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Diana Carmona Nobles
Historiadora colombiana egresada de la Universidad de Cartagena, Magíster en Comunicación de la Universidad 
del Norte. Docente de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena. Correspondencia: Cra. 
6 N°36-100, Claustro San Agustín, Universidad de Cartagena (Sede Centro). Teléfono: 5-6641411. Cartagena. 
Correo electrónico: dcarmonan@unicartagena.edu.co, dianacarmona210@gmail.com

El Cabildo indígena 
zenú de Arjona: 

prácticas comunicativas 
y acción política

Origen del artículo
Este artículo es el resultado de una investigación que 
se presentó para optar al título de Magíster en Comu-
nicación de la Universidad del Norte. La investigación 
fue dirigida por el profesor Daniel Aguilar Rodríguez 
y contó con el acompañamiento de José Trinidad Polo 
Acuña. La investigación se llevó a cabo entre febrero 
de 2010 y diciembre de 2012. Su epicentro fue el 
Cabildo indígena zenú ubicado en el barrio “Sueños de 
libertad” del municipio de Arjona (Departamento 
de Bolívar).

Recibido: Marzo 29, 2013
Aceptado: Septiembre 16, 2013

Submission date: March 29, 2013
Acceptance date: September 16, 2013

doi:10.11144/Javeriana.SyP33-64.ciza

The Zenú Indigenous Council of Arjona: 
communicative practices and political action

O Conselho indígena Zenú de Arjona: 
práticas comunicativas e ação política



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As práticas comunicativas do Conselho indígena Zenú de Arjona (Bolívar) são articuladas funcionalmente a ações 
políticas tendentes a conseguir o reconhecimento e autonomia como um povo indígena. Tais ações são determinadas 
pela necessidade de empoderamento da comunidade, através do uso de espaços legais e democráticos nos que são 
estabelecidas gestões e redes com instituições públicas e privadas para melhorar a sua situação como um povo e lidar 
com a vulnerabilidade. 
Palavras-chave: Conselho, indígenas, Zenú, empoderamento e práticas comunicativas.
Descritores: Conselho indiano, Zenues, empowerment.

Communicative practices of the Zenú indigenous Council of Arjona (Bolivar) are functionally articulated 
with political actions related to achieve autonomy and recognition as indigenous people. Such actions are 
determined by the need for community empowerment, through the use of legal and democratic spaces where 
efforts and networks with public and private institutions are established in order to improve their situation 
as community and confront vulnerability.
Key words: Indigenous council, indigenous, zenu, empowerment and communication practices.
Keywords plus: Indigenous council, cenu indians, empowerment.

Las prácticas comunicativas del Cabildo indígena zenú de Arjona (Bolívar) están articuladas funcionalmente 
con acciones políticas tendientes al logro del reconocimiento y autonomía como pueblo indígena. Tales accio-
nes están determinadas por la necesidad de empoderamiento de la comunidad, a través del uso de espacios 
legales y democráticos en los que se establecen gestiones y redes con instituciones públicas y privadas para 
mejorar su situación como pueblo y hacerle frente a la vulnerabilidad. 
Palabras clave: Cabildo, indígenas, zenú, empoderamiento y prácticas comunicativas.
Descriptores: Cabildo indígena, Zenues, empoderamiento.

Resumo

Abstract

Resumen



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El Cabildo indígena zenú de Arjona: 
prácticas comunicativas y acción política

Introducción

El presente artículo analiza el proceso de articu-
lación funcional entre prácticas comunicativas y 
acciones sociales colectivas e individuales llevadas 
a cabo por el Cabildo indígena zenú asentado en 
el municipio de Arjona, departamento de Bolívar. 
Para las necesidades de este trabajo, entendemos 
por prácticas comunicativas las acciones sociales 
que encuentran en la comunicación un espacio 
para instrumentalizar las normativas y el marco 
jurídico para beneficio individual y colectivo. 
Desde este punto de vista, las prácticas comunica-
tivas crean, inventan o reinventan las estrategias de 
sobrevivencia, de organización social y política y 
de representación individual y colectiva de manera 
permanente en lo cotidiano (Bourdieu, 2010; De 
Certeau, 2007). 

El Cabildo es el órgano representativo de la 
comunidad indígena que habita en el barrio “Sue-
ños de Libertad”, sector suburbano y periférico 
conformado por personas de escasos recursos, 
desplazados de distinto tipo, reinsertados de los 
grupos armados al margen de la ley y pandillas 
juveniles que afectan la seguridad de la zona. 
Tales prácticas están permeadas por acciones 
y demandas políticas del Cabildo tendientes al 
reconocimiento político de la comunidad nativa 
asentada en esa zona, la cual se encuentra en 
situación de vulnerabilidad.

La permeabilidad de acciones políticas en 
las prácticas comunicativas del Cabildo está 
determinada por varias razones. Una, porque el 
Cabildo solo tiene diez años de haberse consti-
tuido, lo cual hace que en esta etapa primigenia 
de formación las demandas por el reconocimiento 
político por parte del Estado y la sociedad sean más 
necesarias. Otra, la situación de vulnerabilidad 
de la comunidad nativa zenú coadyuva a que el 
empoderamiento sea una necesidad urgente en 
procura del mejoramiento de sus condiciones 
materiales; este empoderamiento ha demandado 
a las autoridades municipales el reconocimiento 
político de la comunidad indígena, sin embargo, 
el trato que han tenido ha sido como desplazados.

Teniendo en cuenta lo anterior, el Cabildo 
de Arjona se movió en dos niveles de prácticas 
comunicativas: una externa y otra interna. La pri-
mera consistió en establecer contactos y gestiones 
con empresas públicas y privadas con el fin de 
lograr beneficios para la comunidad en materia 
de salud, educación, trabajo, acceso a la tierra 
y desarrollo de la infraestructura del cabildo. 
Mención especial hay que hacer de las relaciones 
y contactos del Cabildo con las autoridades muni-
cipales de Arjona, particularmente con la alcaldía, 
con la que han estado en contacto permanentes, 
solicitándoles, entre otras cosas, la inclusión de la 

Diana Carmona Nobles



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Diana Carmona Nobles  |  El Cabildo Indígena Zenú de Arjona

comunidad indígena en los planes de desarrollo 
municipal para asegurar recursos que posibiliten el 
desarrollo social y cultural en condiciones dignas.  

