(Microsoft Word - Omar Rinc\363n 6) ___Libros___________ Palabra-Clave 161 Número 6 · 2002 Miradas nuevas de un televidente Título: Autor: Editorial: Año: Televisión, video y subjetividad Omar Rincón Norma 2002 Siempre que leo y escucho las advertencias sobre el uso de la televisión y sus perjuicios, el peligro para los niños, la influencia nociva de una televisión que no deja pensar, me pregunto ¿Qué está pasando con las generaciones que nacimos y crecimos después del cincuenta, viendo televisión? ¿No pensamos? ¿Cuáles son las taras reales que manifiesta esta sociedad actual, hija de la televisión, con relación a las sociedades anteriores? ¿Somos inferiores o diferentes? De allí que me parezca particularmente interesante encontrarme con un libro como Televisión video y subjetividad, escrito por un hijo de la televisión, como todos los menores de cincuenta años en Colombia, que además de reconocerse como tal, admite ser fanático y adicto a ella. Con este libro Rincón no pretende ni rescatar, ni defender, ni perdonar a la televisión, simplemente la plantea con una mirada nueva, desde dentro, por su naturaleza de medio audiovisual y de experiencia masiva, y hace un contundente y argumentado llamado al orden a toda la sociedad inmersa en la realidad de la televisión. Desde su introducción se ven muy claras cuáles son las premisas que dirigen el contenido del libro: constituirse en un divertimento, apto para homo-videns y mentes abiertas dispuestas a leer como si vieran televisión, donde cada lector halle su tono, su ritmo y se atreva a re-pensar la televisión, partiendo de "una cultura audiovisual como entorno que nos produce culturalmente" y de "las sensibilidades como estrategias para imaginar lo diferente" La primera emisión que Rincón nos transmite en su libro-canal, es la validación de la imagen como forma comunicativa privilegiada para narrar historias, para comprender y evaluar las experiencias humanas y sociales, no como una insignificante forma de "mostrar algo" sin significar, como lo han querido argumentar algunos teóricos partiendo de un simplista planteamiento lingüístico, sino desde su total competencia significativa como formas de expresión inestables, ambiguas y fuera de control, pero que se encausan en cada relato del que hacen parte. Luego de este planteamiento de la imagen, sigue la narración con la exposición de lo audiovisual como, la "estrategia fundamental de relación con el mundo de la vida en la sociedad contemporánea", encontrando dentro de él distintos modos, cada uno con su propia identidad y potencialidad expresiva, que en resumen pueden plantearse así: el cine, como rito donde ir a imaginar la existencia y crear ilusión; el video como táctica para la aventura y la experimentación, y la televisión como experiencia masiva cómoda para sobre vivir con imaginación el caos. De esta forma, a cada modo audiovisual le sobra independencia para ser estudiado desde su naturaleza Palabra-Clave 162 Número 6 · 2002 específica, donde, en el caso de la televisión y el video, esta todo por decir, porque hasta el momento se ha teorizado sobre el cine desde su nacimiento hace más de cien años, partiendo de su lenguaje para mirar los otros dos nuevos modos, sin tener en cuenta que varias de las características de estos últimos no aplican, o en cambio, aportan otras formas de ver que merecen una teoría propia. Enunciadas estas diferencias, Rincón pasa en su zapping televisivo, a «reconocer» literalmente, la televisión, desde su complejidad expresiva, narrativa, social, cultural y mercantil. Aquí es clara la orientación: la cuestión no es negar que hay superficialidad, desinformación, manipulación de los hechos, consumismo y violencia en los contenidos televisivos, el error está en ver esta problemática como su esencia. La televisión no es la problemática, es un instrumento, un eje de reflexión social. En ese orden de ideas es totalmente ridículo pensar que con apagar los televisores, nuestra sociedad se va a volver trascendental, transparente, identificada y pacífica. Apagar el televisor sería igual a censurar una información, a pretender que no es de día porque tenemos las cortinas cerradas. En lugar de apagar la televisión, hay que explicarla, verla nuevamente, limpiamente, para