Sobre la investigación en las facultades de comunicación 488 On Research Work in Communication Departments The gathering of multiple individuals dealing with dif- ferent knowledge subject matters constitutes an enormous potential for any university. If this encounter is really trans- lated into a lively academic community, the manifest result would be a condition of possibility whereby knowledge and information can be created, recreated, and given new meanings. Thus, research on or within communication, is in urgent need of links and shared languages: research requires reducing dispersion and facilitating conversation, dialogue, socialization, and publications. A project, i.e., a clear research line and program, requires an educational environment where to be and to talk together foster the emergence of dissent and consensus, of new theories and sciences. Still, in the context of universities and higher education, research is not only a question of what and how, it is also a question of why do we do research for. The latter assertion is crucial in order for a university to really become a proper place of higher education, particularly in times when it is the market ṕlace who makes most demands from the university, thus the need to offer a type of teaching and research work that does not confine itself to attend immediate current economic forces and trends, usually with short-term needs in mind and a devotion for competitiveness in the mere interests of profitability Keywords: research, communication, education, aca- demic community, meaning platforms. Search tags :Research in communication. Virtual community. Education, high. Submission date: April 30th, 2010 Acceptance date: July 10th, 2010 Sobre la investigación en las facultades de comunicación Un enorme potencial de la universidad es el encuentro en torno al conocimiento de múltiples sujetos; si este encuentro lo traducimos en comunidad intelectual, en comunidad académica, se manifestará una condición de posibilidad para crear, recrear, semantizar y remantizar saberes, conocimientos e informaciones. La investigación de —o en— la comunicación está urgida de ligazones y lenguajes compartidos: la inves- tigación requiere reducir la dispersión y facilitar las conversaciones, los diálogos, las socializaciones y las publicaciones. Un proyecto, una línea y un programa investigativo demandan una pedagogía del estar- conversar juntos, para que emerjan los consensos y los disensos, las teorías y las ciencias. Ahora bien, en los contextos de la universidad y de la educación superior, la investigación no es sólo un asunto del qué y el cómo, también es un asunto del para qué investigamos. Esta articulación es clave para que la universidad sea el lugar de la educación superior en momentos en que se le demanda a aquélla, desde el mercado, una docencia y una investigación delimitada en torno a la coyuntura de las fuerzas económicas, la mayoría de las veces cortoplacistas y devotas de la competitividad para la rentabilidad. Palabras Clave: investigación, comunicación, peda- gogía, comunidad académica, plataformas de sentido. Descriptores: Investigación en comunicación. Comu- nidad virtual. Educación superior. Recibido: Abril 30 de 2010 Aceptado: Julio 10 de 2010 Origen del artículo Ensayo que escribió el autor en la convocatoria para una plaza como profesor de tiempo completo en el Depar- tamento de Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana, en enero de 2010. 489 Luis Fernando Marín Ardila* Sobre la investigación en las facultades de comunicación * Luis Fernando Marín Ardila. Colombiano. Estudió Filosofía, en la Universidad Nacional de Colombia, y Derecho y Ciencias Políticas, en la Universidad Autónoma de Colombia, en Bogotá. Magíster en Estudios Políticos, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente, es profe- sor de planta de la Pontificia Universidad Javeriana, en las facultades de Comunicación y Lenguaje y de Ciencia Política. Interesado en la investigación de la globalización desde la interdisicplinariedad, la filosofía política y la comunicación como proceso sociocultural vertebrado por relaciones de poder. Correo electrónico: luisfdomarin@hotmail.com La orientación