Con la adopción de la Constitución Política 
de 1991, Colombia fue declarado, por un lado, 
como un 

Estado social de derecho organizado en forma 

de República unitaria, descentralizada, con auto-

nomía de sus entidades territoriales, democrática, 

participativa y pluralista, fundada en el respeto de la 

dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de 

las personas que la integran y en la prevalencia 

del interés general” (Constitución Política de 

Colombia, 1991).

y por otro, como un Estado que reconoce y 
protege la diversidad étnica y cultural de la nación 
colombiana (Constitución Política de Colombia, 
1991). A partir de allí las comunidades étnicas 
minoritarias del país comenzaron un proceso de 
empoderamiento a través de la utilización de los 
espacios democráticos y legales que el Estado puso 
a su disposición, lo cual redefinió la manera como 
los distintos grupos étnicos se representaban a sí 
mismos y eran percibidos por la nación. El caso 
colombiano no es excepcional, se encuentra inserto 
en el conjunto de las movilizaciones indígenas de 

América Latina en los últimos treinta años, las 
cuales han propiciado el paso de una lucha por 
la supervivencia a una lucha por la defensa del 
territorio y, más recientemente, por la autonomía 
y ampliación de su participación política (Peña-
randa, 2009).

Lo anterior permitió un proceso de visibilidad 
e inclusión de los grupos indígenas y comunidades 
negras como colectividades que hacían parte de 
la nación colombiana, con derechos y deberes 
plasmados en el sistema jurídico, donde se les 
reconocía, además, sus derechos de dominio sobre 
sus territorios ancestrales, cultura y memoria 
(Ariza, 2009). Sin embargo, tal inclusión cul-
tural, territorial y étnica a la nación se ha visto 
afectada porque en la práctica persisten actitudes 
discriminatorias y desplazamientos forzados que 
desarraigan a las comunidades de su territorio 
ancestral, afectando así su relación primigenia con 
su entorno tradicional, mutilando no solamente el 
cuerpo sino también su espíritu (Ramírez, Chávez 
y Molano, 2003).

En ese orden de ideas, este artículo analiza la 
representación política de una comunidad nativa 
en gran parte desplazada de su territorio ancestral 
y legal: el Cabildo indígena zenú, asentado en el 
municipio de Arjona, Bolívar. Nos centramos de 
manera concreta en las prácticas comunicativas 



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de carácter político que el Cabildo despliega para 
lograr un reconocimiento político y cultural no 
solamente por parte del Estado a través de las 
autoridades municipales, regionales y nacionales, 
sino también dentro de su propio ámbito étnico, 
tratando de diferenciarse políticamente del Res-
guardo Mayor de San Andrés de Sotavento1. 

Se ha escogido el Cabildo por ser la repre-
sentación política legitimada por parte de la 
comunidad indígena ante la sociedad, autorida-
des gubernamentales e instituciones públicas y 
privadas, desde donde se impulsan acciones colec-
tivas e individuales tendientes al fortalecimiento 
de la comunidad y la gestión. El diccionario de 
la Real Academia de la Lengua Española (2009-
2010), en sus varias acepciones define la palabra 
cabildo como: 

1) cuerpo o comunidad de eclesiásticos capi-

tulares de una iglesia o catedral; 2) ayuntamiento 

o corporación municipal; 3) corporación que 

representa a los pueblos; 4) agrupación de esclavos 

de una misma etnia que se reunían los días festivos 

para celebrar sus fiestas según costumbres de su 

tierra o región. 

Como se observa, los significados de la pala-
bra remiten fundamentalmente a una organiza-
ción representativa de colectividades o pueblos. 

A través del cabildo se puede estudiar la rela-
ción funcional entre las prácticas comunicativas y 
las acciones políticas en la comunidad indígena, 
explorando aspectos relacionados con el empode-
ramiento y las representaciones políticas que los 
indígenas tienen de sí mismos y del entorno que 
les rodea. 

Por otro lado, la extraterritorialidad del 
Cabildo, que no está ubicado en el territorio 
del tradicional Resguardo zenú, en el área del 
municipio de San Andrés de Sotavento (departa-
mento de Córdoba). Esto es un aspecto importante 
por cuanto muestra la capacidad de innovar en las 
prácticas políticas y socio-culturales que desplie-
gan los indígenas en la medida en que logran, por 
un lado, mantener un vínculo cultural con su espa-

cio ancestral desde unas condiciones diferentes y 
hasta adversas, pero reclamando al mismo tiempo 
autonomía territorial y administrativa, presentán-
dose lo que Néstor García Canclini (1989) llama 
desterritorializaciones y relocalizaciones de grupos 
sociales en permanente movimiento. 

 Las anteriores consideraciones permiten 
formular la siguiente pregunta: ¿cómo se articulan 
funcionalmente las prácticas comunicativas del 
Cabildo indígena zenú de Arjona con las accio-
nes políticas de reconocimiento de los derechos 
políticos y étnicos? Responder a este interro-
gante posibilitará comprender el cariz político 
que permea las prácticas comunicativas que un 
grupo étnico considerado minoritario despliega 
para reconocerse a sí mismo y para ser reconocido 
por los demás en sus especificidades políticas y 
culturales como pueblo. 

Elementos metodológicos y conceptuales 

Esta investigación es de carácter cualitativo-
descriptivo e incorpora algunas técnicas de 
la descripción etnográfica, las cuales permitieron la 
familiarización con la vida de la comunidad y los 
procedimientos organizativos del Cabildo. Así, 
se llevaron a cabo visitas periódicas al Cabildo 
indígena zenú ubicado en el barrio “Sueños de 
libertad” del municipio de Arjona, en las que se 
hicieron por un lado, observaciones sobre aspectos 
materiales de la comunidad (vivienda, población, 
alimentación, empleo) y por otro, entrevistas semi-
estructuradas con miembros del Cabildo (capitán y 
alguacil mayor) y con otras personas que no hacen 
parte directa del mismo pero sí de la comunidad.  

