120 Signo y Pensamiento 65 · Reseñas | pp 120 - 126 · volumen XXXIII · julio - diciembre 2014 La destrucción creadora The creative destruction A destruição criadora The Master Switch: The Rise and Fall of Information Empires Tim Wu Londres: Vintage Books, 2011, 368 pp. ISBN 978-0-307-39099-8 Al economista austríaco Joseph Schumpeter se debe la popularización de la que es, quizás, la segunda metáfora más exitosa en economía, después de “la mano invisible” de Adam Smith. Basándose en el dinamismo y la inestabilidad que observó en la economía de mercado, Schumpeter propuso, en 1942, que el hecho esencial del capi- talismo era el proceso de “destrucción creadora”, según el cual los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio. Con esa base teórica, Tim Wu hace en The Master Switch (todavía no traducido al castellano) un recorrido por el ascenso y la caída de los impe- rios de información del siglo XX y comienzos del XXI en Estados Unidos. La hipótesis del ciclo le da estructura y sentido a un libro que de otra manera se habría convertido en un anecdotario más sobre la historia de los grandes consorcios de comunicación en el país del norte. Pero, además, Wu se las arregla para ofrecer una revelación o un hecho sorprendente en cada página, como bien anotó el comentarista de The Boston Globe. Tal como lo ilustra Wu, es asombrosa la vigencia de Schumpeter a la hora de analizar el desarrollo de las tecnologías de comunicación e información de las últimas doce décadas, inclu- yendo los fenómenos más actuales. En las historias de la telefonía, el cine, la radio en AM, la radio en FM, la televisión abierta, la televisión por cable, la televisión por satélite y la internet, el ciclo se ha cumplido una y otra vez. Wu introduce, adicionalmente, la metáfora del “botón maestro”, aquel mecanismo final del que parecen haber querido apoderarse los empresarios más ambiciosos para controlar sus industrias, desde la Radio Corporation of America de los años veinte hasta la Apple de nuestros días, pasando por las tres grandes cadenas estadounidenses y el oligopolio del cine. Revela así una de las paradojas de un sistema económico que en realidad ofrece altos márgenes de ganancia a los monopolios, al tiempo que pregona la libre competencia. A través de un recuento ameno y bien docu- mentado, Wu nos hace caer en cuenta, por ejemplo, de que después de una etapa inicial desordenada y confusa, el “botón maestro” del sistema telefónico recayó en la empresa que controlaba las líneas de larga distancia; y que después de la incertidumbre de los primeros años del cine en Nueva York, un puñado de empresarios que huyó a California para escapar de los abogados de Edison tomó el control de la industria y creó un sistema implacable de dere- chos de autor que sobrevive hasta nuestros días. Se comprueba en el libro cómo todas las tec- nologías que han generado imperios comenzaron 121 | Reseñas como inventos científ icos innovadores, que al convertirse en empresas monopólicas o cuasi monopólicas bloquearon o desdeñaron las inno- vaciones ulteriores. Los promotores originales del cine descartaron los largometrajes y perdieron el control del naciente medio; la radio de AM redujo por décadas las transmisiones de FM al papel de enlaces entre torres de transmisión, pero terminó cediendo ante la realidad de las limita- ciones técnicas de la AM; las tres grandes cadenas de televisión abierta imposibilitaron el desarrollo de la televisión por cable, hasta que Richard Nixon les quitó el botón maestro y el número de canales explotó; el cartel del cable perdió a su vez poder cuando Ted Turner consiguió saltar al satélite para enlazar estaciones locales por todo el territorio. Y así sucesivamente. El agente definitivo para amparar o impedir los bloqueos empresariales que sirven de base para los monopolios es el Estado. Wu documenta con gran detalle casos emblemáticos, como el de la naciente compañía telefónica Bell frente al monstruo tele- gráfico de Western Union, a comienzos del siglo XX. Pero también, en la década de los noventa, la intervención de la agencia antimonopolio estadou- nidense sirvió para preservar la naciente internet contra los impulsos acaparadores de Microsoft y su navegador, Explorer. Aunque en otros momentos decisivos el gobierno de Washington también se inclinó a favor del poder dominante, como en los casos de la televisión y la radio de FM. El autor arroja al final del libro elementos de análisis para dilucidar los posibles resultados del enfrentamiento del modelo empresarial cerrado de Apple contra el abierto de Google y Microsoft, en un intento por aplicar prospectivamente las ense- ñanzas del ciclo a través de la historia. El proceso de destrucción creadora les da toda la responsabilidad de los avances a los inno- vadores, individuos con una vitalidad y energía fuera de lo común, impermeables a los fracasos eventuales, a quienes diferencia de los inventores, generalmente científicos o técnicos que trabajan por amor al conocimiento y tienen muy poca visión de mercado. Por esa razón, circulan por el libro las historias emblemáticas, muy bien documentadas, de personajes como Theodore Vail, Adolph Zukor, David Sarnoff, Ted Turner y Stephen Wozkniak (este último, inventor), entre otros. The Master Switch no es un trabajo académico, pero está escrito con rigor: el apartado de notas ocupa 31 páginas. Su lenguaje es el de un buen reportaje periodístico, digno de un autor que ha sido colaborador de The New Yorker, Forbes, The Washington Post y Slate, pero con la claridad y estructura de un texto que bien podría servir como guía para los estudios de pregrado y posgrado sobre historia de los medios y las tecnologías de comunicación e información, omnipresentes en nuestras sociedades. José V. Arizmendi Comunicador social-periodista de la Universidad de la Sabana, con posgrados en la Universidad de Navarra y en la Universidad de Londres Director de la emisora Javeriana Estéreo Pontificia Universidad Javeriana