mundialización -desmundialización significa que, si bien hay que multiplicar los procesos de comunicación y “planetarización” culturales, si bien necesitamos que se constituya una conciencia de “Tierra-patria”, también hay que promover, de manera desmundializadora, la alimentación de proximidad, los artesanos de proximidad, los comercios de proximidad, las huertas periurbanas, las comunidades locales y regionales. La orientación crecimiento-decrecimiento significa que hay que potenciar los servicios, las energías verdes, los transportes públicos, la economía plural —y por tanto la economía social y solidaria—, las disposiciones para la humanización de las megalópolis, las agriculturas y ganaderías biológicas, y reducir los excesos consumistas, la comida industriali- zada, la producción de objetos desechables y no reparables, el tráfico de automóviles y de camiones en beneficio del ferrocarril. Edgar Morin, Elogio de la metamorfosis De tensiones y rupturas del dispositivo escolar L a investigación no surge de la nada (ex nihilo) y tampoco tiene su origen en una heroica y adánica voluntad de meditadores carte- sianos aislados del contexto social, político, científico y académico. Claro está que la exigencia que demanda la investigación en comunicación es mayúscula, proteica, involucra a multiplicidad de actores. La retórica institucional en época de globalización diseña y redacta muchas veces docu- mentos que caen en gigantismo, en ambiciones desmedidas —con buenas intenciones—, pero sin inventarios claros y eficaces de recursos. El uso de ese lenguaje hiperbólico no es causado por mala fe, por formalismo (es decir, la atención desde el papel a los indicadores de acreditación) o por tranquilidad de conciencia. En muchas universidades, sucede que existen las condiciones, los deseos, los investigadores- docentes, la comunidad con distintos grados e intensidades de interacción e integración, pero falta autocomprensión, autovaloración, estrategia, gestión, sentido de la oportunidad. La universidad es el encuentro de sujetos, de saberes y de sueños en torno a la educación, el conocimiento y las posibilidades de transforma- ción que éste ofrece. Esta afirmación, prima facie, 490 Signo y Pensamiento 57 · Puntos de vista | pp 488-494 · volumen XXIX · julio - diciembre 2010 En tiempos posfordistas de flexibilización e individualización del trabajo, de ciudadanías esculpidas por las industrias culturales, de neoliberalismo agresivo y competitivo, y de anonimatos y dromologías desarticuladoras, estar juntos y compartir en torno a la educación y el conocimiento es casi un milagro. es una perogrullada; sin embargo, aguzando el sentido, el asunto es más trascendente. En tiempos posfordistas de flexibilización e individualización del trabajo, de ciudadanías esculpidas por las industrias culturales, de neoliberalismo agresivo y competitivo, y de anonimatos y dromologías desar- ticuladoras, estar juntos y compartir en torno a la educación y el conocimiento es casi un milagro o, en todo caso, es un acontecimiento extraordinario digno de ser aprovechado para estimular la emer- gencia de relaciones y comunicaciones creativas, afectivas, reflexivas. Desde este punto de vista, es legítimo ilusio- narnos, tenemos que, y debemos ser ambiciosos: referidos a la investigación en la universidad, el camino más largo empieza con los primeros pasos. Ahora bien, entre esos primeros pasos está interpretar nuestro entorno inmediato como caldo de cultivo del saber y la comunicación, sacándole partido al hecho de que nos congregamos coti- dianamente en el campus, las aulas y las salas de la universidad. Ahí están los estudiantes con sus expectativas y saberes, los profesores con sus expe- riencias y conocimientos, y los administrativos con sus estrategias y compromisos. La megalomanía y el afán perfeccionista pueden paralizar nuestras decisiones y nuestras acciones; con facilidad pode- mos caer en la retórica negativa de la investigación, perder tiempo y oportunidades valiosas hablando de ella en reuniones interminables. El primer paso es encontrarnos y leernos a nosotros mismos, generar los espacios deliberativos y propositivos, exponernos a la crítica constructiva de nuestros pares. Debemos