La información recogida a través de la 
observación y las entrevistas se complementó con 
la consulta de documentos administrativos del 
Cabildo, guardados en gran parte por el Algua-
cil Mayor Venancio Suárez. Estos documentos 
podrían considerarse como la memoria escrita 
del Cabildo, una especie de lo que Fals Borda 
(2002 /1979) llamó “archivos de baúl”. A través 
de ellos se puede conocer y analizar las acciones 
políticas que el Cabildo ha emprendido en materia 



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Diana Carmona Nobles  |  El Cabildo Indígena Zenú de Arjona

de consecución y acceso a la tierra, brigadas de 
salud, educación y la compleja relación mantenida 
con la administración municipal de Arjona. Estos 
archivos se componen de cartas, proyectos de inver-
sión, actas de reuniones y asambleas, presupuestos, 
citaciones, constancias de distinto tipo, listado de 
reuniones, censo de población (2007), fotografías 
y apuntes sueltos sobre distintos tópicos. 

La información recolectada fue procesada y 
analizada a la luz de conceptos que nos permitieron 
entender de mejor manera las prácticas comunica-
tivas en su dimensión política. En primer lugar, se 
partió de que la cultura es una construcción social de 
sentidos, la cual contribuye a que los pueblos ordenen 
su representación del mundo y de sí mismas (Geertz, 
1986). Esta construcción social de sentidos implica 
lo que Michel de Certeau denomina formas de 
hacer, maneras de emplear, o prácticas diarias que 
las sociedades despliegan para interactuar con lo que 
les rodea, incluyendo las variadas formas de domi-
nación. Las maneras de emplear se convierten en 
mecanismos de microresistencias que subvierten los 
sentidos iniciales de lo que se consume, desde 
productos materiales hasta los más sutiles discursos 
contenidos en las leyes y los medios de comunicación 
(De Certeau, 2007). 

Una de las tantas formas de hacer de la gente 
corriente, de la gente anónima, como denomina 
De Certeau a las personas de a pie, encuentra en 
la comunicación un espacio para instrumentalizar las 
leyes y el marco jurídico en beneficio propio; 
en otras palabras las prácticas comunicativas se 
convierten en mecanismos que permiten construir 
sentidos de comunidad o de pueblo. Estos sentidos 
presentan diferentes grados de complejidad, tal 
como lo aprecia Pierre Bourdieau (2010) cuando 
caracteriza las prácticas sociales desde dos niveles 
que se retroalimentan mutuamente: por un lado, 
el mundo social en su complejidad, no reducido 
a reglas automáticas que reproducen modelos 
acabados y esquemáticos y por otro, las acciones 
de la gente como parte de una configuración 
social total, donde un hecho, por nimio que sea, 
comporta un efecto sobre los demás; donde existen 
al mismo tiempo oposiciones y equivalencias que 

no necesariamente son percibidas por los actores 
sociales como contradictorias o concordantes. 

Bourdieu ilustra la práctica social con la 
metáfora del juego en el que existe un campo 
social y unos jugadores, los cuales conocen las 
reglas del juego, que si bien están definidas, no son 
mecánicas en su aplicación sino que son innovadas 
por los jugadores en la medida en que las acciones 
comportan un sentido nuevo y necesario. En otras 
palabras: entender el juego por el juego mismo, 
complejo en las acciones que se despliegan y simple 
en los resultados del mismo (Bourdieu, 2010, pp. 
129-138). Así, las prácticas comunicativas se con-
figuran en un lugar privilegiado donde se dirimen 
cuestiones de poder e identidad, se actualizan 
tensiones sociales y se reproducen cotidianamente 
estrategias pragmáticas de resistencia y negociacio-
nes en un espacio liminar en el que se habita: un 
espacio procesual de conflicto cultural, vulnerabi-
lidad territorial, estigmatización y migración, tal 
como ilustramos a lo largo del trabajo. 

Lo liminar constituye un espacio móvil e 
inestable desde donde se pueden deconstruir 
clasificaciones y generar nuevos modelos/sistemas 
culturales capaces de reconfigurar las relaciones 
sociales. Los espacios liminares también podrían 
ser tomados como “lugares de subordinación”, 
donde las prácticas sociales de resistencia y 
negociación configuran procesualmente un sis-
tema alternativo de significados e instituciones 
que luchan por establecer nuevos y diferentes 
órdenes. En esos lugares las prácticas sociales 
de la población indígena actúan reflexivamente 
deconstruyendo ideologías y formas de ocupación 
dominantes, al mismo tiempo que las presuponen 
para poder posicionarse legítimamente en el con-
texto interétnico (Dreidemie, 2008, pp. 157-185). 
De esta manera, la comunicación se convierte en 
una práctica social, histórica y creativa.

Correlativamente, la comunicación es uno de 
los campos prácticos del hacer, por ello las prácticas 
comunicativas comportan no solamente medios 
sino acciones en este caso, de carácter político ten-
dientes al reconocimiento de la condición nativa, 
su representatividad y autonomía ante el Estado 



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y la sociedad, así como ante sus propias formas 
tradicionales de organización política. 

El concepto de reconocimiento hace referen-
cia a acciones políticas en las que las diferencias 
de lenguaje, género, raza, etnia o religión son 
esenciales, y que los Estados y sus instituciones 
modernas y contemporáneas deberían reconocer-
las y asignarles recursos públicos, considerándolas 
como formas de identidad corporativa oficialmente 
reconocidas (Martínez, 2011, pp. 1824-1835). La 
lucha por el reconocimiento político (indígena) 
del Cabildo indígena zenú de Arjona pasa tam-
bién por un proceso de representatividad política 
que se encuentra en construcción, no solo con 
relación al Estado, sino también con respecto a 
la organización política tradicional de su propia 
comunidad, materializada en el Resguardo 
Mayor de San Andrés de Sotavento. Ariza (2009) 
ha mostrado cómo la crisis de legitimidad del 
Estado moderno y la Constitución colombiana 
de 1991 fueron los elementos coyunturales que 
permitieron la emergencia de discursos y accio-
nes políticas afirmativas de los indígenas, cuya 
difusión en medios de comunicaciones nacionales 
e internacionales ha sido fundamental y ha domi-
nado la agenda política de los nativos en su relación 
con las autoridades y la sociedad nacional, tal como 
lo mostraremos más adelante.

