflictos bélicos? Y aquí quiero hacer una aclaración. Sobre todo cuando se dice que los periodistas "cubrimos" bien o mal una noticia, cuando la "cobertura" fue apropiada o fue un fiasco. En primer lugar, desde el punto de vista teórico hay un concepto que afinar. Algunos académicos, como el teórico español Lorenzo Gomis, señalan que lo que publican los medios no es literalmente un reflejo de la realidad, que los medios no son espejos. Es decir, lo que publica un periódico, lo que presenta una radioemisora, lo que transmite una cámara de televisión o lo que vemos en Internet no es un reflejo absoluto de la realidad. Néfer Muñoz Palabra-Clave 76 Número 5 · 2001 Si yo como periodista voy a recopilar datos sobre un incendio, sobre un accidente de tránsito o sobre el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York, no puedo cortar un pedacito de esa realidad y darlo a las audiencias. Esas realidades están donde acontecen y no podemos arrancarlas de allí. Lo que sí puedo hacer es construir una versión de lo que pasó en ese incendio, en ese accidente de tránsito o en el derrumbe de las Torres Gemelas. Es decir, los periodistas no hacemos coberturas, no cubrimos acontecimientos, porque física y filosóficamente es imposible. Lo que hacemos es construir versiones o interpretaciones de la realidad. Y esas construcciones las tenemos que hacer de manera imparcial y con el mayor número de puntos de vista posibles. Es por eso que, volviendo a los ejemplos anteriores, ante un mismo incendio, un mismo accidente de tránsito o un mismo derrumbe de las Torres Gemelas, un periódico como el New York Times, El Tiempo de Colombia o La Nación de Costa Rica titulan distinto. Todas son versiones o construcciones de una realidad que pasó. Una vez aclarado esto, volvamos de nuevo a lo que nos interesa, ¿cómo han sido entonces las construcciones de la realidad que hemos hecho los periodistas en el mundo de los atentados terroristas y el posterior conflicto bélico? No voy a valorar si hemos construido buenas versiones o malas interpretaciones de la realidad. Así de paso evitamos la tentación del maniqueísmo, al catalogar algo en blanco o en negro. Prefiero señalar algunos elementos que me parece nos han revelado tácita o implícitamente en los últimos tres meses los medios de comunicación. 1. Globalización vs. Pulverización: El historiador y sociólogo brasileño Ciro Cardoso ha señalado que si bien el mundo esta viviendo un periodo de globalización, también este proceso Borges y Afganistán Palabra-Clave 77 Número 5 · 2001 mundial tiene su antagonista, un fenómeno opuesto. Ese proceso opuesto a la globalización es la llamada pulverización. Es decir, la negación, la resistencia a estándares que trata de difundir-imponer- exportar el mundo occidental. Y tal vez las informaciones de las agencias de noticias, los periódicos y las cadenas de televisión nos han revelado claramente eso: hay gente -pueblos- que no quiere (n) aceptar ese proceso homogenizador. 2. Nos conocemos muy poco: Este planeta tiene poco más de 6.000 millones de habitantes y hay una certeza que nos caracteriza: nuestra diversidad. Aquí vivimos pueblos muy diversos en cuanto a tradiciones, costumbres y visiones de mundo. La reciente guerra de Afganistán ha demostrado que nos conocemos muy poco entre unos pueblos y otros. Antes del 11 de septiembre pocas veces nos habíamos interesado en ese país que nos parece tan lejano. Pero lo curioso es que ese desconocimiento -que también salta a la luz en las construcciones de la realidad que hacen los medios de comunicación- es no sólo hacia los países distantes, geográficamente hablando, también desconocemos lo que pasa en nuestros países vecinos. Sólo para citar tres ejemplos... en estos momentos decenas de niños y adultos están muriendo de hambre en Chiquimula, al este de Guatemala; en toda Honduras las pandillas o "maras" están desgarrando a una sociedad entera; en Nicaragua centenares de campesinos están sufriendo por la pérdida de sus cosechas tras la sequía de junio, julio y agosto. Es decir, las informaciones aparecidas en los medios desnudan una realidad... los seres humanos nos conocemos muy poco entre nosotros y pareciera que estamos sumidos en la indiferencia. 3. Etnocentrismo: Un tercer elemento que ha aparecido en las construcciones de la realidad sobre el 11 de septiembre y la guerra de Afganistán es el etnocentrismo. Los antropólogos llaman etnocentrismo a ese fenómeno de juzgar a los otros tomando como punto de análisis sólo nuestra visión de mundo. Y aquí constantemente caemos en el error inquisidor de juzgar a otros pueblos -llamese el Islam, el judío, el chino- sin acercarnos y tratar Néfer Muñoz Palabra-Clave 78 Número 5 · 2001 de comprender que tienen -o pueden tener- historia, tradiciones y concepciones distintas de la realidad. 4. Desinformación: Cabe preguntarse aquí si en las construcciones o interpretaciones de la realidad que hemos hecho los periodistas en los últimos tres meses ha habido desinformación. La desinformación no se da sólo por cometer errores -voluntarios o deliberados-, sesgar los cifras o malinterpretar declaraciones. El problema es que la desinformación también se da por omisión. Los primeros días inmediatos a los atentados del 11 de septiembre muchos países vivieron una ola internacional de xenofobia contra el mundo del Islam. Tal vez esa ola no fue ocasionada directamente por los medios, que asociaran directamente al Islam con terrorismo. Tal vez. Pero pudo ser que los medios contribuyeran por omisión, al no explicar lo suficiente que representa esa cultura, esa visión de mundo. 5. Manejo de estereotipos: Los medios de comunicación al construir sus versiones sobre las realidades de nuestro mundo pueden incurrir en etiquetas facilistas, en estereotipos. Y me refiero a calificar a unos como "los buenos" y a otros como "los malos", ya sea abiertamente o sin decirlo de manera directa. Me parece que esto se dio en alguna medida sobre todo los primeros días después al 11 de septiembre. El viento de las balas, el patriotismo o el orgullo personal no deben interferir en el balance que siempre debe tener el buen periodismo, ya en el país que sea. Me parece que estos cinco elementos forman parte de una discusión aún más amplia que deberíamos empezar para analizar el rol que han jugado los medios de comunicación al construir sus versiones sobre la realidad Al final de cuentas, lo que tenemos que hacer los periodistas es contarle al mundo qué esta pasando. Y contarlo de una manera veraz, directa y precisa. Borges y Sábato lo pidieron alguna vez. Y las audiencias lo exigen todos los días.