acabar con la cultura de los profesores inéditos, y de los profesores y adminis- trativos que publican por publicar. El camino es que publicamos, luego comunicamos, porque investiga- mos. Insistimos, no se nos debe pasar por alto que una etapa crucial de la investigación es socializar y debatir; el proceso investigativo adquiere o expresa sus virtudes más espléndidas cuando se exhibe ante la mirada reflexiva y glosadora del otro. Entonces, al entender la investigación como un bucle de autocomprensión del sujeto individual y del sujeto colectivo, y transitar por la estrategia de que el camino más largo se empieza a recorrer con los primeros pasos, investigar en las facultades de comunicación tiene como plataforma dinamizadora el autopercibirnos y constituirnos como comunidad académica, al activar, estimular las dialógicas de saberes, y promocionar el ethos de lo público de las publicaciones, de lo público de las investigaciones. En este orden de ideas, una suerte de intros- pección colectiva contextual como camino a la investigación es el resultado de una voluntad de poder y de un deseo de saber que irrumpe, y genera reorientaciones y reestructuraciones al imaginario y a la praxis educativa que identifica a la escuela (a la institución educativa) como inercia e instalación de rutinas rígidas y esclerotizadoras. El imaginario escolar o la escuela como dispositivo de poder tienen como apalancamiento su constitución a prueba de conflictos, a prueba de sujetos (Marín Ardila, 2000) y a prueba de errores (problemas y ensayos). La escuela persiste en seguir siendo ins- tancia de obediencia y subordinación, de certezas indiscutibles, ámbito de homogeneizaciones, sin diferencias y sin preguntas. Este humus no es un buen abono para la inte- rrogación y la autointerrogación; este suelo puede reproducir la negativa retórica de la investigación consignada en los documentos que duermen el sueño de los justos. Reconozcamos y propiciemos el conflicto, al evitar la violencia física y la violencia simbólica; posicionémonos como sujetos, pasemos de los ejercicios a los problemas y a las preguntas. De esta manera, podríamos horadar el dispositivo y ganar en la chance que significa el estar juntos y comunicarnos. 491 Luis Fernando Marín Ardila | Sobre la investigación en las facultades de comunicación Concepto y praxis investigativa La razón analítica y funcional ha clasificado y fragmentado las tareas o dedicaciones de la univer- sidad en docencia, investigación y extensión. Esta tripartición ha sido asumida, muchas veces, acrí- ticamente, por la universitología y por la práctica educativa de las universidades mismas. Sabemos o intuimos que realmente la acción educativa y el sentido del acto educativo no separan y no deben separar estas dimensiones. ¿Cómo entender una práctica docente sin constatar que es una práctica que tiene como conditio sine qua non el estudio, la investigación? Los profesores no preparamos clases, los profesores estudiamos para educar. Del mismo modo, ¿cómo desligar la investigación de la docencia, del aula de clase como un marco en el que se propician las curiosidades, las críticas, las preguntas, las heteroglosias, las polifonías? En fin, ¿cómo proyectar-integrar la universidad socialmente si no es desde su ser mismo, desde su ofrecimiento de investigación y enseñanza? Ahora bien, el sentido de investigación que consignamos es distinto de una representación sofisticada de esta actividad, como si de torre de marfil se tratara; investigar no es exclusivamente descubrir lo nuevo, develar lo oculto, enseñar lo ignorado, diluir lo misterioso; investigar es, como diría Martin Heidegger (1977), resaltar lo que por anticipado estaba y pasaba desapercibido; investi- gar es reconocer, observar lo que ya estaba con otra mirada, otro gesto, otro estilo; investigar es ver la realidad, visibilizar los fenómenos y actuar con- forme con opciones comunicativas, hermenéuticas y complejas. Por ello, Henrich von Foester (1996) afirma que no existe el objeto (de investigación), sino descripciones del objeto o, para decirlo con Jesús Martín-Barbero (1991), apostamos a perder el objeto para ganar el proceso. Es promoviendo la existencia, desde nuestro