De los reinos zenúes a los actuales Cabildos 
indígenas. El caso del Cabildo de Arjona 
(Bolívar)

Los miembros del Cabildo de Arjona y buena parte 
de la comunidad indígena que este representa se 
autoadscriben e identifican con el etnónimo de 
zenúes, descendientes de un pueblo indígena que 
habitó buena parte de las sabanas costeñas, con un 
legado cultural que aún permanece con diferentes 
niveles de existencia y representación. El pueblo 
zenú, constituido en tiempos pasados por comuni-
dades organizadas en reinos independientes, ocupó 
una vasta área que comprendía parte del Urabá, el 
río Sinú y las hoyas de los ríos San Jorge y Cauca. 
Este fue precisamente, uno de los espacios a los 

que se dirigieron las acciones de los españoles con 
el objeto de explorar tierra adentro en busca del 
anhelado Perú y el oro que en él se encontraba. 
Así, la primera expedición al Sinú se hizo en 1534 
por Pedro de Heredia, que encontró los restos de 
una cultura compleja en su organización y con un 
notable desarrollo (Melo, 1977, p. 194). 

Las descripciones de los cronistas y las pocas 
investigaciones posteriores sugieren que la agricul-
tura desarrollada, sobre todo en el reino Fincenú, 
tenía un notorio avance por los sistemas de riego 
empleados a través de canales, los cuales permi-
tieron un mejor avance no solo en cuanto a comu-
nicaciones fluviales, sino también en términos del 
desarrollo de una agricultura sostenida (Falchetti 
y Plazas, 1981). No obstante, cuando los españoles 
llegaron a la zona describieron unas comunidades 
indígenas diezmadas demográficamente, quizás 
por acción de las enfermedades que introdujeron 
los europeos. Aún con estas dificultades, se logró 
que el Rey Carlos III de España emitiera una 
Cédula Real en 1773, mediante la cual creó y reco-
noció la existencia legal del Resguardo Indígena 
Zenú, localizado en el área de lo que fue el reino 
Fincenú, con 83.000 hectáreas, permitiéndoles a las 
comunidades el uso de un espacio propio donde 
desarrollar sus actividades vitales de carácter 
material y espiritual (Velandia, 2012). 

Con la llegada del siglo XIX, al amparo de 
las reformas “liberales”, se inició un proceso 
de incorporación de las comunidades indígenas 
al control del Estado-Nación, impulsado por las 
élites criollas con el objeto, no solo de obtener 
las tierras que aquellas ocupaban, sino también 
con el fin de campesinar a los nativos para obtener 
mano de obra que se necesitaba para la expansión 
de la agricultura y la ganadería. Las tierras de 
resguardo se convirtieron en blanco de ataques de 
la elite política que tenía intereses en expandir sus 
tierras, tal como lo plantea Jairo Gutiérrez:

Sin embargo, el Estado republicano no podía 

erradicar de un golpe las arraigadas instituciones 

que heredaba del régimen colonial. Debido a 

ello, se optó por una serie de cambios graduales 



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Diana Carmona Nobles  |  El Cabildo Indígena Zenú de Arjona

que condujeran a la desintegración progresiva de 

las comunidades indias, logrando de este modo su 

incorporación en la proyectada nación de ciudada-

nos. En la prosecución de este fin, la política integra-

dora republicana adoptó como sus líneas maestras 

la supresión del tributo indígena, la abolición de 

los resguardos y el menosprecio de la civilización 

de salvajes. No obstante, la materialización de 

cada una de estas aspiraciones políticas de las élites 

en instituciones jurídicas y sociales estables corrió 

con diversa suerte a lo largo del siglo, y a tono con 

las diversas circunstancias políticas, sociales, étnicas, 

culturales y regionales que debieron tomarse en 

consideración. (2002) 

A partir de 1860 la situación comenzó a ser 
desfavorable para los resguardos indígenas, pues 
se presentaron agudas disputas por tierras entre 
los indígenas de San Andrés (provincia de Chinú) 
y los vecinos de Chimá (provincia de Lorica). 
La clase política de la zona y las instituciones 
encargadas de administrar justicia actuaban a 
favor de los ganaderos, que mediante acciones de 
hecho trasladaban sus ganados a las cementeras 
de los nativos, ocasionando el deterioro de los 
cultivos. Los indígenas no obstante se defendían, 
tal como se registró con los nativos de El Retiro 
y Mateo Gómez, que atacaban los ganados de los 
hacendados de Montería cuando ingresaban a sus 
predios (Flórez y Solano, 2007). 

Con el resurgimiento de las luchas indígenas 
a mediados de la década de 1960 en Latinoamé-
rica, comenzó una intensa lucha del resguardo de 
San Andrés de Sotavento por recuperar tierras y 
fortalecer su cultura. Así, en 1970 se iniciaron de 
manera sostenida gestiones en pos de la recupera-
ción de la tierra, en las que la comunidad indígena 
zenú desplegó acciones, tal y como nos lo explica 
Velandia:

La lucha por la tierra inicia claramente en la 

década del setenta, pero su culminación es difícil-

mente determinable, entre los últimos años de la 

década y los primeros de la del ochenta, cuando se 

transforma en una lucha étnica y se deja de lado 

la identificación específicamente campesina. Las 

comunidades en esta primera etapa tuvieron un 

proceso fuerte de organización que se manifestó 

en una estructura social que dio cabida a los líderes 

como dirigentes del proceso de lucha. Fue cuando 

se decidió tomar por la fuerza las fincas en posesión 

de los terratenientes de la región, consiguiendo con 

ello los primeros resultados. En ese momento, era 

clara la unidad: la unidad por la tierra, la unidad 

por la lucha […] la identidad misma; todo ello bajo 

la acción de la lucha directa, por la fuerza, para la 

recuperación de fincas. (2012)