transformarla y manejar su acción simbólica sobre la sociedad. Es absurdo no utilizar su potencialidad de significar la comunidad a través de la narrativa dramática, que enseña modelos de pensar, formas de establecer relaciones, manuales de solución y pautas para actuar en la vida social. Hay que poner a funcionar la televisión para la sociedad, pero eso debe hacerse igualmente desde cada actor de la comunidad. Justamente el problema está en que la televisión no se usa desde su naturaleza comunicativa y significativa, todo lo contrario, no se informa, no se profundiza, se aleja a los ciudadanos de la realidad, otorgándoles un papel pasivo de simple entretenimiento, como espectadores de los juegos de poder de los dueños de los medios, excluidos de la esfera pública. El poder de la televisión no está en "mostrar" (aquí si se puede hablar de mostrar sin significar) sólo lo que unos pocos manipuladores de la política y el negocio quieran mostrar y esconder el resto del caos de la realidad. Ese poder es débil y miope porque le falta la esencia de la televisión que es la sociedad. Es entonces en la libertad de expresión en donde está su verdadero poder transformador de una sociedad que se expresa y se recrea, se re- significa. Y con estos planteamientos llegamos al clímax narrativo de «la emisión de este capítulo», cuando Rincón habla de la ética perdida, donde hay tirones de orejas para todos -los medios, los dirigentes, los que hacen televisión-, pero sobre todo, y esto es muy importante, para los televidentes, desde la academia, la familia, las comunidades, las ligas de consumidores. "La televisión es útil en cuanto socializa estilos y formas de pensar, valorar, habitar la vida cotidiana, construye las referencias más comunes para las comunidades", dice Rincón. Palabra-Clave 163 Número 6 · 2002 Y es que hay que entender que en la comunicación de la televisión no actúan sólo los que graban. Su movimiento no se acaba con la emisión, toda la sociedad es actuante. "El televidente tiene poder en sí mismo, ya que en él o ella recae la legitimidad de la televisión y la libertad de información, debería dejar su lugar cómodo frente al aparato y movilizarse para ejercer su ciudadanía, su derecho a la comunicación". La «emisión» de Rincón no termina aquí, sigue la sección de las visiones de la televisión, con un rápido recorrido que tiene en cuenta aspectos como su cobertura, desde la televisión mundo con los cables y las antenas parabólicas, hasta la televisión cercana con los canales locales y comunitarios; sus procesos, desde lo creativo hasta su recepción y usos, pasando por la programación, la comercialización, el mensaje y el consumo. Un automático cambio de canal nos llega al capítulo miradas-video, donde se siente perfectamente la sensibilidad y entrega con que el autor se goza cada palabra para mostrar esta expresión audiovisual «angelical y salvadora», que explora como un bálsamo todas las posibilidades estéticas y de ensoñación de su lenguaje. Pero ni siquiera en este intermedio Rincón se deja llevar por su pasión de adorador de la imagen y denuncia cómo dentro del video-clip han osado irrumpir la banalidad, el negocio y la comercialización, con videos musicales simplistas y hasta grotescos, que sólo buscan vender. Finalmente, llega el epílogo como un capitulo que termina en punta, registrando como tendencias actuales de la televisión lo violento, lo femenino, lo light y, frente a ellas, los creadores, que deben atreverse a proponer, mirar de nuevo, "imaginar nuevas narrativas, pensar nuevos tiempos sobre la televisión". Después de leer-ver el libro de Rincón me contesté una de mis preguntas iniciales: no somos inferiores, somos diferentes, somos una nueva sociedad que necesita re-definirse, re- valorarse y re-descubrirse a través de miradas nuevas como las que se proponen en este libro. Miradas nuevas de un televidente "que exige obras audiovisuales que vistan de misterio la vida y le permitan construir esperanzas, porque nada convence lo suficiente. Un mirar de nuevo que apuesta por televisiones que ayuden a saber de dónde venimos, porque somos como somos, e intuir un proyecto futuro". SANDRA RUIZ Docente de Cine y Televisión Facultad de Comunicación Social y Periodismo Universidad de La Sabana