discurso y nuestra praxis, de la comunicación como un campo de saber transdisciplinario, hermenéutico y complejo, que se resaltan los enfo- ques socioculturales (Mattelart, 1997), sistémicos (Ceberio y Watzlawick, 1998) y posfundacionales (Butler, Laclau y Žižek, 2004) en la delimitación flexible del mencionado campo. Esta estructura emergente de la comunicación se nutre desde las líneas de investigación puestas de relieve para la comunicación por Jesús Martín-Barbero (2007) y definidas como la integración entre el campo del saber, el programa de investigación y el dispositivo de evaluación. Las plataformas o nuevos arquetipos de síntesis de la investigación en comunicación Las consideraciones anteriores se dan en una contemporaneidad en la que el mundo de la comunicación es, a la vez, la comunicación mundo; se generan estas reflexiones en medio de la existencia de procesos de globalización, de procesos de modernidades múltiples, polimorfas y en disputa (Berjain, 2004). Para el pensamiento comunicacional (Miége, 1996), como, en general, para el conocimiento y la investigación de las ciencias sociales y/o humanas, se produce el desa- fío de complejidad y la apuesta por transitar del “nacionalismo metodológico” al “cosmopolitismo metodológico” (Beck, 2004). Ello conlleva una subversión epistémica y cultural, y la comuni- cación se convierte en productora-producida, condicionante-condicionada de este tránsito. Desde nuestra comunidad académica, ¿cómo podemos poner sobre el tapete dicho imperativo?, ¿cómo movilizarnos en esta dirección? En el caso de la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana se tienen avances; la hoja de ruta agenda país, la arquitectura de las líneas de investigación y otros documentos de la Facultad son, a este respecto, invaluables. Deberíamos pensar, también, en diseñar agendas mundo, en diseñar investigar en las facultades de comunicación tiene como plataforma dinamizadora el autopercibirnos y constituirnos como comunidad académica, 492 Signo y Pensamiento 57 · Puntos de vista | pp 488-494 · volumen XXIX · julio - diciembre 2010 Deberíamos pensar, también, en diseñar agendas mundo, en diseñar agendas en ciudadanías locales y en ciudadanías globales., agendas en ciudadanías locales y en ciudadanías glo- bales (Ortiz, 2002). Un primer aporte en este caminar es tomar estos procesos de globalización desde pla- taformas comprensivas y plataformas matrices, para incursionar y actuar en la complejidad de los procesos socioculturales de la era común (Robertson, 2005). Proponemos, entonces, que el campo investigativo de la comunicación sea interpretado y activado desde tres plataformas, con sus respectivas integraciones e interacciones: plataforma del mundo como unicidad operativa (Hobsbawn, 2003), plataforma de análisis y plataforma de sentido. Ha dicho Eric Hobsbawm que en el siglo xx el mundo avanzó hasta convertirse en una única unidad operativa, y señaló, de este modo, la emergencia de una interrelación planetaria, pero, sobre todo, la emergencia de un nuevo objeto, a la manera de una nueva gramática o regla de juego, que se puede denominar el “objeto mundo” o la “globalización”. Todos los aspectos de la vida eco- nómica, tecnológica, funcional, etc., ahora tienen como punto de referencia esta nueva cualidad de la interacción humana. Inspirados en esta afirmación de Hobs- bawm y también de Immanuel Wallerstein, proponemos otras gramáticas o plataformas que, en analogía y consonancia con la unidad opera- tiva, funcionen como paradigmas comprensivos y paradigmas de acción. Denominamos a esas gramáticas y/o paradigmas los patrones de análisis y de sentido. Estas matrices, la unicidad operativa, la analítica y la del sentido, se pueden aprehender como rutas, ya que le asignan un camino, un horizonte de inteligibilidad y de proyección al preguntar investigativo, al inte- rrogar científico. Cada plataforma la entendemos como parámetro o idea regulativa, pero también, y sobre todo, como un “nuevo arquetipo de sín- tesis” (Fazio, 2006), que nos permite entender e interlocutar con la sociedad de la comunicación y la era de la intensificada globalización informa- cional. El ya viejo arquetipo de la organización colmenar de