Con la Constitución de 1991 se reconoce al 
país como multiétnico y pluricultural, permi-
tiendo que las minorías étnicas sean reconocidas 
legalmente por instituciones públicas y privadas, 
con derechos y deberes plenamente confirma-
dos a través de la utilización de los espacios 
democráticos y legales que el Estado puso a su 
disposición. Pese al avance que supuso la Cons-
titución de 1991 para las culturas indígenas en 
nuestro país, el recrudecimiento de la violencia de 
los actores armados contra los grupos indígenas 
se acrecentó de manera alarmante, generando 
desplazamientos y desarraigos de los cuales no 
estuvieron exentos los nativos del Resguardo 
Mayor de San Andrés de Sotavento. Entre 1998 y 
2000 los desplazados en el departamento de Cór-
doba oscilaron entre 17.000 y 18.000; entre 2002 
y 2007 San Andrés de Sotavento se encontraba 
entre las poblaciones con mayor desplazamiento en 
el contexto nacional (Arias y Caicedo, s.f., p. 15, 
36, 37). 

En efecto, indígenas del Resguardo Mayor 
emigraron hacia otros lugares del país y de la 
región, desplazados de su territorio ancestral. 
Estos se ubicaron en áreas periféricas vulnerables 
de centros urbanos. Algunas de estas comuni-
dades comenzaron a organizarse en Cabildos 
Menores en procura de un mejoramiento de sus 
condiciones materiales, gestionando recursos con 
instituciones públicas y privadas, tal como sucede 
con el Cabildo zenú de Arjona que a continuación 
se trata. 



Signo y Pensamiento 64 · Avances  |  pp 46 - 60 · volumen XXXIII · enero - junio 2014

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El Cabildo y la comunidad indígena zenú 
de Arjona (Bolívar)

El Cabildo indígena zenú de Arjona está ubicado 
en el municipio de su mismo nombre, a 30 kilóme-
tros al sur de Cartagena sobre la carretera Troncal 
del Caribe, en el barrio “Sueños de Libertad”, 
sector periférico constituido en su mayoría por 
personas y familias de escasos recursos, indígenas, 
desplazados, pandillas juveniles y grupos armados 
al margen de la ley, entre otros. No existen actual-
mente en la alcaldía municipal datos estadísticos 
que nos permitan hacer una caracterización más 
completa de la población que allí vive, pues “Sue-
ños de Libertad” ni siquiera aparece registrado en 
el Plan de Desarrollo Municipal.

El Cabildo fue creado en 2001 y reconocido 
por la alcaldía municipal nueve años después, aun-
que en ese lapso de tiempo el mismo ha trabajado 
intensamente en gestiones para el desarrollo de 
la comunidad indígena (Cabildo Indígena zenú 
de Arjona, Acta de Convocatoria para elección de 
Junta Directiva, Arjona, 5 de diciembre de 2010) 2. 

Según el censo de 2007 que elaboraron las 
autoridades cabildares, la comunidad nativa zenú 
de “Sueños de Libertad” estaba constituida por 82 
familias, las cuales sumaban 350 personas (Cabildo 
Indígena zenú de Arjona, Censo Poblacional 
Comunidad Indígena Zenú de Arjona, Arjona, 
2007); no obstante, en conversaciones con la capi-
tana Teodora del Carmen Suárez, esta sostiene que 
actualmente hay unas 135 familias, observando un 
aumento de 53 familias (conversación personal, 14 
de diciembre de 2010). 

El Cabildo como órgano político representa-
tivo de la comunidad es el encargado de propo-
ner los planes de desarrollo de la misma, hacer 
gestiones con instituciones públicas y privadas 
para el bienestar de los indígenas y es también 
el interlocutor válido, legitimado y reconocido 
tanto por autoridades municipales como por la 
misma comunidad nativa. Por  tal razón, sobre 
el Cabildo recae la responsabilidad de tejer la red 
de apoyo y las comunicaciones con la sociedad y 
las instituciones.

Prácticas comunicativas: acciones afirmativas, 
empoderamiento y reconocimiento desde 
el Cabildo

En este punto se estudiarán las maneras en que las 
prácticas comunicativas del Cabildo indígena zenú 
de Arjona (Bolívar) están determinadas y permea-
das por acciones políticas de reafirmación cultural 
tendientes al posicionamiento y reconocimiento 
político-administrativo por parte del Estado y la 
sociedad, en un contexto de extra-territorialidad 
con relación al Resguardo Mayor. Las prácticas 
comunicativas de carácter político de los nativos 
se vuelven necesarias para el requerimiento inme-
diato del reconocimiento de la diferencia cultural 
y los derechos culturales, sobre todo en la etapa 
inicial de formación en la que las demandas polí-
ticas y de comunicación están a la orden del día. 
En efecto, las acciones políticas de reafirmación a 
través de la comunicación se pueden evidenciar en 
dos niveles que se retroalimentan: en la interac-
ción con la sociedad y las instituciones estatales, 
y el segundo, con relación a sus propias formas 
organizativas. 

Desde el período colonial las comunidades 
indígenas que habitaron el territorio de lo que 
actualmente es Colombia han demostrado capaci-
dad para apropiarse funcionalmente de escenarios 
políticos y utilizarlos en beneficio propio para 
defender sus derechos. Al lado de acciones de 
hecho también han estado presentes las acciones 
de derecho, en las que ha jugado un papel impor-
tante la construcción de una cultura política que 
ha encontrado en leyes, constituciones y espacios 
políticos, intersticios por donde difuminar y mini-
mizar el poder hegemónico (De Certeau, 2007; 
Foucault, 1978). 

Joanne Rappaport (2000) y Jane Sanders 
(2010) por ejemplo, mostraron cómo los indí-
genas del Cauca han establecido una dialéctica 
pasado-presente en el que la memoria se apropia 
de las representaciones políticas de los poderes 
hegemónicos para defender su derecho a la tierra 
y a su identidad. Estos grupos indígenas han 
sabido negociar con liberales y conservadores a 



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Diana Carmona Nobles  |  El Cabildo Indígena Zenú de Arjona

lo largo del siglo XIX y más recientemente, con 
las distintas fuerzas políticas y gubernamentales, 
el acceso y la propiedad de la tierra a cambio de 
apoyos en coyunturas electorales. En este proceso, 
la memoria tradicional incorpora nuevos elemen-
tos que contribuyen a actualizar los mitos políticos 
fundacionales. 

En estas acciones la comunicación es de vital 
importancia por cuanto posibilita el uso de distin-
tos lenguajes y medios que intervienen tanto en 
la construcción de la realidad como en la relación 
con otros pueblos, así como en la generación y 
apropiación de espacios democráticos a través de 
formas organizativas. Así, desde mediados de la 
década de 1960, se ha presentado un resurgimiento 
político de las comunidades indígenas caracte-
rizado por una militancia política étnica que 
empezó a utilizar la comunicación y sus medios 
para autoafirmarse y mostrar, ante la sociedad y las 
instituciones, su singularidad cultural y el respeto a 
sus derechos. Oscar Espinosa (1998), por ejemplo, 
ha mostrado cómo los indígenas de la Amazonía 
peruana se apropiaron del lenguaje jurídico del 
Estado y de las erróneas representaciones exóticas 
que la sociedad tenía de ellos, con el propósito 
de revisar y redefinir sus instituciones políticas 
tradicionales; así, no desaprovecharon oportunidad 
para hacerse ver o escuchar en televisión y en radio. 
En otras palabras, escenificaron lo exótico que la 
sociedad peruana quería ver de los indígenas, 
pero al mismo tiempo mostraron su existencia al 
Estado y la nación. 

En otro contexto Carmen Gómez Mont (2012) 
ha analizado el uso social de internet por parte de 
las comunidades indígenas mexicanas, mostrando 
cómo su cosmovisión tradicional se traduce en 
lenguajes digitales. Para el caso colombiano está el 
trabajo de Quiguanás y otros (2011) que muestra 
el uso de las tecnologías en comunicaciones que 
hace la Asociación de Cabildos Indígenas del 
Cauca a través de su página web.

El ejemplo más cercano de utilización de 
los medios masivos de información por parte 
de los nativos zenúes es Mexión Estereo, una radio 
comunitaria creada en 2006 y ubicada en el muni-

cipio de San Andrés de Sotavento, en predios del 
Resguardo Mayor (Ministerio de Comunicaciones, 
2009). Sin embargo, Mexión tiene cobertura solo 
para el área del Resguardo Mayor en el departa-
mento de Córdoba, dejando de lado otras zonas 
donde han proliferado Cabildos menores.

El Cabildo zenú de Arjona se encuentra 
en una etapa primigenia en sus prácticas comu-
nicativas, sin embargo, ello no quiere decir 
que carezcan de estrategias en ese sentido, de hecho 
en el nivel externo sostienen una variedad de gestio-
nes y comunicaciones con instituciones públicas y 
privadas, así como también con medios de comu-
nicación a los cuales invitan para que divulguen 
su situación, necesidades e identidad como pueblo. 
Teledique, canal de televisión comunitario del área 
del Canal del Dique con sede en Arjona (Bolívar), 
ha sido invitado por el Cabildo en diferentes oca-
siones para que divulgue aspectos de la comunidad 
zenú, hasta el punto que se hizo un documental 
especial sobre este. Venancio Suárez, Alguacil 
Mayor del Cabildo, afirmó que en el último capítulo 
del documental, el cual quedó sin terminar, 

[…] iba a haber comida típica, porque nos 

organizamos todos […] porque esto es un hecho 

y hay que sacarlo a la luz pública para que sepan 

de qué se trata, quiénes somos nosotros, para saber 

en qué sitio, en qué sector, cuál es el sector donde 

nosotros andamos y dónde estamos (entrevista a 

Venancio Suárez, 8 de abril de 2012). 

Como se deduce de las palabras de Venancio, 
es clara la idea de la vinculación de los medios de 
comunicación con el proyecto de consolidación 
política del Cabildo: la identificación de un 
nosotros indígena y la territorialización de un área 
que ocupan y que necesita ser reconocida por la 
opinión pública. 

En otras oportunidades el Cabildo de Arjona 
ha estado presente en opiniones públicas junto a 
otros Cabildos y organizaciones sociales, como 
por ejemplo en la Declaración del Foro por la 
Defensa de la Biodiversidad y la Soberanía Ali-
mentaria, realizado el 6 de diciembre de 2006 en 



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Cartagena, donde se adhirieron a la defensa de 
la biodiversidad, la agricultura, la protección 
de los saberes ancestrales, el rechazo a la firma del 
tratado de libre comercio con Estados Unidos y 
el respeto por los derechos culturales de las mino-
rías étnicas3. La idea de incluirse junto a otras orga-
nizaciones en declaraciones públicas sobre temas 
de interés nacional demuestra la preocupación de 
hacerse visibles políticamente ante la sociedad y 
mostrar una clara vinculación entre estrategias de 
comunicación y espacios de participación política.

Por otro lado, la idea de hacerse visibles va de 
la mano de la preocupación por la tierra y enfocan 
sus prácticas comunicativas en instituciones públi-
cas y privadas para conseguir el acceso a la misma. 
Entre 2003 y 2005 el Cabildo entró en contacto con 
el INCORA (Instituto Colombiano de reforma 
Agraria) que los asesoró para la elaboración de 
un proyecto con el objeto de acceder a la tierra y 
ponerla a producir a través de la intermediación 
de AGRITEC, empresa dedicada a la producción 
y comercialización de alimentos orgánicos. Así, 
el Cabildo consiguió en arrendamiento treinta 
hectáreas de tierra a razón de 200,000 pesos 
por hectárea al año, valor financiado por AGRI-
TEC. En esa oportunidad se sembró ñame, yuca 
y maíz, sin embargo, el proyecto quedó incompleto 
debido a la entrada de grupos al margen de la ley 
que dieron al traste con los esfuerzos del Cabildo 
(entrevista a Venancio Suárez, 8 de abril de 2012). 