las disciplinas científicas no da en el blanco comprensivo de lo que sucede actualmente (Wallerstein, 2005). Las plataformas o patrones son marcas de transdisciplinariedad, de reticula- ridad. Por lo tanto, es preciso que reconozcamos, que integremos un conocimiento y una con- ciencia acerca del hecho enorme del que hemos dado-padecido el tránsito vertiginoso de una modernidad de las causas a una modernidad de las consecuencias (Beck, 1997), de una moderni- dad simple a una reflexiva y de una modernidad sólida a una líquida (Bauman, 2005). El transcurrir de este tránsito de civiliza- ción se ha hecho necesario por la ocurrencia del desbarajuste-divorcio entre nuestros “órdenes de operación” y nuestros “órdenes de repre- sentación” (Arendt, 1993). Con todo y que la aleación de cerebro y máquina computacional pertenecen al paradigma complejo, no obstante mucho de lo que hacemos y experimentamos se escapa a nuestra representación y comprensión. Es la sociedad de los “sistemas expertos” y de las “señales simbólicas” (Giddens, 1993). El abismo entre funcionar y representar/comprender es lo que llamamos ausencia de sentido. En paráfrasis de Kant, podríamos decir que operaciones sin análisis y propósitos son ciegas; así mismo, teorías y sentidos sin aplicaciones y concreciones son abstractos y vacíos. Ahora bien, la interacción de plataformas que son rutas de exploración del “nuevo mundo” o del “nuevo objeto mundo” son indispensables, ya que un comunicador investigativo o un comuni- cador que se forma en investigación no sólo debe adquirir una información, apropiarla conforme con unas competencias, sino que y, por encima de todo, debe/tiene que posicionarse (ética, política y culturalmente) frente a estos conocimientos y la realidad que manifiestan. Posicionarse es construir y participar de un sentido. 493 Luis Fernando Marín Ardila | Sobre la investigación en las facultades de comunicación En la Tabla 1 mostramos los arquetipos o patrones de la investigación en la situación de interrelacionalidad de la globalización, intensi- ficada desde un sentido como agenda-apuesta glolocal-cosmopolita. Ulrich Beck sugiere un juego diferencial que, creemos, puede estar en sintonía con esta idea nuestra de la simbiosis de los patrones comenta- dos. En efecto, el sociólogo alemán aboga por la construcción de una mirada cosmopolita que sea generadora y generada por una reestructuración conceptual de la percepción (Beck, 2005, p. 30). El patrón de operación se asocia muy a menudo con la interdependencia económica mundial, y aunque esto es reduccionista en orden a entender la globalización, admitamos que goza de una extendida opinión. Consideramos que aquello que Beck llama mirada cosmopolita se puede bifurcar, por una parte, en el patrón de análisis que se constituiría a medida que se supere el nacionalismo meto- dológico por el cosmopolitismo metodológico; por otra parte, el patrón de sentido, que ya no es una idea de la razón, como lo expresó el pensamiento kantiano en la modernidad clásica, es “un sentido del mundo”, un “sentido de la ausencia de fronteras”: “La mirada cosmopolita quiere decir: en un mundo de crisis globales y de peligros derivados de la civilización, pierden su obligatoriedad las viejas diferenciaciones entre dentro y fuera, nacional e internacional, nosotros y los otros, siendo preciso un nuevo realismo, de carácter cosmopolita, para poder sobrevivir” (Beck, 2005). Realismo cosmopolita que conmina a que el patrón de sentido sea un posicionamiento cultural, ético-político, una acción como reorientación y reorganización de la vida humana. Si el patrón de operatividad responde a la pregunta por el ¿cómo?, y el de análisis por el ¿qué?, el patrón de sentido inte- rroga y responde al ¿para qué? La comunicación y la investigación en comu- nicación en esta modernidad global requieren una mirada cosmopolita y un “nosotros” o “una comunidad imaginada global”, que genere como perfil o patrón de sentido un contrapoder ante las consecuencias imprevistas y las tensiones que emanan del choque-encuentro entre los órdenes económicos, políticos y culturales, en esto que es la interrelacionalidad intensificada de la globali- zación del siglo xxi. Se hace inteligible