Las prácticas comunicativas del Cabildo 
zenú con relación a las autoridades municipales 
de Arjona son mediadas por la demanda de reco-
nocimiento político y cultural de la comunidad 
indígena, que se presentan en dos niveles: el de 
reconocimiento formal por la ley y el de recono-
cimiento de su condición cultural. Con relación 
al primero, el Cabildo zenú fue reconocido en el 
año 2001 por el alcalde del municipio de Arjona, 
Carlos Tinoco, en un acto que contó con la presen-
cia del Cacique Mayor del Resguardo San Andrés 
de Sotavento (entrevista a Venancio y Teodora del 
Carmen Suárez, 15 de abril de 2012). Desde ese 
momento, la presencia de los indígenas zenú con 
representación del Cabildo de Arjona se ha movido 

entre dos tipos de reconocimiento de su condición: 
uno como desplazados y otro como indígenas. 

Venancio Suárez señaló que en el año 2010 
el alcalde de Arjona no había querido reconocer 
la condición de indígenas de los miembros de la 
comunidad agrupada en el Cabildo, pero en cam-
bio sí la de desplazados, en un acto de contradic-
ción, puesto que el Cabildo ya había sido recono-
cido oficialmente (Venancio Suárez, comunicación 
personal, 11 de abril de 2010). El interés del alcalde 
se evidencia en las varias citaciones que se hicieron 
al Cabildo para discutir temas relacionados con el 
desplazamiento, tal como sucedió en el año 2008, 
cuando Julio César Castellón Martínez, alcalde de 
ese entonces, solicitó una reunión con Venancio 
para tratar asuntos relacionados con la situación de 
desplazados en su comunidad. El requerimiento se 
hizo nuevamente algunos meses después, esta vez 
por el Cabildo, incorporando el tema del Plan de 
Desarrollo Municipal de Arjona y el beneficio 
de este para la comunidad nativa. Esto evidencia la 
capacidad de los líderes del Cabildo para utilizar 
los espacios legales e incluirse en los planes de 
desarrollo social municipal (Correspondencia 
de Julio César Castellón Martínez a Venancio 
Suárez, Arjona, 5 de marzo de 2008; Correspon-
dencia de Teodora Suárez a Julio César Castellón, 
Arjona, 28 de abril de 2008). Teodora del Carmen 
Suárez argumentó que los nativos tenían claridad 
sobre el alcance de las connotaciones del recono-
cimiento como indígenas y como desplazados: 
la primera, con trascendencias constitucionales, la 
segunda, de ley de la república (Teodora del 
Carmen Suárez, comunicación personal, 11 de 
abril de 2010). 

Estos argumentos nos permiten establecer que 
no es que los nativos no se sientan desplazados, de 
hecho en gran parte lo son, pero saben que el recono-
cimiento de la identidad indígena les da herramien-
tas constitucionales más sólidas para enfrentar pro-
blemas más estructurales como el acceso a la tierra, 
pues resuelto este, se logran superar los obstáculos 
del desplazamiento forzado. En otras palabras, con 
el reconocimiento constitucional de pueblo indígena 
se puede acceder a la tierra y en teoría, se resolvería 



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el problema del desplazamiento forzado porque 
aseguraría el espacio vital donde se reproduce la 
cultura y se desarrollan actividades de sobreviven-
cia. Mientras el reconocimiento como indígenas le 
asegura un papel activo a la comunidad, con voz y 
voto en la toma de decisiones gubernamentales que 
los afectan, el reconocimiento como desplazados los 
reduce a sujetos sociales pasivos, que reciben del 
Estado y sus instituciones, un tratamiento impuesto, 
lineal y de una sola vía.

Como se colige de los contactos y gestiones 
del Cabildo ante los espacios gubernamentales de 
Arjona y de Bolívar, las prácticas comunicativas 
del mismo han implicado acciones de derecho en 
el escenario político para lograr el reconocimiento 
pleno de sus derechos como pueblo indígena; sin 
embargo, ante la ambivalencia de las autoridades 
para reconocer la condición de nativo, el Cabildo 
ha optado por utilizar la categoría de desplazados 
para lograr beneficios transitorios que alivien su 
difícil situación de vulnerabilidad.

“Pueblo Indígena Zenú de Bolívar. Cabildo 
Mayor Indígena Zenú de Bolívar. Unidad, 
Territorio, Cultura, Autonomía, Dignidad”

El anterior subtítulo corresponde al lema del 
proyecto político de varios cabildos zenú del depar-
tamento de Bolívar para conformar un Cabildo 
Mayor, que agrupe a los cabildos menores como 
una forma de organización política más amplia 
y compleja, con mayor capacidad de representa-
ción, movilización y presión ante las autoridades 
gubernamentales y del mismo Resguardo Mayor. 
La idea del Cabildo Mayor marca de por sí una 
diferenciación de pertenencia territorial, pues hace 
referencia a un nuevo territorio, desprendido del 
Resguardo Mayor de San Andrés de Sotavento. 

García Canclini (1989) aborda lo que deno-
mina las tensiones entre desterritorialización y 
reterritorialización, refiriéndose a dos procesos 
que se presentan al mismo tiempo: la pérdida de 
la relación natural de la cultura con los territorios 
geográficos y sociales, y relocalizaciones territo-
riales relativas, parciales, que agrupan viejas y 

nuevas producciones simbólicas. Esta parece ser la 
situación que se observa en la comunidad indígena 
adscrita al Cabildo zenú de Arjona: por un lado, 
mantienen su vínculo con su cultura ancestral, 
o la representación cultural que de ella tienen, 
incluyendo el territorio; por otro lado, han sido 
desplazados de manera forzosa hacia otros espacios 
que necesariamente deben construir y apropiarse 
de ellos, es decir, de alguna manera han sido 
desterritorializados y abocados a reterritorializar 
otros espacios. 