que la modernidad global no es el producto de un racionalismo occidental expansivo más o menos planificado o imperial, es la resultante —la modernidad global— de dinámicas fuerzas históricas, que, ref lexivas, desancladas y comprimiendo el tiempo-espacio, nos han arrojado a la historia global (Giddens, 1996). Esta modernidad global es un factum, pero no una fatalidad. La modernidad global es una modernidad mundo que se está abriendo un ojo para verse en Patrón de operación Patrón de análisis Patrón de sentido Dimensión tecnoeconómica Dimensión epistemológica-semántica Dimensión ética-política Referido a eficiencia, razón instrumental. Referido a representaciones, imaginarios, paradigmas científicos. Referido al poder y a identidades y diversidad, al “nosotros cosmopolita”. La comunicación como infraestructura e innovación tecnológica. La comunicación como ciencia de la complejidad y estudios culturales. La comunicación como procesos socioculturales y relaciones de poder. Tabla1. La comunicación en el contexto de la modernidad global: matrices y rutas de investigación 494 Signo y Pensamiento 57 · Puntos de vista | pp 488-494 · volumen XXIX · julio - diciembre 2010 el espejo de la simbiosis entre patrón de opera- ción, patrón de análisis y patrón de sentido. La modernidad mundo es una mirada cosmopolita, no utopista a la manera del siglo xviii, sino una mirada realista, constatadora y, así, dinamizadora. La investigación en comunicación, en nuevas tecnologías de la comunicación, en procesos socioculturales, en replanteamiento de epistemes comunicacionales (Marín Ardila, 2007) está a la orden del día; la palabra que representa e ima- gina, que contextualiza y reflexiona, que critica y deconstruye, es necesaria para evitar que el abismo entre lo operado y lo comprendido crezca. Referencias Arendt, H. (1993), La condición humana, Barce- lona, Paidós. Bauman, Z. (2005), Modernidad líquida, Buenos Aires, fce. Beck, U. (1997), Modernización reflexiva, Madrid, Alianza Universidad. — (2004), Poder y contrapoder en la era global, Barcelona, Paidós. — (2005), La mirada cosmopolita o la guerra es la paz, Barcelona, Paidós. Beriain, J. (2004), Modernidades en disputa, Barce- lona, Anthopos. Butler, J.; Laclau, E., y Žižek, S. (2004), Contingencia, hegemonía, universalidad, Buenos Aires, fce. Ceberio, M. y Watzlawick, P. (1998), La construc- ción del universo, Barcelona, Herder. Fazio, H. (2006, abril), “La historia global: ¿encru- cijada de la contemporaneidad?”, en Revista de Estudios Sociales, núm. 23. Foester, H. von (1996), Las semillas de la ciberné- tica, Barcelona, Gedisa. La comunicación y la investigación en comunicación en esta modernidad global requieren una mirada cosmopolita y un “nosotros” o “una comunidad imaginada global” Giddens, A. (1993), Consecuencias de la moderni- dad, Madrid, Alianza. Giddens, A. et al. (1996), Las consecuencias perversas de la modernidad, Barcelona, Anthropos. Heidegger, M. (1977), El ser y el tiempo, México, fce. Hobsbawm, E. (2003), Historia del siglo xx, Bar- celona, Crítica. Marín Ardila, L. F. (2000, abril-septiembre), “Sujeto, subjetivación y formación pedagó- gica”, Investigación Educativa y Formación Docente, núms. 5-6, Facultad de Educación, Universidad El Bosque. — (2007), “Nuevo sensorium. Imágenes en Wal- ter Benjamin”, Pro-Posiçôes, vol. 18, núm. 3, Facultad de Educación, Universidad de Campiñas. Martín-Barbero, J. (1991), “De la comunicación a la cultura: perder el ‘objeto’ para ganar el pro- ceso”, Signo y Pensamiento, vol. 10, núm. 18. — (2007), Líneas de investigación, Facultad de Comunicación y Lenguaje y Agenda País, Bogotá, Facultad de Comunicación y Len- guaje, Pontificia Universidad Javeriana. Mattelart, A. (1997), “La institucionalización de los estudios de la comunicación. Historia de los cultural studies”, Telos, núm. 49. Miége, B. (1996), El pensamiento comunicacional, México, Universidad Iberoamericana. Ortiz, R. (2002), “Globalización, esfera pública, transformación cultural”, Signo y Pensamiento, vol. 21, núm. 41. Robertson, R. (2005), Tres olas de globalización. Historia de una conciencia global, Madrid, Alianza. Wallerstein, I. (2005), Las incertidumbres del saber, Barcelona, Gedisa.