En segunda instancia, la unidad de los 
Cabildos y las comunidades en ese nuevo espacio 
reterritorializado les garantizaría la autonomía y el 
desarrollo sostenible con base en un modelo propio. 
El borrador de los Estatutos del Cabildo Mayor 
precisaba de mejor manera estas cuestiones, parti-
cularmente en el artículo tercero que trata sobre el 
objeto de la organización en los siguientes puntos: 

•  Defender, promulgar y velar por los Derechos 
de las Comunidades Indígenas zenúes existen-
tes en el departamento de Bolívar;

•  Consolidar, afianzar y fortalecer la autonomía 
política, administrativa, jurídica, cultural y 
territorial de las Autoridades y comunidades 
indígenas zenúes de Bolívar;

•  Fortalecer nuestros sistemas propios de desa-
rrollo como pueblo culturalmente diferente;

•  Firmar convenios o contratos, con entidades 
públicas y privadas en el ámbito municipal, 
departamental, regional, nacional o internacional;

•  Administrar y ejecutar con transparencia los 
recursos propios y aquellos que por otros con-
ceptos les sean asignados. (Estatutos del Cabildo 
Mayor Indígena Zenú de Bolívar, borrador, 2012)

Como se observa, la idea de autonomía estaba 
implicando el reconocimiento territorial de las 
comunidades zenúes en Bolívar, inversión en 
planes de desarrollo social y libertad de contra-
tar con entidades públicas y privadas; todo ello 
contemplado en un modelo propio de desarrollo 
integral sostenible. Las áreas de trabajo sobre las 
que este modelo se proyectaba eran las siguientes:



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•  Organización Política y derecho Propio;
•  Tierra, Territorio y Naturaleza;
•  Educación propia y Cultura;
•  Salud, Medicina y Conocimiento tradicional;
•  Agricultura y Soberanía Alimentaria;
•  Mujer, Género y Familia;
•  Juventud, Recreación y Deporte;
•  Vivienda Tradicional y Artesanías;
•  Justicia propia, Convivencia y Derechos Humanos;
•  Niñez y Tercera Edad.
  (Estatutos del Cabildo Mayor Indígena Zenú de 

Bolívar, borrador, 2012)

Algunos de estos puntos tenían antecedentes 
de gestión en el Cabildo de Arjona, tales como los 
requerimientos sobre tierras, ya fuese en calidad 
de arrendamiento o propietarios, así como talleres de 
capacitación y prevención en el área de la salud. 

Por otro lado, los estatutos propuestos para la 
creación del Cabildo Mayor de Bolívar y las áreas 
sociales de trabajo que abordaban fueron incluidos 
y discutidos en una estrategia de comunicación 
colectiva que consistió en la realización del I 
Congreso Indígena Zenú de Bolívar, llevado a cabo 
los días 12 y 13 de mayo de 2012. Allí, además 
de discutir los estatutos y las áreas de trabajo, se 
escogieron las directivas de la nueva organización 
política indígena de carácter departamental, en 
un esfuerzo inicial por empoderar y posicionar 
políticamente los cabildos menores del pueblo zenú 
ubicados en el departamento de Bolívar4.

Conclusiones

En este articulo se ha analizado la relación fun-
cional entre prácticas comunicativas y acciones 
políticas del Cabildo indígena zenú de Arjona, 

órgano representativo de la comunidad nativa 
zenú. El Cabildo es legitimado por la comunidad 
y reconocido por las autoridades municipales como 
interlocutor válido entre los indígenas y las insti-
tuciones públicas y privadas, lo cual lo privilegia 
en este caso como objeto de investigación. 

Se ha mostrado cómo las prácticas comunica-
tivas agenciadas por el Cabildo están permeadas 
por acciones políticas, porque el fortalecimiento 
de la comunidad nativa en estado de vulnera-
bilidad ha requerido de un empoderamiento a 
través de la utilización de las leyes que los grupos 
indígenas han forjado y el Estado ha puesto a su 
disposición. Estas acciones se han movido entre 
el reconocimiento como indígenas y el reconoci-
miento como desplazados, cuestión que no es de 
poca importancia puesto que coadyuva, en el caso 
de la primera, a connotaciones constitucionales, y 
en la segunda a leyes y reglamentaciones coyun-
turales. No obstante, el trabajo ha mostrado cómo 
el Cabildo ha aprovechado también la condición 
de nativos desplazados para gestionar apoyos en 
beneficio de la comunidad.

El empoderamiento y las acciones políticas 
del Cabildo tendientes a su reconocimiento como 
órgano de representación política de la comunidad 
indígena se movieron en dos niveles: uno, con rela-
ción a las autoridades gubernamentales y el sector 
privado; otro, con relación a su matriz política y 
cultural: el Resguardo Mayor de San Andrés de 
Sotavento. Ello muestra cómo las prácticas comu-
nicativas del Cabildo desplegaron lo que Martín 
Barbero (1998) llamó una lógica de la diferencia 
a través de las prácticas de los actores sociales, 
que desde lo local se insertan en una trama de 
relaciones políticas donde se tejen a la vez, redes 
de apoyo, gestión y tensión. 



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Notas

1.  Se entiende por Resguardo a la unidad territorial, po-
lítica y cultural comunitaria de los pueblos indígenas, 
reconocidas legalmente desde el período colonial por 
parte de la Corona española y posteriormente por los 
gobiernos republicanos. En Colombia, la Constitución de 
1991 reafirma su existencia legal caracterizando las tie-
rras de Resguardo como inalienables, imprescriptibles e 
inembargables (Herrera, 1998 pp. 93-128; Constitución 
Política de Colombia, 1991).

2.  Por primera vez un alcalde municipal de Arjona, en este 
caso Julio Castellón, firmaba un acta de una asamblea 
del Cabildo, legitimando la existencia del mismo.

3.  Disponible en: http://biodiv-mesoam.blogspot.com/2006/ 
11/declaracin-del-foro-por-la-defensa-de.htlm. 

4.  Disponible en:  http://montesdemariamitierramidenti-
dad.blogspot.com/2012/05/conformacion-del-cabildo-
mayor-indigena.html